154 Ruiz: Malasaña ya pica como Asia

Si eres de los cuatro o cinco que en Madrid no han probado el curry, los dumplings o las costillas de Kitchen 154 va a ser que el exótico eres tú. ¿Te gusta que el paladar arda? Entonces seguro que has saciado tus ansias de fuego en el puesto (60-61-62) del Mercado de Vallehermoso que aquí ya contamos. La buena nueva es que estos muchachos (Alex, Cristian y Txitxo) han cumplido ya el rodaje de su nuevo bareto malasañero. Allá que fuimos, que también nosotros tenemos un gaznate gustoso de ser prendido con chiles, salsas caseras y sustancias varias de alto octanaje. Bienvenido sea 154 Ruiz.

154 Ruiz: Malasaña ya pica como Asia

154 Ruiz: Malasaña ya pica como Asia

Anunciado con luminoso en la calle Ruiz, que conste que el pequeño local corresponde al número 20, y es que el 154 alude a los grados Fahrenheit que alcanza su cocina. Esta es la misma propuesta que permanece en dicha tasca a la que apenas se la ha dado una mano de pintura. Comida callejera, emprendida con furia desde el año 2014, sous vide (al vacío), viaje asiático y americano, y picante, mucho picante, que es la guerra. Repetimos, aquí se despacha street food, no fast food, aunque la paciencia a la que se mueve el puchero de algunas piezas y guisos básicos contrasta con la sexta marcha que meten a las comandas. Aunque la nuestra se perdiera en el olvido por un despiste y una baja inoportuna. Cosas del agosto en la gran ciudad.

154 Ruiz: Malasaña ya pica como Asia

Lejos de llamarlo restaurante, menos deberíamos tildarlo de local gastro si no queremos que los de 154 Ruiz nos demanden. “Ni gastro ni pollas”, reza su lema guerrillero. Les haremos caso. Tanto desenfado toma este dominio de Malasaña con idéntica esencia filosofal: gorras rednecks, música a volumen apreciable y la ya aludida mínima “reforma” desastrada. Se pide en barra, además. La clientela se va agolpando poco a poco en mesa corrida de chapa y mesas altas. La parte de abajo queda para compartir más a gusto.

154 Ruiz: Malasaña ya pica como Asia

En 154 Ruiz no se pela la pava. Se va a degüello con una carta corta cortísima que incluye sus poderosos tacos de cochinita pibil, otros llamados Javito “El Malo” con falda de ternera, tomate, cebolla, cilantro y salsa especial, ambos en tortilla de maíz, y unos terceros koreanos en tortilla de trigo con ternera, kimchi, cebollino y salsa juche (en realidad una coña marinera que alude a la política del dictador más gordinflón).

154 Ruiz: Malasaña ya pica como Asia

Siguiente estación: los dumplings. A elegir entre Momos fritos, con espinacas, queso feta, pimienta sichuan y chutney de tamarindo, y las unidades de Siao Mai, dim sum rellenos de oreja de cerdo, ternera y gambones. Cuando decimos “elegir” en realidad queremos decir que se impone pedir ambos.

154 Ruiz: Malasaña ya pica como Asia

Plato fuerte: el curry de 154 Ruiz, una cosa muy seria. Por un lado, su fundacional Tau Yew Bak puede algún día ser sustituido por el Pollo Killin’ Me Man, dos jamoncitos (a baja temperatura y luego fritos con especias) en versión caribeña. ¡Ni en Nueva Orleans! Después, el curry verde de carrillera de cerdo, leche de coco y chiles ojo de pájaro. La carne, melosa y blanda como la manteca. El curry en sí, para bebérselo en grifo.

Otras alegrías refrescantes y también ardientes: su ceviche de corvina y unas ensaladas atípicas. No esperéis una mixta con hebras de zanahoria. El Nam Tok de picanha con vinagreta diabólica garantiza experimentar la erupción de un volcán en la boca mientras el Sundal es más funcional y llevadero: un cuenco con garbanzos, tomate, hierbas, coco rallado y masala punjabí.

154 Ruiz: Malasaña ya pica como Asia

Postre único: su conseguido brownie melcochudo de chocolate negro, merkén y kaya. Pica, claro que sí, guapi.

Aunque no tengamos ningún lácteo con el que cortar el lagrimeo, nos apañamos con cervezas La Virgen de grifo y algunas IPAS y especiales como Buenaesperanza, Magic Rock o Napabier. Más algún mezcal y, de remate, un chupito para el coleto de Satánico (el guiño lo pillaréis los más veteranos del barrio). Porque hemos venido a jugar como dragones.

154 Ruiz nos gusta pero no es el puesto, ya camino del mito urbano, sino un desahogo al mono desatado por no querer pegarse en el mercado, o no conseguir reserva. Aquí se viene y se espera. Deberán afinar más con los tiempos y con las existencias.

Para fans de esa cocina anti-postureo, no por ello exenta de amenazas, que Nakeima o Tripea vienen ejerciendo con garbo y salero a ras de calle a través de sabores bastardos, contaminados, remezclados y muy rabiosos.

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154 Ruiz
Calle Ruiz, 20, Madrid
kitchen154.com

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