A ROMA CON AMOR LO NUEVO DE WOODY

Resulta casi siempre agradable enfrentarse a la cita anual con Woody Allen, que incluso a veces ha llegado a estrenar dos pelis al año. Y digo “casi”, porque aunque el nivel de calidad y regularidad en la carrera de Woody ha sido bastante constante, también es cierto que cada dos pelis buenas suele entregar una menor. Pero en este caso el patinazo es descomunal. Nos encontramos quizá ante una de las peores entregas del cineasta. Después de su aclamada trilogía inglesa, diferente, arriesgada, oscura, sorprendente, Woody Allen parece estar intentando completar una trilogía que viene a ser una especie de “guía turística”. Vicky Cristina Barcelona sería la primera entrega, que de no ser por el papelón de Penélope Cruz, no podría ser más insípida y más tópica; la segunda entrega sería la brillante Midnight in Paris, de la que poco malo puedo decir, y para rematar, el último asalto se lo dedica ahora a Roma, en una sucesión de lugares comunes y tópicos bochornosos sobre la cultura italiana que tiene fumando en pipa a toda la crítica del citado país.

A ROMA CON AMOR

Los problemas de “A Roma con amor” están en su planteamiento, una estructura narrativa de tramas paralelas en las que como pasa casi siempre, tienen desigual interés y se les dedica un metraje descompensado, desproporcionadamente corto diría yo en el caso de las interesantes y larguísimo en las cero interesantes. El segundo problema es el reparto, Penélope no pinta nada aquí haciendo de fulana que habla en italiano, con cero acento y cero dirección de actores, parece que ha rodado su papel en media hora en un par de tomas sin ensayos previos, Roberto Benigni es irritantemente molesto en su misión de hacer creíble la obvia y simplona crítica al mundo de la telerrealidad del siglo que nos ocupa. Es precisamente esa intención de descubrir la formula de la Coca-cola, con esa moraleja tan boba, tan poco consistente, la que hace fallida la película, aunque de lugar a las no pocas muestras de genialidad y originalidad que hay en la película, destellos del talento innegable de Allen, que sigue estando presente aunque le haya salido el tiro por la culata. ¿Lo mejor de la película? Woody vuelve a interpretarse a sí mismo, demostrando que como actor en su propio personaje no tiene rival, y que cuando echa mano de un Larry Davis para sustituirle pierde muchos enteros.

A ROMA CON AMOR