Violeta Mayoral creció en el desierto donde educó su mirada. Es una artista multidisciplinar y polifacética que piensa la fotografía como un espacio de autonomía que protege. De ahí que la imagen o ‘salir de ella’ este en la base de sus proyectos.
Violeta Mayoral fotografía su cotidianeidad con intuición y le atrae lo referente a la imagen desde lo perfomático, instalativo o escultórico como metáfora de la mirada. Su trabajo sitúa y resignifica la generación perdida de la que se siente parte. Pone de relieve aspectos de la experiencia humana: el sentimiento de pertenencia al grupo, el miedo, la esperanza, la frustración, la autoridad, el otro, y la espera de todo aquello que se acumula en la idealización. Y usa los pequeños gestos como medio y el extrañamiento como lugar de lectura de sus obras.
Violeta Mayoral (Almería, 1988) creció en el desierto donde educó su mirada. Conoce bien la intemperie, la ausencia, la inmensidad del espacio y el horizonte en el que el tiempo se suspende. Estudió Teoría de la Comunicación en la Universitat de Barcelona y Semiótica y Filosofía de la imagen en México DF.
¿De dónde vienes?
Violeta Mayoral: Nací en Albox, mi padre es de Macael, ambos pueblos de la provincia de Almería. Cuando tenía 12 años fuimos a vivir a Mojácar y a los 15 me fui sola a vivir entre Granada e Ibiza. Lo de los 15 es simbólico, tanto padre como mi madre se fueron a esta edad también solos a vivir a Madrid. Ahí se conocieron. Son hippies y vivían viajando hasta que me tuvieron y se establecieron en Albox. Mi padre junto a Luis Ramos y otros artistas de la zona, se han dedicado a la escultura de mármol blanco de Macael y son de los pocos que se interesan en formas abstractas. En este ambiente me he criado.
Cuéntanos tus inicios en el mundo de la fotografía.
Violeta Mayoral: Con 15 años, a principios de los 2000, comienzo a hacer fotos analógicas porque en casa había una cámara analógica de mi padre. Después ya pasé a digitales, pero en realidad, utilizo todo tipo de cámaras.
¿Qué tipo de imágenes te interesaban en la adolescencia?
Violeta Mayoral: La imagen lumínica me interesaba mucho, lo que pasaba con la luz. No tanto las personas. La verdad es que tampoco rescato mucho de eso. Era como un ensayo. Un empezar a conocer la imagen, la fotografía. Descubrí algo que me hacía feliz. No sabía que podía dedicarme a hacer fotografías; fue como un encuentro, algo muy mágico que me sigue haciendo feliz.
Y luego perdiste todas las fotos de juventud …
Violeta Mayoral: Sí, al volver de un viaje de un año por Latinoamérica, cuando tenía 22 años, perdí los discos duros con todas las fotos que había hecho anteriormente. Para mi fue un shock. Esta experiencia, la de empezar de cero, me llevó a explorar otros lenguajes artísticos. Aunque la fotografía siempre ha estado ahí, empecé a trabajar en proyectos en los que la imagen estaba presente desde otra lectura y formato. Me interesaban proyectos más performáticos, de otro carácter. Para mí, la fotografía es un espacio de autonomía, nunca he proyectado nada. Solo sigo un impulso, una intuición. Me gusta pensar que lo más parecido a esto son las cortinas de las ventanas donde el telón hacia lo exterior puede descorrerse. Mis fotos no las profesionalizo. No les pido nada. Ni aprobación, ni reconocimiento. Cuando lo siento lo hago y cuando no, pues no. Y no me culpo, ni me presiono. Me parece extraño porque no me suele pasar con otras cosas y me alegra porque no tengo miedo a que deje de ser así. Quizás es tan bonito que lo he protegido inconscientemente.
¿Qué relación tienes con Almería?
