Neo2 Memory

Neo2 Set Grand Prix: Un viaje a París, una carrera de karts, una fiesta… que noche la de aquel día

Sábado 26 de abril de 2003, 09:00_ Estoy un poco nervioso. Siempre lo estoy cuando tengo que coger un avión. Pero hay tiempo de sobra. El avión no sale hasta las 14:00 pm. Vuelo a París. Fred Phi nos ha montado un planazo en la ciudad del amor. Se trata del primer Neo2 Set Grand Prix, una carrera de karts en la que compiten Neo2 y sellos franceses de música electrónica underground. He quedado a las 12.00 am con el resto del staff en la T3. Son las 10:00, vivo a 60 km del aeropuerto, a unos 40 minutos. He decido coger el coger el coche, total el plan es coger el primer avión de vuelta a la mañana siguiente. Solo será un día de parking. Salgo ya, prefiero llegar una hora antes a estar histérico dando vueltas por casa. Es sábado no creo que haya tráfico.

En el kilómetro 28 de la A-6 dirección Madrid, la autopista está cortada. Cojo la vía de servicio. Me creo muy listo, pero 500 metros más adelante la vía de servicio también está cortada. Miro a lo lejos que un enorme camión container está atravesado en la carretera. Ha debido derrapar. La cabina del conductor ocupa uno de los carriles de la vía de servicio, y el container 3 carriles de la autopista. Me empiezan a entrar sudores. Se supone que iba con más de una hora de antelación. Y ahora puede que no llegué ni a embarcar. No nos movemos. Le mando un sms a Elena y le digo que estoy en un atasco, que me saque la tarjeta de embarque por si acaso llego muy justo. Aunque lo que temo es no llegar. Empiezo a ventilar.

3 horas más tarde llego al aeropuerto de Madrid. Aparco y salgo corriendo. Voy con el tiempo justo. Mis compañeros me están esperando. Pero me dicen que tranquilo, el vuelo va con retraso. Así que nos damos una vuelta por el Duty Free. Pillo una botella de orujo blanco. Llegaremos a las 17:00 o así. Y el Gran Prix no empieza hasta las 21:00. Habrá que echar una mano mientras. Salvo Fred Phi, tampoco conozco a la gente de París. Unos chupitos de orujo ayudarán a romper el hielo y hacer amigos antes de que empiece la carrera.

Finalmente aterrizamos. Una bolsa de plástico con una botella de orujo dentro como único equipaje de mano. Somos muchos así que mejor cogemos el metro y echamos unas risas por el camino. Hemos quedado con Fred en el Karting Porte de la Chapelle. Es un gran circuito indoors de karts situado en algún punto de la periferia. Llegamos. Huele a garaje, las instalaciones son enormes. Además de la pista hay cafetería, bar… es como un club privado. Mientras Fred Phi nos guía a través de las instalaciones me entran ganas de ir al baño. Así que voy. Dejo a mi espalda la bolsa de plástico con la botella dentro colgada del picaporte en forma de L. Oigo que alguien intenta abrir la puerta e inmediatamente después un gran golpe cristalino contra el suelo. Al intentar abrir la puerta, alguien giró el picaporte haciendo que la botella de orujo se precipitase contra el suelo. Nunca había tomado orujo a modo de fragancia. A la gente le parece muy gracioso. Al final a mí también. De una forma u otra, la botella cumplió su objetivo, distender el ambiente. Aunque, afortunadamente, detrás de la barra del bar hay bastante más alcohol. (Sigue…)

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Son las 9. Las puertas están a punto de abrirse. Me dicen que el parking está Bertrand Burgalat, el músico. Poco a poco va llegando el público: gente de la moda, la música, periodistas… algunos de ellos convertidos en pilotos de karts por un día. Cada sello discográfico ha confeccionado su propio mono de carreras… todo súper profesional. Los artistas están emocionados. Los que no conducen se toman un chupito mientras los pilotos se aprenden el reglamento. Los motores comienzan a rugir. Un sonido atronador que se mezcla y remezcla con la música que pincha Jarvis Cocker, sí, el de Pulp. Nunca le pregunté a Fred Phi cómo es que Jarvis Cocker terminó pinchando en una fiesta de Neo2. Pero el caso es que allí estaba.

Son 3 horas non-stop de carrera: “Pedro Pan (Neo2) al volante; Anna la Chocha releva a Patrick Thevenin (Nova); Harald y Eric Moran defienden los colores de F-Com; Krikor, Alex y Laeticia (Karat) se pegan al volante; Pedro Winter (Headbanger) y su chica , Nadège Mezzou (Colette) ganan el primer premio al buen humoor. Durante la carrera, Eric Dahan (Liberation) se une a la fiesta del bar con Fabrice Lamy (Kwality); Alex Jaillon (Trax) se divierte como un adolescente; Sam Bobino hace honor a su puesto de relaciones públicas mundanas junto al Sindicato del Hype representado por Thierry Thbolier y sus compañeros Pascal Bories (Technikart) y Frank Chevalier (Modzik)… Clovis debe ir a reunirse con Guillermo para el set Dirty en La Luna, y deja que Dorotheé deambule entre las conversaciones de Eglantime (esposa de Marine) y Damien Yee (Barbara Bui)”. (Sigue…)

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La carrera toca a su fin… El ruido de los motores se acaba y Ariel Wizzman hace entrega de la copa a los 3 equipos ganadores: Amarillo, Bloque 46 y Headbanger… Nicolas Liebman, del equipo ganador, está pletórico; Aurore Leblanc (FG) reconforta a su amor y Joseselin busca siluetas para el próximo número de WAD… Todos los agitadores de la noche parisina de la primera década del siglo 21 estuvo en la gran noche del Neo2 Set Grand Prix. La fiesta prosigue en el bar del circuito hasta las 02:00. Pero la nuestra debe continuar unas cuantas horas más. El avión de vuelta no sale hasta las 10:00 am. Fred Phi nos dice que tranquilos.

Cuando el Karting Porte echa el cierre, Fred Phi nos sube a todo el staff de Neo2 a una gran furgoneta. Nuestro destino: algún lugar que mole y que nos acoja al menos hasta las 6 o 7 de la mañana. La misión parece fácil, pero no lo es. Finalmente encontramos el sitio, no recuerdo el nombre del local, pero nos dio cobijo hasta el amanecer que era lo importante.

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Después de alguna peripecia en el metro, coreografía incluida de Elena, que terminó en el suelo, llegamos al aeropuerto de Charles de Gaulle. Está prácticamente vacío. Pedimos unos cafés y salimos a la calle a fumar. De repente suenan unos petardos y vemos como 2 coches vienen a toda velocidad. El copiloto del coche de atrás llevaba medio cuerpo fuera de la ventanilla. En la mano tiene una pistola. Las balas suenan como raro, parecen de mentira. Los tiros de verdad no son como los de las películas. Nos quedamos con la boca abierta. En el suelo, junto a nuestros pies hay una mancha líquida oscura de la que sale humo. Pedro y yo nos miramos a la cara perplejos, y luego nos palpamos el pecho y el estómago. Pero no, la mancha del suelo no es sangre. No nos habían dado. Es solo el café que Pedro había derramado por el susto. Sanos y salvos decidimos bajar la rampa para seguir a los coches. Agazapados vemos que el coche de atrás había alcanzado al primer vehículo y maniataban al conductor.

Volvemos a entrar en el aeropuerto. Contamos lo de los tiros, pero nadie nos cree. Subimos al avión y pasamos todo el vuelo sin pegar ojo, solo hablando de la noche, de la carrera, de Jarvis Cocker, de los disparos…  Al llegar a Madrid, sobre las 12 am, solo deseo que hayan retirado ya el camión de la autopista.

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Fotos: Vincent Sannier
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