Marineros

La salvación del pop electrónico llega desde Chile.

Durante el pasado mes de noviembre, y como ya viene siendo habitual desde hace cinco años, se celebró en Santiago de Chile la Feria Pulsar. Organizado como un escaparate de la escena musical del país, el evento –polémicas aparte– es el lugar ideal para tomarle el pulso a las propuestas emergentes que brotan cada día de manera exponencial. La última banda en despuntar con fuerza desde el otro lado del Atlántico es Marineros, que con su primer disco han alcanzado el número uno en descargas en iTunes en su país, robándole el puesto a la todopoderosa Adele y superando todas las expectativas. Expectativas que, por otro lado, no habían parado de aumentar desde agosto de 2014, fecha en la que el grupo entró en el estudio y empezó a mostrar los resultados de su trabajo con cuentagotas. Las canciones se empezaron a viralizar y se comenzó a hablar de las nuevas promesas del pop chileno.

Detrás de Marineros están Soledad Puentes y Constanza Espina, dos jóvenes cuyos caminos se cruzaron el 2 de abril de 2011, en el Lollapalooza chileno. Desde entonces comenzaron a compartir sus ideas e inquietudes musicales, que desembocaron en varias demos, una de las cuales acabó en manos de Javiera Mena. Ella no dudó en enseñarsela a su productor, Cristián Heyne, el cual decidió involucrarse en el proyecto y producir su álbum de debut, ‘O Marineros’, el cual ha sido coeditado por el sello de Heynes, Demon, junto con el de las propias Marineros creado para la ocasión, Barquito.

MarinerosEsta foto: Nacho G. Riaza / Foto arriba: Camila Valdés

El resultado es un conjunto de diez canciones que justifican con creces todo el revuelo creado a su alrededor. Electropop minimalista, elegante y por encima de todo, sincero. Canciones donde la pareja vuelca de una manera preciosista sus sentimientos más profundos. Dolor, pérdida, incomprensión, sensualidad, misterio y alegría fluyen siempre acompañadas de una base musical que potencia cada una de las imágenes casi poéticas creadas en cada ocasión. Las guitarras sencillas sustituyen a los teclados como guía melódica en canciones que recuerdan irremediablemente a The XX y a Daughter (‘El lado oscuro de tu corazón’, ‘Submarino’, ‘Sueños’) y que comparten su atmósfera melancólica. Las baterías a lo The Cure ayudan a sumirse en la oscuridad a los temas más desoladores (‘Montañas’, ‘Soledad’), mientras que las más positivas buscan en sus compatriotas Javiera Mena y Fakuta ese punto de electronica a bajas revoluciones (‘Cae la noche’, ‘Brisa’) con la pista de baile como destino. Completan el abanico de registros ‘Espero’ y ‘Secretos’, que apuntan hacia el pop más guitarrero de Dënver y que cuentan con los mejores estribillos de la placa, y la más experimental, ‘Oh Oh’, una suerte de rap que engancha desde el primer verso gracias al juego de voces.

En definitiva, ‘O Marineros’ es un disco introspectivo y muy personal en su lírica pero que no tiene reparos en mirar hacia el exterior en su parte musical. El acierto está en que estas Soledad y Constanza han sabido digerir todas esas influencias hasta encontrar un equilibrio apropiado para sostener su universo particular, conviriténdolo de este modo en algo con el que todos nos podemos sentir identificados en algún momento de nuestras vidas. Quizás sea pronto para decirlo, pero con discos así, Chile se erige como el próximo salvador del pop en castellano.