Violeta Mayoral: Con Almería tengo una relación extraña, hace unos años que empecé a redescubrirla de la mano de mi padre, pero también la siento hostil. Tengo recuerdos de una infancia dura en una sociedad cerrada. Por otro lado, también me encuentro gente cerrada en Barcelona, por supuesto a otro nivel y otra escala. De cualquier modo, su cultura y sus conocimientos me encantan. La cultura del agua, la minería, las estaciones de los metales. Voy a las canteras todos los años, me recorro todos los talleres y conozco a la gente. Tengo mis prejuicios con cierto tipo de cosas, porque me han hecho daño. Pero como digo, los tengo también en otros sitios, donde veo lo mismo.
Almería está en una esquina, entre África, el Mediterráneo y Europa. Yo también soy de ahí. Hay límites, pero también un afuera… el entorno es hostil.
Violeta Mayoral: Vengo de una familia distinta que no cumple con los patrones normativos. Crecí en un pueblo de la España profunda y ser diferentegenera exclusión. En el fondo hay una confrontación con esafalsaseguridad que da el estado del bienestar; ni yo ni mi familia venimos de ahí. Pero la sociedad empuja hacia esos lugares, y cuando quieres hacer otras cosas, siempre hay impedimentos. Sentir que no perteneces a ningún lugar, en continua búsqueda (y lucha) sin reconocerte en las formas de vida que te rodean. De ahí los paisajes que fotografío, entornos hostiles con condiciones cambiantes duras, pero sin romantizarlos porque sé que esta condición de vida, sin cobijo, sin refugio es dura.
Soy de la misma zona que tú y creo tenemos cosas en común. La gente de mi alrededor se fue a estudiar a Granada o Madrid. Yo fui la única de mi grupo que se fue a Barcelona. En tu caso ‘Teoría de la comunicación’ se podía estudiar en más sitios, ¿por qué te decidiste por Barcelona?
Violeta Mayoral: En Madrid ya había estado muchas veces y pasaba temporadas, me parecía muy grande. Entonces fui a Barcelona, y la encontré diferente, pensé: “aquí puedo encontrar algo”. También conocía gente, pero vaya no fue por nada especial. A los 18 llegué para estudiar fotografía, a los 22 Teoría de la comunicación y terminé mi carrera en México donde pude especializarme en Semiótica y Filosofía de la imagen.
Y pasa algo curioso, casi todos mis coetáneos están de vuelta en Almería o por la zona. Sin embargo, las que vamos a Barcelona no volvemos. Como sino hubiese una vuelta atrás…
Violeta Mayoral: Pues en mi caso es lo mismo. Yo me pregunto si es posible encontrar la felicidad allí. Si están felices o simplemente han seguido una inercia y no tienen curiosidad. Siempre me lo pregunto. Nosotros hemos sufridolo que esvivir en la España profunda y ser diferentes. Mis padres venían de viajar por el mundo, pelo largo, drogas, etc… También tengo que decir que en Mojácar fue diferente. De cualquier modo, cuando vuelvo veo que las forma de vida siguen igual, han crecido y formado familias, pero siguen el mismo patrón. Eso no quiere decir que mi vida haya sido mejor o yo sea más feliz, antes juzgaba ahora simplemente observo. Mi visión de la vida en Almería comenzó a cambiar cuando empecé a hacer proyectos que involucraban trabajos con mármol, a interesarme más por los temas locales. Hay una sabiduría y una intuición que me interesa mucho. También es muy curioso ese volver a los orígenes.
¿Qué significa para ti el desierto?
Violeta Mayoral: Mis fotografías vienen del desierto de Almería en el que nací. Me gusta mucho el desierto. Es lo que más he mirado. Ese desierto es un lugar en el que cuanto más corres menos avanzas. Solo te queda entregarte a la hostilidad de su intemperie, a su propio tiempo, ni más lento, ni más rápido: un estado de contemplación familiar y extraño a la vez. Puede que sea el horizonte, el calor o la supervivencia. Lo que me mantiene atenta es la sensación de sentir que hay algo cuando no debería haber nada, y al revés.
