A Pablo Iglesias no le gusta Joe Crepúsculo. En la reciente campaña electoral, el músico catalán compuso una canción para que sirviera de sintonía en los mítines de Podemos. El líder de la formación despreció el tema en un programa de televisión y defendió que él prefería la marcial “Z” de Theodorakis. Es lícito pensar que, muy probablemente, Pablo Iglesias no tenga ni la más remota idea de quién es Joe Crepúsculo. Pero sin duda haría muy bien en escuchar “Nuevos Misterios”, el flamante disco del bueno de Joe, porque aprendería unas cuantas cosas. Por ejemplo que no es bueno tener complejos, que esas ideas que tratamos de ocultar al final siempre salen a flote y nos hacen parecer peor de lo que somos. Por eso Crepúsculo hace mucho tiempo que dejó de preocuparse por algo tan tonto. Decidió ser él mismo y mostrarlo cada vez que tiene ocasión. “Nuevos Misterios” es su trabajo más serio, dentro de su visión hedonista de la vida. Cuando ya ha alcanzado la capacidad compositiva que le define y le distingue. Arraigado en unas letras cada vez más poéticas, el entorno musical sigue pareciendo frágil pero es sorprendentemente sólido, porque es la elasticidad y no la rigidez lo que confiere resistencia. Así, Crepus introduce nuevos estilos, nuevos misterios que añadir a su repertorio. Juega a indios y vaqueros en “Corazón de Colmillo” y se convierte en M.I.A o Die Antwoord en “Reina del locutorio”. Imprime, por fin, su demoledor estilo vocal como el crooner que en realidad es aunque él no lo sepa en “El reino de la nuez” y “La morada”, canciones en las que deja de ocultarse detrás de los sintetizadores y se muestra de cara, lo que siempre entraña el peligro de que la rompan, pero él sale agigantado. Por el camino ha firmado “La Verdad”, un hitazo que merece ser la canción de verano 2015 y con “A fuego” y “Somos perros” ha sentado las bases de lo que tiene que ser un nuevo y longevo estilo: la rumba sintética. Pero en nada de todo esto hay el más mínimo rastro de traición a sí mismo, y Joe vuelve a ser él en “Maricas”. Y todo esto Crepus lo ha hecho de verdad, sin complejos, sin palabros altisonantes ni discursos manidos. Sin inventarse enemigos ni buscar referencias fáciles en el siglo pasado. Sin adoptar ni una sola solución sencilla, sino haciendo sencilla cada solución. Sí, a Pablo Iglesias le vendría bien prestarle más atención a Joe Crepúsculo.
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