TODD TERJE LIVE IN BROOKLYNFoto cortesía Daniel Leinweber / Razberry Photography for VerbotenNewYork.com

CRÓNICA DEL CONCIERTO DE TODD TERJE EN NUEVA YORK. Por Marc Muñoz

Sin llegar al año de vida, la discoteca Verboten se ha convertido en uno de los pilares de la cultura club que rodea la calle Whyte de la aburguesada Williamsburg. Entre sus paredes han pasado Agoria, Kindness, Hercules & Love Affair, y sus platos están habituados a ser manoseados por Carl Craig, Matthew Dear o David Squillace. Próximamente recibirán la visita de Andy Butler, Audiofly, El_Txef_A, Ettienne de Crecy, y Derrick May entre otros. Uno de los últimos en dejar su impronta en este nuevo templo de la cultura clubber neoyorquina fue el noruego Todd Terje quien se presentó el pasado jueves día 15 con la misión de agitar el tarro de endorfinas de los presentes en una sala donde no cabía ni un alfiler. Mediante las píldoras disco de su primer y reciente álbum de estudio, “It’s album time”, y apoyado por un diseño de sonido cuidado al detalle, con un sound system que escupía un sonido arrollador, Todd Terje conquistó a su público de principio a fin con un inmaculado live. No solo haciéndose valedor de una encomiable noción del ritmo, acelerando las pulsaciones que gastan sus temas en el álbum, y sin permitir la más mínima desaceleración en la pista de baile, sino por saber combinar, en momentos muy contados, su exquisito material de cadencia house, nu-disco y balearic con temas afines de otros artistas.

TODD TERJE LIVE IN BROOKLYNFoto cortesía Daniel Leinweber / Razberry Photography for VerbotenNewYork.com

La velada del noruego se desencadenó como un contagio inmediato y virulento, y desde ese instante, mediante una pericia fuera de discusión, y una concentración propia de monjes budistas, Terje hipnotizó a la sala, la hizo vibrar en momentos puntuales (ahí estuvo el viaje cosmic de la poderosa “Napoleon Dynamite”) hasta un último estallido climático con la adhesiva y pluscuamperfecta “Inspector Norse”, y aún le daría tiempo de una última estocada de placer con una inesperada “I wanna dance with somebody” de Whitney Houston, que dejó al personal en su culmen hedonístico. En todo lo alto, levantando por primera vez la vista de los platos, se despedía el druida noruego, dejando para el recuerdo una velada de notable muy alto.

TODD TERJE LIVE IN BROOKLYNFoto cortesía Daniel Leinweber / Razberry Photography for VerbotenNewYork.com