Yo prefiero el marrón al verde, el verde me marea. ¿Y tú?
Violeta Mayoral: Yo me identifico con el brillo deslumbrante del sol y el marrón de la sequedad. El verde no es lo que conozco. Los árboles me dan miedo, cuando voy al bosque y no se veloque hay detrás me asusto. Tiene que ver totalmente con esas líneas de horizontes abiertos a las que me refería antes. Una señora me dijo una vez que pobrecitos los de Almería que no teníamos árboles, que está todo muy seco (risas) pero claro la gente del desierto ha aprendido a vivir y a encontrar belleza en condiciones ambientales duras. Observar esto me fascina, paso mucho tiempo ahí.
¿Dices que tus fotos salen de ellas?
Violeta Mayoral: En mis fotografías se intuyecomo voy trabajando para salir de ellas. En trabajos pasados fotografío personas que intentan atravesar barreras, cruzar para ir a otro lugar. Hay brechas, grietas. De repente revelan algo que permanece oculto tras muros, casi siempre naturales. Lo veo como un lenguaje, existe una presión, una tensión dentro de la imagen como intentando salir de ella. Un extrañamiento del código que explora a través de sus límites su naturaleza.
¿Qué tipo de personas retratas?
Violeta Mayoral: Conocí a un grupo de chicas y de manera casi natural empecé a hacer fotos de nuestra cotidianidad, de los lugares donde íbamos. Ahí comencé de nuevo fotografiar tras el incidente de los discos duros. Aquella fue una amistad muy fuerte con la que volví a inspirarme. A partir de ahí, fotografío desde otro lugar más cotidiano y de ahí también saco algo bello y extraño que sólo se puede extraer a través de una instantánea. Algo que sucede en un milisegundo, que solo se puede capturar con la cámara. No hay otro lenguaje que pueda hacerlo. También tengo una serie de fotos de Julieta. Son retratos de un momento muy íntimo en el que le estaban pasando cosas duras en su vida. El tener un móvil y estar acostumbrada a fotografiar, lo hizo posible. Porque mis fotos necesitan una intimidad que se deje fotografiar, y para eso se necesita confianza. La vida con mis compañeras fue una especie de catarsis compartida, y esa catarsis queda retratada.
Háblanos de la “generación perdida”.
Violeta Mayoral: Como he dicho el desierto aparece mucho en mi trabajo. También fotografío la intemperie, la lejanía. Ese paisaje, esa espacialidad donde el ser humano es muy pequeñito. Muchas de mis propuestas tienen que ver con esa mirada lejana, al horizonte. Me interesa ese espacio que aparece en el que puedes observar desde una distancia agencial. Mis imagenes te posicionan en un afuera adentro extraño. Aparecen luces en la distancia que funcionan como guías, referentes, señales que te ayudan a recorrer el paisaje pero que a su vez generan un anclaje, un reconocerse en el estar perdido”.. Una de las lecturas de mi trabajo tiene que ver con la crisis de una promesa generacional de la que me siento parte. Una generación que ya no creeenlos mitos de la modernidad, del progreso, del éxito y la felicidad al final del camino. Estamos en crisis ¿no? Una crisis de valores y generacional en la que está promesa de bienestar que nos han vendido desde pequeños ya no es real y lo sabemos. Ni siquiera estamos en un momento de cambio, sino de vivir las consecuencias de esa desilusión. No hay estructuras, por eso la exposición de fotos que hice en la Miró se llama Alguna dirección: ¿qué camino tomo en una sociedad que no me deja ser de ninguna de las maneras? Ni de la que me han vendido, ni de la que yo podía llegar a ser. El otro día una alumna me preguntaba si era posible ser lo que uno quiere en la vida y la pregunta me hizo cuestionar mis propios pensamientos, porque hace un tiempo hubiese dicho que sí pero está vez me quedé callada pensando en su pregunta, nunca me muestro ante lxs alumnxs como la típica figura del profesor que lo sabe todo. Luego entendí que era una pregunta compleja que para ser lo que uno quiere ser se necesitan dos cosas; la primera es cargarte la idea que crees tener sobre el éxito y la segunda es saber lo que uno quiere. Para eso debes equivocarte, para equivocarte tienes que intentarlo y para intentarlo tienes que creer que puedes hacer lo quieres. Y ahí llega la lucha, porque creer en ti tiene que ver con una lucha anticapitalista, anticlasista, antiracista, etc… Y claro, la lucha no la podemos hacer solas, aquí te das cuenta de la importancia de la comunidad, de lo colectivo, del apoyo.
