SITGES 2014: HACIA EL ORIGENWhen Animals Dream

DISECCIONANDO SITGES 2014. Por Carmen Cocina

Con la friolera de 320 (así es nada) películas programadas y cuatro secciones competitivas en su última edición, el Festival de Cine de Sitges constituye un auténtico desafío para cualquier periodista que aspire a separar el grano (que lo hay a patadas) de la paja (que también). Así las cosas, y tras un palmarés más largo que un día sin pan, no podemos menos que aplaudir el anuncio de su director, Angel Sala, de quitar lastre en ediciones venideras a la intensiva parrilla del certamen a partir de una única sección competitiva, que se compondrá en su totalidad de óperas primas. Tras diez días de sobreexposición al halo lumínico proveniente de la pantalla del Auditori Melià-Sitges, servidora ha confeccionado su propia top list con lo más destacado de lo que allí se ha proyectado en estos días. Podrían ser menos, podrían ser más, pero el caso es que quien escribe, decide. Del 8 al 1, pasen y lean.

8. A Hard Day, de Kim Seong-hun. A estas alturas, no descubrimos El Dorado si decimos que la reinvención surcoreana del thriller de acción es una de las más heroicas y estimulantes que ha vivido el cine en los últimos quince años. Un reboot encabezado por Park Chan Wook, Boong Joon-Ho (“Memories Of Murder”, “The Host”) o Hong-jin Na (“The Chaser”, “The Yellow Sea”) al que ahora se suma Kim Seong-hun, que comparte con ellos su querencia por los polis puteados, el discurrir de la acción por derroteros tan inverosímiles como convincentes y el humor negro como vía de escape a la densidad de la narración. Sinopsis: un policía que acude al entierro de su madre atropella accidentalmente a un transeúnte y decide esconderlo en el ataúd de ésta. Risas e ingeniosos giros de guión en un film en el que sólo se echa de menos un poco más de contundencia en el relato.

SITGES 2014: HACIA EL ORIGENA Hard Day

7. When Animals Dream, de Jonas Alexander Arnby. Bullying, rechazo social, Dinamarca, paisajes nevados, humanos que se transforman en monstruos, familia disfuncional, redención a través del amor, venganza… ¿Es “Let The Right One In”? No, es “When Animals Dream”, ópera prima que, si bien sale beneficiada del pulso firme de su director (adecuada dosificación de la tensión, puesta en escena eficiente y estilizada, ausencia de redundancias inútiles y unos estupendos efectos de maquillaje y dirección de actores), se sustenta sobre un guión demasiado próximo a la reciente obra maestra del género firmada por su paisano Tomas Alfredson, un hito mágico difícil de superar. Así y todo, sólo por la fuerza de la escena del basurero del pescado, elocuente paráfrasis sociológica del precio que supone alinearse con el débil frente a la jauría humana que lo acosa, ya merece la pena verla. Por lo demás, las comparaciones son odiosas… especialmente para el que sale perdiendo.

6. A Girl Walks Home Alone At Night, de Ana Lily Amirpour. Título tan lánguido y poético como la película a la que se refiere, la primera película de vampiros ambientada en Irán de la que tenemos noticia es una propuesta hiperesteticista que combina eficazmente códigos de géneros tan dispares como el terror, el thriller, el western o la novela gráfica (con un guiño más que explícito a la obra de Frank Miller a través de Bad City, el escenario de la acción). Fotografía en blanco y negro, estética videoclipera y la profundidad de una mirada enmarcada con kilos de khol nos brindan momentos tan mágicos como las Converse que asoman bajo un chador (túnica) en precario equilibrio sobre un monopatín o el plano secuencia fijo de intimidad compartida en la habitación de la protagonista al ritmo de The Killers, evidenciando que la batuta está en manos femeninas.

SITGES 2014: HACIA EL ORIGENA Girl Walks Home Alone At Night

5. Maps To The Stars, de David Cronenberg. ¿Qué sería de Sitges sin Cronenberg? Definitivamente archivada, nos tememos, su enfermiza obsesión por el idilio entre carne y tecnología, la última leyenda viva (y en activo) del cine fantástico de los 70 prosigue la evolución hacia terrenos más digeribles que vienen apuntando sus últimas películas en esta fábula dramatizada sobre los vericuetos más turbios de la industria cinematográfica. Más cercana a la parodia que al realismo, Cronenberg no escatima en clichés sobre el manido lado oscuro de Hollywood, en una fauna plagada de serpientes venenosas, buitres y hienas histéricas (léase Julianne Moore, premio ex aequo a la Mejor Actriz) en la que los tranquilizantes, la baja autoestima, el incesto, las drogas de diseño y los trastornos mentales son el pan nuestro de cada día en un sistema blindado que fagocita a sus envidiadas estrellas. Vamos, que no es oro todo lo que reluce, aunque esto ya lo hemos oído demasiadas veces.

