En el centro histórico barcelonés, en pleno barrio del Raval, se encuentra el restaurante “Lo de Flor”, un lugar cálido, acogedor, único, con la huella personal de quién lo regenta, la argentina Flor Falchetti —de ahí el nombre “Lo de Flor”—. Este espacio se rescató en noviembre de 2011 dotándolo de cuidado interiorismo, muy detallista, con aires vintage, donde predomina la madera y los muebles recuperados y restaurados y los elementos decorativos de estilo rústico: balanzas, arpillera, útiles de labranza.
Flor, de madre asturiana y padre napolitano, afincada en Barcelona y con una gran experiencia en el mundo de la hostelería —lleva más de veinte años dedicándose a esto— es una mujer luchadora que además disfruta de lo que hace, por eso el trato cuidado y personalizado al cliente. Ella y un pequeño grupo de mujeres maravillosas, se hacen cargo del local. De atenderte se encargará la propia Flor, presentándote uno a uno los platos del menú, con qué vino es mejor maridarlos y hará que tu estancia sea placentera. Detrás de los fogones, Silvia Randisi dará presencia, textura y sabor a los platos diseñados por el chef Nenúfar Schatz Encina.
Exigente consigo misma y con el equipo que le rodea, Falchetti mantiene una coherencia en el concepto y la carta desde el inicio hasta el final. Con seis años y unos meses de vida, el restaurante apuesta por los productos de temporada y presenta platos de influencia española, francesa e italiana de clara inspiración mediterránea. Una carta corta, fácil y divertida revela el mimo hacia el comensal, que puede elegir mejillones, sopas, steak tartar de buey, patés de pato y oca, exquisitas verduras salteadas o la famosa stracciatella de búfala italiana, un icono del lugar.
Hablamos con Flor sobre su restaurante, sobre como mantenerse en tiempos difíciles, también del barrio y como no de las condiciones vitales actuales de Catalunya.
“Lo de Flor” es tu primer proyecto personal, ¿qué significa para ti? Para mi es un proyecto vital como te puedes imaginar, es como un ente, como mi alter ego en directo. Es tratar de unir una poesía con una raíz cuadrada, el negocio y el deseo. La idea de “Lo de Flor” es que te pasen varias cosas, que te sientas en casa, que vengas a comer, aquí tiramos de pulso, de corazón, de manos, de buen producto, producto de estación, de mercado, de proximidad, slow food (comida lenta). Lo bueno desde la sencillez, lo menos es más, “less is more” me encanta, la simpleza, lo complejamente sencillo, con emoción, con cariño, con detalles. Como ves no es solo la comida, es todo un escenario.
“Simplicidad sin simplificaciones” que decía el cineasta Farocki… me pierdo con tantas categorías gastronómicas, ¿qué es eso de slow food? Es un movimiento internacional que surgió en Italia y que se contrapone a la estandarización del gusto, promoviendo las tradiciones gastronómicas regionales, con sus productos y métodos de cultivo. “Lo de Flor” se identifica totalmente con este movimiento que aboga por el placer y conocimiento. Buscamos la frescura, la sencillez para ofrecer buena comida, ejecutada con precisión sin vueltas de tuerca que no son necesarias. El buen gusto también es una meta aquí, si te fijas la decoración tiene que ver con lo mismo, recuperar las tradiciones, todo son materiales nobles, no hay plástico ni elementos del llamado diseño contemporáneo.
Traspasas una puerta de madera vestida con cortinas blancas y te sientas, entonces vienes tú y recomiendas personalmente. Efectivamente el menú nace de mi elección, desde mi paladar, de mi sentimiento personal y eso trato de transmitirlo en los platos, por eso los describo con sumo cuidado a nuestros clientes. La música y la luz también son elecciones personales, forman parte del ambiente, del cuidado personalizado que ofrecemos en esta casa.
Bueno, ¿y qué recomendarías entonces? El menú cambia en función de la estación, aunque hay una serie de platos fijos que me acompañan siempre, un recorrido mediterráneo que tiene que ver con mi padre, con mi madre, con de donde vengo. Yo no me perdería la stracciatella, que es la primera hora de la mozzarella, servida con tomate fresco rallado y aceite de oliva. De carnes, el steak tartar de buey cortado a cuchillo, el secreto ibérico y las mollejas de ternera con chimichurri verde son una delicia o los pescados del día, siempre salvajes y hechos al punto.
Sobre el chef, ¿cuál es la función de Nenúfar Schatz? Nenúfar lleva con nosotros un tiempo, es nuestro chef profesor, y luego tengo a la gran Silvia Randisi que realiza los platos en el día de día. Nenúfar enseña técnicas a Silvia, los tres hablamos mucho, pensamos cosas y combinaciones –siempre respetando los principios de sencillez y cocina de mercado que tiene “Lo de Flor”– y diseñamos platos que luego pasan a menú. Yo no vengo de una escuela de hostelería, por ello esto lo hacemos en vivo y en directo y viene de la constancia en el trabajo y del amor al oficio.
¿Cuánto cuesta cenar por persona? Unos treinta Euros.
¿Y el negocio como lo llevas? Es complejo y más cuando uno no tiene detrás una economía que le apoya y sostiene en la búsqueda. Es difícil mantenerse en pie, pero bueno, aparte de las dificultades aquí seguimos.
El restaurante esta situado en lo más profundo del Raval. Cuéntame como influye el barrio. El barrio tiene sus pros y sus contras, este momento es uno de los más complejos, pese a ello hay un gran grupo de comerciantes que trabaja realmente para que el barrio no termine de caer.
Y el atentado del verano y el momento “Process”, ¿han afectado? No hay tanto turismo y “Lo de Flor” se ha resentido mucho con la falta de visitantes, veremos como evoluciona todo …
Honestidad pura, gracias Flor! Una cosa buena de la recesión económica es la aparición de restaurantes más sencillos, donde la atención se centra en proporcionar buenos alimentos a precios razonables. Personalmente prefiero la calidad a platos mínimos a precios desquiciados.
Lo de Flor, Carrer de les Carretes 18, Barcelona. Abierto de jueves a lunes de 20h a 24h.