En un momento pasas del soporte fotográfico hacia otro tipo de soportes. Háblanos de esto.
Violeta Mayoral: En la perfomance Un paisaje extraño invité al artista mejicano Carlos Morales a que contará lo que había detrás de la cámara que monitorea el volcán Popocatépetl 24h en streaming desde Youtube. De repente cobró sentido desplazar hacia lo sonoro lo visual. Lo visual tiene mucho peso en la manera de relacionarnos con el entorno. Pero, ¿qué pasa cuando el objetivo se desplaza de la mirada?, pues que aparecen otras percepciones. Fue un ejercicio de hablar de la imagen, desde de lo que hay fuera de ella, de aquello que no se puede verpero que está, hablando de su límite a través de la voz, la performance, la imagen digital y el concepto de fuera de campo.La centralidad de la visión lleva a la hegemonía del dispositivo visual para entender el mundo. Este dispositivo proporcionaun régimen de verdad,una mirada delmundo a través de la primera persona. Esa mirada que crees que es la correcta da lugar a visiones erróneas, superioridades, colonialismo, racismo. Para mí es importante desmontar esas verdades absolutas camufladas en el dispositivo escópico.
Además, ¿trabajas con luz y sonido?
Violeta Mayoral: En el medio que me siento cómoda es en el fotográfico, sin embargo, como apuntaba antes exploro otros lenguajes porque me interesan mucho y la necesidad de fotografiar no es continua. Aunque atravesar un proceso creativo puede ser duro ofrece cosas que no ofrece la fotografía. Me interesa lo que se concentra en pequeños gestos. Gestos sencillos que pueden llevar a reflexiones sobre lo visual sin lo visualpor eso me interesa la mezcla de lenguajes. Por ejemplo, el gesto de apagar la luz en la obra Desaparecer presentada en el evento Cabaret Internet en Hangar y que hice junto a Elia Bago y Sociedad.Se trata de un plano guía partitura de la Ricson de Hangar que indica cómo apagar las luces de una en una hasta llegar a la oscuridad. Es una pieza visual y también es una pieza sonora. Al final, al anular el sentido de la vista, se potencia el sentido auditivo. También he usado el gesto contrario, encender la luz. Eso es lo que hice antes de navidad para la serie de eventos clubsclubsclubs: encender la luz para terminar la fiesta mientras el DJ pinchaba la canción Flying Free, título también de la pieza.
Foto: Agata Ferrando
¿Y que relación tiene tu trabajo visual con la semiótica?
Violeta Mayoral: Algunos de mis trabajos están influenciados por la experiencia académica en la UNAM (México) en la que estudié ‘Semiótica y teoría de la imagen’. Me interesa llevar ese bagaje teórico a la práctica. Por eso hice unos trabajos sobre tatuajes que tienen que ver con la significación, para llevar una teoría superacadémica, al mundo popular de los tatuajes. Estos trabajos van sobre el sentimiento de pertenencia algrupo, la necesidad del ser humano de significar su alrededor y sobre la construcción de la identidad. En el proyecto de Los 100, el objetivo era tatuar personas del 1 al 100 y luego hacer un encuentro todxs juntxs. El proceso fue muy loco porque me escribió gente de muchos lugares pidiendo participar. Luego empecé otras performances con tatuajes, tatué fechas del futuro, nombre propios random y palabras aleatorias que elegía una máquina por ti.
