MILAGRES, ALGO COMPLETAMENTE NUEVO QUE YA HAS ESCUCHADO ANTES

Puede que no lo parezca, pero la labor del criticar discos a veces supone una dura prueba para aquel que la desempeña. En muchísimas ocasiones se plantea una dura lucha contra uno mismo, contra las ideas preconcebidas, las ganas de dar algo por sentando, una lucha por obligarse a ser objetivo. El segundo disco de la banda neoyorkina Milagres es uno de estos retos que a menudo surgen. Porque uno ha de poner sus mayores esfuerzos en vencer la tentación de escribirse toda la reseña después de escuchar solo 22 segundos de ‘Glowing Mouth’ y despachar el disco con un comentario del estilo: “¿De verdad el mundo merecía otros Coldplay?” Los acordes de piano, la voz de Kyle Wilson y la cadencia general de este breve intervalo de tiempo en “Halfway” obligan a mirar la carpeta varias veces para cerciorarte de que no es un trabajo de incógnito de la banda londinense. Así que, como todo un profesional, te pones a escuchar los 44 minutos y 16 segundos restantes. Y aunque la cosa no mejora demasiado (el estribillo de ‘Here to Stay’ va a provocar alguna demanda de plagio), si se aprecian las suficientes diferencias para escribir alguna línea más, y eso que el propio Kyle Wilson lo comenta con desparpajo: “No tratamos de diferenciarnos de los demás grupos, ni intentamos hacer mejor lo que otras bandas ya han hecho antes. Simplemente hacemos música que amamos”.

MILAGRES, Así que el resto de ‘Glowing Mouth’ continúa en esa línea de pop con ambición de transcendencia casi clerical, algo que debe frustrar cuando no se consigue. En ocasiones, la insistencia en los ritmos y los coros lejanos dotan a las canciones de un tono de mantra y las canciones, como “Moon On The Sea’s Gate”,  van discurriendo hacia una mayor madurez, acercándose más al estilo intenso y épico de The Dears, pero todavía lejos de su calado. Un puro espejismo, porque inmediatamente, “Gone”, volvemos a las andadas. En el fondo, es probable que hayan hecho muy bien. Quién no se ha encontrado en ocasiones con la sensación de que alguien había llevado a término una idea que tú rumiabas durante años. Quizá lo mejor es seguir delante y que sea lo que Dios quiera. Y quién sabe. Quizás lo suyo sea el directo. Lo comprobaremos en el próximo San Miguel Primavera Sound.