LA FOTO QUE SURGIÓ DEL FRÍO
Texturas. Lágrimas. Espacios en blanco. Y sobre todo frío, mucho frío. Por dentro y por fuera. La galería madrileña Cámara Oscura nos da la oportunidad de conocer de cerca la obra de dos jóvenes artistas finlandesas en su exposición “Artists from The Helsinki School”. La colección de Aino Kannisto se compone de una serie de autorretratos cuya crudeza está enmarcada por una atmósfera retro. Tanto los interiores como los exteriores son escenarios consumidos y desgastados que remiten a algún lugar muy lejano en espacio y tiempo, pero que a la vez despide bocanadas de incomprensible familiaridad. La referencia cinematográfica es inevitable: la gran fuerza dramática de sus expresiones hace que no sea difícil imaginar el resto de la historia, aunque sólo veamos el pequeño fragmento que nos permite el hueco de la cerradura. De hecho, la camaleónica artista realiza un minucioso guión de cada una de sus fotografías para conseguir que más allá de la cuidada composición, la luz tenue y la mezcla de relajación y desasosiego que todo ello desprende, notemos algo emocionante y desgarrado latiendo detrás. Esta capacidad para representar numerosos papeles hace que lo que podría ser el detalle común a todas sus imágenes (el hecho de que ella sea la única actriz), resulte paradójicamente ser el elemento diferenciador, lo que más las aleja unas de otras.
Riitta Päiväläinen se decanta por fotografiar objetos inanimados, al menos en apariencia. Porque en algunas de las fotos de su colección Vestige, en la que trabaja con ropa de segunda mano, las prendas se transfiguran hasta cobrar una vida no propia, sino prestada por sus antiguos propietarios. Bajo esta temática, la fotógrafa ha realizado diferentes series: “Estructura”, “Viento” y “Camuflaje”, que contienen diferentes dosis de movimiento, color, siluetas macabras y texturas casi virtuales. Lo elevado y lo mundano luchan por escapar de esa maraña de telas que se retuercen en formas imposibles que nos recuerdan a insectos o aves. Parece haber algo etéreo e inquietante, pero a la vez la ropa usada nos habla de lo doblemente terrenal, de lo humano multiplicado por sí mismo. La artista pretende con esta propuesta encontrar una conexión con otro tiempo, rescatar algo de vidas pasadas y presentarlo de forma solemne en impresionantes entornos naturales. Lo efímero queda entonces empequeñecido por la majestuosidad de su contexto, pero a la vez se contagia en parte de su determinación y elegancia.
No pueden destacarse de la Helsinki School unos rasgos claros comunes a todos los artistas que engloba, pero sería erróneo no apuntar que tienen sin embargo un hilo, más ambiental que argumental, que les conecta. Se trata de una fotografía conceptual en la que vemos un estilo nórdico, un interés por el entorno natural y unas luces y texturas muy características. Pero la gran máxima de esta escuela es motivar a sus alumnos para que encuentren su propia identidad, invitarles a completar la idea en su cabeza antes de pulsar el botón, lo que hace que las colecciones tengan un mensaje coherente y trabajado. Puedes visitar la exposición “Artists from The Helsinki School” hasta el 27 de diciembre en la Galería Cámara Oscura.
