WILD HONEYHÁBLAME CON DULZURA

Tras la sorpresa inicial al descubrir que Wild Honey son españoles -a priori nada te hace pensarlo- viene el orgullo patrio. Estamos hartos de repetir que aquí se hace una música estupenda. Que hay vida más allá de Los Planetas -sin desmerecer-. Cosas que, a mi entender, están más que superadas, pero no siempre es así. Reivindiquemos pues lo que es bueno, y encima, de aquí. No es que importe demasiado el tema geográfico mientras haya buenas canciones, pero creo que a todos nos gustaría exportar -musicalmente hablando- algo más que los artistas con lo que nos asocian ahora. Y no hace falta que diga nombres, todos sabemos de qué y quiénes hablo.

Tras este pequeño alegato, al tema: Wild Honey están de puta madre. Mejor dicho, está, porque aunque en directo funcionen como formación, en realidad se trata del proyecto de Guillermo Farré. Y Guille tiene sensibilidad, buen gusto, unas letras intachables y una elegancia en la producción que tira de espaldas, buena fe de ello da su primer elepé, de nombre “Epic Handshakes And A Bear Hug” (Lazy Recordings). Farré no juega a ser el más lánguido de la clase, pero tampoco engaña, lo suyo es el pop melódico que mira de cerca los años 60 y 70, que sabe encajar los parapapapas y las palmaditas en su justo lugar, dándole a todo un aspecto final de folk-pop mínimo y enamoradizo de sólida estructura y efectos instantáneos: que caes rendido a sus pies. No en vano, a pesar de haber aparecido ya casi al final, ha sido disco del año para gente como Julio Ruiz, de Radio 3. Algo, a mi parecer, perfectamente comprensible. Es el efecto Wild Honey.

Para muestra un botón, y además en directo: