M83

“Junk”: La energía no se destruye

Existe gente ilusa que cree en la muerte. Es más, que está convencida de que cuando falleces, todo se va a negro, te meten en un cajón, echan tierra y hasta nunca. No tienen ni idea. No es una cuestión filosófica ni religiosa. Son los hechos. Por ejemplo, si de verdad crees que Prince ha muerto, ¿puedes explicar de dónde sale el nuevo disco de M83? Porque gente como Prince o Bowie no se muere. Son energías creativas que simplemente se transforman. Pasan de un estado sólido, material, a otro etéreo pero igualmente tangible. Bastan dos canciones de “Junk”, el nuevo trabajo de M83 para darte cuenta de que el bigotillo y las camisas de chorreras ahora vienen de un francés que se mueve entre lo analógico y lo digital.

Esos temas, “Do It, Try It” y “Go!”, presentan una vocación electrónica ejecutada desde una base de instrumentación tradicional. Y si la primera tiene ahí su arranque Crystal Castels, “Go!” es más ortodoxa, más respetuosa con los esquemas clásicos de ritmos marcados, arreglos noventeros, bajada y subidón con cuenta atrás incluida. Y un solo de guitarra muy a lo Minneapolis, como el flow que vertebra “Walkway Blues”.  A partir de ahí, todo cambia un poco. “Bibi the Dog” parece un homenaje al pop francés de los setenta, “Moon Crystal” explica su facilidad para entrar en las BSO de las películas, aunque en este caso parezca perfecta para un episodio de Vacaciones en el Mar, y Solitude es el resultado del aprendizaje tras colaborar con J.J. Jarre.

M83

Fotos: Andrew Arthur

Esa es la línea en la que se mueve “Junk”, entre las dos aguas que parecen marcar la trayectoria más actual de M83. Desde el pop-rock más o menos electrónico a esta cosa sinfónica y más ambiciosa (o pretenciosa) que se percibe en la segunda parte del disco. Mucha más instrumentación y ausencia de estrofa/estribillo de toda la vida, como en “The Wizard”. Que le queda capacidad para sacarse singles no cabe duda, y ahí está “Road Blaster” para demostrarlo. Otra cosa es el interés que tenga en moverse en esos formatos tradicionales. Porque hasta consigue llevarse a su redil a Beck, que siempre suele dar su toque a cada colaboración, pero en este caso apenas deja más que su aportación nominal.

No todo es bueno en las energías que fluyen. Sí, a veces pueden alumbrar una ciudad, mostrar el camino y servir de guía y modelo. Pero si no eres consciente de que estás haciendo eso, seguir algo, puedes perder de vista tu propio camino y deslizarte por las pendientes en las que cayeron los que te precedieron. Sobre todo porque gran parte de ese nuevo camino puede ser mortal en directo. Y si te agarras a lo que te funcionaba, ¿de qué sirven los experimentos? Es algo que vamos a seguir con curiosidad en sus conciertos de julio en Bilbao (BBK Live), Madrid (Noches del Botánico) y Barcelona (Festival Jardins de Pedralbes).