Formas parte de la galería Ethall, una de mis favoritas, es una galería visionaria y precisamente defensora de los “gestos” que mencionabas antes. ¿Cómo entraste?
Violeta Mayoral: Jorge Bravo me escribió, había visto mi trabajo en redes y en mi web. Primero me propuso participar en Art Nou y después me fichó para su galería Ethall. Precisamente en ese momento yo estaba con Los 100. Después seguí con otra performance que consistía en presionar un botón en una maquinita en la aparecía una palabra que era la que se tatuaba la persona. El trasfondo es no decidir por uno mismo algo que llevas en la piel toda la vida. ¡También tuvo mucho éxito!, tenía colas de gente para tatuar.
¿Haces tú los tatuajes?
Pues sí, aprendí a tatuar en un espacio que compartía con otras chicas en Hangar. Y de ahí viene una anécdota muy bonita, el caso es que de manera aleatoria a Jorge y a su hija les apareció la misma palabra y Jorge se la terminó tatuando para el cumpleaños de su hija.
En la actualidad, ¿qué tipo de proyectos te interesan?
Violeta Mayoral: El último proyecto que presenté en la feria Swab con mi galería Ethall, Cenital, trabaja una línea más reflexiva sobre el dispositivo visual. Un gesto, en este caso la mirada hacia arriba del retrato de Muriel y una caña de 12 metros,dirige al espectador fuera del espacio expositivo, hacia un lugar sinun allí. Este trabajo es una investigación sobre la perspectiva, la referencialidad y trata de salir del lenguaje fotográfico a través de él. De alguna manera lo conecto con los horizontes y los lugares espaciosos que hablaba antes.
Además, te interesan esasnarrativas contemporáneas que tanto aparecen en arte: globalización, extractivismo, pobreza ambiental.
Violeta Mayoral: Si visitas las canteras de Macael con frecuencia se apreciacomo la montaña cambia y va mutando de un año a otro. No culpo a la gente de allí por la explotación. O sea, para mí el problema es su destino final, la globalización de los recursos. Me preocupa que este material noble que procede de un lugar pobre, de clase trabajadora, se acaba consumiendo por la clase alta. Me interesa ese recorrido de la máquina de la logística, los camiones, el transporte. En la pieza Fuera de lugar en la que colaboro con el artista Arnau Sala Saez retrato esa trayectoria. Una tonelada de mármol proveniente de sobras de talleres de la zona, lo limpiamos, cortamos en triángulos y lo transportamos siguiendo toda la cadena logística. La tonelada de mármol se descargó sobre el suelo de la galería Ethall. De repente este material pasa de un contexto a otro. Para los de Macael son sobras, para la galería es arte. Y en cada contexto la pieza es distinta.Está obra tiene muchas lecturas, por un lado, nos interesaba que el público pudiera caminar sobre ella mientras escuchaba una pieza sonora sin un lugar de referencia, ya que colocamos los altavoces detrás de las paredes. Trabajamos con el concepto de ecolocalización, la capacidad de orientación de algunos animales de orientarse a través del eco.Por otro lado, a la falta de orientación causada por la pérdida del referente sonoro también se unía la inestabilidad de andar por el suelo puntiagudo hecho de triángulos de mármol blanco. En fin! el título lo dice todo.
Y siguiendo con narrativas contemporáneas, el filosofo Vilém Flusser dice que las personas ya no encuentran su camino en el mundo produciendo imágenes de este “camino”, sino que encuentran su mundo en las imágenes, creándose una alucinación. ¿Qué piensas de las imágenes como alucinaciones y del poder de la imagen en las redes sociales y en Internet en general?