SITGES 2014: HACIA EL ORIGENMaps to the Stars

4. What We Do In The Shadows, de Taika Waititi y Jemaine Clement. Premio del Público por goleada, el título más cachondo y gamberro de la sección oficial es de los que dan a manos llenas sin rastro de engolamientos presuntuosos ni delirios de grandeza. El falso documental (guiño a “Holocausto Caníbal” incluido mediante el recurso del “metraje encontrado”), con los protagonistas hablando a cámara, se confirma como el género idóneo para sublimar y trasladar a la contemporaneidad la poco explotada vis cómica del imaginario vampírico y, de paso, lograr un simpático acercamiento al espectador, a quien no dan tregua con su sucesión de gags a cual más desternillante. Una redefinición de unos códigos que, sin caer en la tentación de marcar paquete, demuestran conocer a la perfección en un sinnúmero de referencias artístico-cinematográficas hilarantemente adaptadas a la ocasión, desde el Nosferatu de Murnau a los frisos romanos, los papiros medievales o las gárgolas de las construcciones renacentistas. Naturalidad, toneladas de ingenio y un casting impecable nos dejan con las ganas de convertirnos en los nuevos inquilinos del pisito que comparten Viago, Vladislav y Deacon… o casi.

3. The Double, de Richard Ayoade. Tal y como sucediera con la escalera mecánica sobre la que un lacónico Dustin Hoffman se deja llevar en el arranque de “El graduado”, al director de “Submarine” le basta la traqueteante escena del tren para presentar a su protagonista (interpretado por Jesse Eisenberg, probablemente el actor más talentoso de su generación) con todas las de la ley: oficinista gris, reprimido y apocado hasta el ridículo que no duda en cederle su asiento al corpulento hombre que lo reclama, a pesar de que el resto del vagón está totalmente vacío. Lo que viene después es una sarta de encuentros en los que el pardillo se confirma como tal hasta la llegada del mayor de sus infortunios: un joven físicamente idéntico a él, pero de envidiable carisma, que usurpa sus logros en lo profesional y lo sentimental y le deja como un conspiranoico a ojos de sus déspotas antagonistas. Ecos al “Brazil” de Terry Gilliam en la recreación retrofuturista de maquinaria y decorados y en el kafkiano devenir de los acontecimientos en esta puesta al día del título homónimo de Dostoievski.

SITGES 2014: HACIA EL ORIGENThe Double

2. Goodnight Mommy, de Severin Fiala y Veronika Franz. Deudora en fotografía del minimalismo frío y los encuadres armónicos y expansivos de las latitudes nórdicas a los que el festival se ha rendido en su historia más reciente (léase Yorgos Lanthimos o “Borgman”, triunfadora absoluta en su anterior edición), la opera prima de Severin Fiala y Veronika Franz (brillante guionista de la trilogía “Paraíso” de Ulrich Seidl, a la sazón productor de la cinta) da buena cuenta del dominio de la narración por parte de su codirectora en una historia que arranca con la irrupción de un sujeto presentado al espectador como intrusivo (la supuesta madre de los gemelos) para avanzar después en el terreno del desconcierto y la incertidumbre. Todo queda bien atado con la revelación final, que conjuga fantasía con realidad arrojando un halo tan luminoso como tétrico sobre la conducta desconfiada y extrema de los niños.

1. I Origins, de Mike Cahill. Hacía tiempo que le tenía perdida la pista a Michael Pitt, probablemente porque su agudo sentido de la cinefilia siempre le ha llevado a decantarse por proyectos profundamente autorales y óperas primas que, si bien han conseguido conquistar a titanes como Haneke, Bertolucci o Gus Van Sant, no consiguen hacer lo propio con las acomodadas distribuidoras de nuestro glorioso país, que rara vez se han dignado tratarlas como se merecen. Por eso mismo, es un gustazo encontrarle de nuevo en un proyecto tan sólido y cuidado como “I Origins” (a la sazón Premio a la Mejor Película), un thriller místico-científico que parte de un dato real (las teorías del Creacionismo y el Diseño Inteligente que tanto triunfan en las escuelas de Texas) para, ahí es nada, proponer la (hipotética) conjunción entre ciencia y religión que ha traído de cabeza a científicos iluminados por la gracia divina desde que el mundo es mundo hasta hoy. Coherente y concienzuda en el desarrollo de la trama, el semblante mesurado de Pitt y la porte angelical de Astrid Bergès-Frisbey encarnan el antagonismo entre el escepticismo empírico de un científico empeñado en refutar de una vez por todas la existencia de Dios y el misticismo cándido e intuitivo de los que creen, enfrentando ambas posturas desde un profundo y equidistante respeto. Mike Cahill es el autor (en todos los sentidos) de esta maravilla, enmarcando el relato en una puesta en escena armónica y metafórica que se cierra con un clímax dilatado y estremecedor de los que dejan huella. Mención especial merece el epílogo, un broche ambicioso y elocuente que subraya la magnitud del que habría de ser, sí o sí, el mayor descubrimiento científico de la Historia.

SITGES 2014: HACIA EL ORIGENI Origins