CANNES MON AMOUR (II) CANNES: HISTORIAS DE AMOR (II). Por Aurélien Le Genissel

Seguimos con nuestro particular recorrido amoroso por el glamuroso festival de Cannes con otras dos propuestas que abordan sutilmente la relación de pareja en la sociedad contemporánea.

Amour: Haneke y el amor son como el agua y el aceite. El estilo frio, distante, malsano y cerebral del realizador austriaco nunca se ha acercado a esos territorios sentimentales y aterciopelados con los que normalmente se asocia el concepto de amor. Y puede parecer comprensible viendo el resultado retorcido y angustiante de La pianista o Caché, lo más parecido a una radiografía de la pareja que ha ofrecido Haneke. Sin embargo, como su título indica, Amour, es una historia de amor. Pero que nadie se asuste: su nueva película es todo menos una revolución estilística o un giro radical en la trayectoria del realizador de Funny Games. Más bien lo contrario. Haneke consigue plasmar las consecuencias sentimentales de la enfermedad y la vejez casi como si de un thriller psicológico se tratara. No es que sus planos destillen la insensibilidad e indiferencia a las que nos tiene acostumbrados pero la película huye de cualquier forma de sentimentalismo a la hora de mostrar las dificultades que vive una mujer mayor y su marido cuando ésta padece un ataque que la deja casi paralizada. Conociendo su capacidad de crear malestar y repulsión en el espectador, más de uno podría pensar que con un tema así Haneke llevaría su estilo a un paroxismo casi insoportable. No es el caso. Quizás porque se ha contenido o quizás porque una historia de amor difícilmente se puede contar con planos desagradables, el caso es que el realizador ha decidido apostar por un estilo algo más poético (una paloma) o simbólico (una sorprendente escena onírica). El resultado, tan impecable como siempre, puede presentarse quizás como la anti-historia de amor hollywoodiense. Nada de grandes besos, declaraciones líricas y lágrimas falsas en Amour, solo una serie de hechos, diálogos afilados, decisiones punzantes y un pudor en cada plano que resulta la mejor manera de mostrar la enorme expresividad del amor. Cuando Haneke mostraba la cruda violencia, decíamos que no era más que la triste realidad. Cuando lo hace con el amor, el resultado sigue siendo tan sincero y apabullantemente real. Algunos ya apuestan por ella como ganadora por aquí.

CANNES MON AMOUR (II)

Paradies: Liebe: Amor, prostitución y colonialismo. Este podría ser el resumen de Paradies: Liebe la primera parte de una (probable) trilogía dirigida por Ulrich Seidl sobre el amor en el mundo contemporáneo. Y, manteniendo su estilo quirúrgico y provocativo, el realizador ha decidido empezar su completa exploración con esas mujeres occidentales (sobre todo alemanas y austriacas) que viajan a África en busca de “carne fresca”. Es decir, jóvenes nativos que, a cambio de relaciones sexuales, intentan sacarles dinero a las que ellos llaman sus “Mamas”. Poco amor en todo esto. O quizás una versión mecánica y atrofiada del amor en los tiempos del capitalismo despiadado y de la globalización descontrolada, podríamos decir. Una película bien construida aunque tan previsible y evidente como repetitiva y algo larga. Y es que más allá del sencillo mensaje (el colonialismo sexual es malo y/o las mujeres austriacas son bastante tontas o quieren dejarse engañar), Paradies: Liebe ofrece poca cosa más. Un par de escenas (la del sexo en casa de uno de los amantes y la de la orgía de cumpleaños) estéticamente impecables y cuya cuidada puesta en escena aumentan, más si cabe, la sensación de absurdidad y humor grotesco con la que juega el realizador. Pero poco más. Los paseos por la playa, los hoteles para turistas que parecen prisiones de alta seguridad, los africanos acosando a los occidentales…Todo eso ya lo hemos visto. Y es difícil encontrar algún interés más profundo en una película que se construye casi exclusivamente sobre la crítica de una realidad conocida y evidentemente criticable. ¿Porqué ocurre?, ¿cómo cambiarlo?, ¿qué significado social, económico o filosófico tiene esta moda tan risible como peligrosa? Paradies: Liebe no da ninguna respuesta. Y, lo que seguramente sea peor, tampoco abre la reflexión sobre estas problemáticas. Caricaturizando los códigos amorosos y presentando una versión conscientemente artificial de las pautas sentimentales, la propuesta de Ulrich Seidl ofrece una radical antítesis de la clásica historia de amor. Todo ello para decirnos una obviedad: no hay amor entre una vieja guiri austriaca desesperadamente sola y un atractivo joven africano que solo la quiere por su dinero.