Violeta Mayoral: Flusser dijo muchas cosas interesantes que se adelantaron a su época. Vivimos con y entre las imágenes. Modelan las formas de estar y ver el mundo y creemos que encierran la verdad. Por eso dice que son alucinaciones, porque las naturalizamos como agentes productoras de verdad. Esto es también parte de la crisis generacional. Somos muy conscientes de todo lo que pasa, lo sufrimos, pero no encontramos la forma decrear nuevos caminos, nuevas imágenes. Yo tengo crisis con las redes sociales, quiero dejarlas pero no puedo, no sé como hacerlo. Todavía estamos atrapados ahí. Otra vez lo normativo. Es lo que decía Flusser y muchas otras que hablan sobre la imagen, lo que la imagen representa se convierte en nuestra realidad. Es cierto y pasa incluso con la música, un lenguaje sin imagen, pero en el que un artista no triunfa si no tiene Instagram, o una imagen explotable, reproducible, asimilable o vendible.
Yo creo que tiene poco de real. Más bien representa lo que te gustaría ser más que lo que eres. Para mí es una construcción total, una manera de exponerse muy producida —en la mayoría de los casos—.
Violeta Mayoral: El problema es que la mayoría no se plantea si esa imagen es real y nos orientamos a través de ellas. Nos comparamos con otrxs que pensamos que creemos exitosxs y felices. Consumir información constantemente nos lleva a sentirnos miserables y a generar modelos irreales. Por ejemplo, imaginemos que las Kardashian son el modelo a seguir para chicas con situación económica desfavorable. Eso genera miseria, inseguridad y consumismo. Los ingredientes perfectos para el capitalismo. Yo utilizo Instagram, soy hiper consciente pero también soy adicta, al igual que la mayoría de mi generación. La imagen es super inmediata y la forma en que consumimos imágenes es la forma en la que consumimos información. Las redes sociales y esta nueva forma de consumir el medio, cada vez más rápido, afecta a nuestra forma de relacionarnos. Es un impacto muy heavyy normalizado que nos cuesta superar. Somos capaces de intuirlo conscientemente, pero en la práctica no hacemos nada. Definitivamente impregna nuestra forma de vida, la forma en la que hacemos las cosas. Por eso creo que debemos reflexionar sobre cómo operan las imágenes, sobre su capacidad de generar realidad, para reapropiarnos de su potencia y poder imaginarnos en otro escenario.
¿Lo personal es político?
Violeta Mayoral: Sí, claro. Creo que no hay nada que no sea político. Somos sujetos sociales, cada gesto contiene la cultura en la que se enmarca. Y un gesto es político. Por ejemplo, una crisis personal en muchos casos proviene de un cuestionamiento de las reglas que imperan en el mundo que te rodea. La cosa es que como sociedad rechazamos todo aquello que no parezca feliz, entonces tendemos a responsabilizar al individuo y no nos hacemos cargo de forma colectiva.
Me ha costado mucho entender que el malestar es sistémico porque se ha individualizado de una forma muy sutil. Si sientes culpa por sentirte perdida o por no estar de acuerdo con las formas de vida predominantes que se te asignan como sujeto social es fácil sentirte sola y situarte en el margen. De está manera lo marginal se invisibiliza, se rechaza, en vez de entenderse como revolucionario.
Y que es duro vivir ahí. Todo el mundo quiere ser parte de algo, forma parte de lo que te rodea. Es pura supervivencia. Sin el otro mal. Yo creo que mis trabajos, desde una mirada personal, tienen como todo, una posición política en el mundo. Lo político es representar el mundo a través de nuestras experiencias, contarlas sin sentir culpa.
Planes futuros.
Violeta Mayoral: Pues vamos a publicar un foto-libro sobre mi trabajo fotográfico con Ethall. Este último año he estado en muchas cosas y necesito un parón para investigar y profundizar en algunos temas que me interesan. De momento quiero concentrarme y desarrollar mis proyectos en mi estudio de Hangar.
25 de octubre de 2022 a las 10:57
Hola Antonio, pues ella se hace llamar Mayoral. Esta en todos sitios incluso en su web así. Debe ser otra artísta. Salu2
3 de abril de 2022 a las 12:32
Ola, el apellido de esta gran artista es Mayoralas no Mayoral, un apellido poco frecuente pero las personas que lo llevan son muy creativas.
Por favor corrijanlo.