Vivimos sumidos en la contradicción. Buscamos frenéticamente algo que nos parezca auténtico, como si no encontráramos consuelo en la réplica y no pudiéramos autoafirmarnos más que en un marco de seguridad que garantice sello único. Pero en el fondo no podemos porque ya nada es original salvo cuando deja de ser consciente de sí mismo. Por eso, da igual que los speakeasy ya no existan si los seguimos buscando. Deberíamos contentarnos con imitaciones aceptables que nos hagan al menos idealizar un pasado que no hemos vivido engañando a una realidad a la que queremos disfrazar con experiencias lúdicas. Coctelería Easy Bolo cumple este cometido. Nos hemos dejado engañar con gusto.
Coctelería Easy Bolo, un club de evocación clandestina
Easy Bolo es la coctelería subterránea del restaurante indio Surya, del que ya dimos cuenta aquí tras nuestra feliz visita. Como el espejo en el que el empresario Ketan Trivedi ha querido que su nuevo local se refleje es el de aquellos antros de la Ley Seca estadounidense, adaptado eso sí a su cultura natal, el “hablar bajo” anglosajón tiene aquí traducción libre al juntarse con el idioma indi. Easy Bolo alude igual a la idea de no alzar mucho la voz para no saltar la liebre de la poli, a la caza de garitos clandestinos en los que se mezclaban bebidas para no detectar demasiado la mala calidad de los alcoholes con los que los afortunados se entregaban a la juerga prohibida.
El Chicago de los peligrosos años veinte ya pasó de largo, el glamouroso Mumbai de los cincuenta también, aunque la India siga sin ser muy permisiva con el agua de fuego. Hoy un cóctel no es sinónimo de peligro, salvo por el número de ellos que se quiera probar, por lo que la sensación de clandestinidad no es más que mera impostura, un juego que en Easy Bolo funciona escaleras abajo dejando atrás las pakoras y el tikka masala en versión street food, aunque aquí también se pueda picar pani puri y jugosos rolls.
Nada más aterrizar en el sótano, un enorme maharajá hipsterizado nos recibe desde la pared. Este mural a todo color del artista Fabio Camarotta poco a poco nos irá recordando a un inquietante Ignatius Farray con pendientes de aro. Serán los efluvios de la ginebra o la oscuridad furtiva, puesto que a la primera nos vemos ya acomodados al ambiente de club sofisticado que contrasta con la puesta en escena de arriba, más eso, más callejera. Terciopelos, mesas de ebanista y una barra de mármol con la base hecha de baúles traídos de la India, más una reja tras la que el dj (los fines de semana hay sesiones de house tribal, hip-hop y tech-house) se parapeta y un grafiti de tonos flúor a la entrada de los lavabos, dan forma a este Easy Bolo en el que la interiorista canadiense Alicia Bowers se ha lucido con creces.
Los cócteles, que en un principio se volcaban más a los sabores indios y picantes, cubren un amplio espectro de destilados y mezclas de la mano del bartender Alexandre Beck (el tipo pasó por el Savoy de Londres, ojo). Están, en cualquier caso, el Vodka “Paan” Sour (con vodka, azúcar, limón, clara de huevo y PaanMasala) o el Spices Mule (vodka, especias y ginger beer), pero los amantes del whisky encuentran rápido el Islay Manhattan (con whisky Ardbeg 10 y vermú Carpano Antica Formula) y los del ron el Long Hemingway Daiquiri (con Bacardi blanco, Maraschino Luxardo y soda pomelo rosa).
Mención aparte para el Smoked Fashioned (con tequila Don Julio, Jerez Amontillado, azúcar ahumado y Angostura), el Crazy Zombie (con ron Kraken Spiced, Cognac Hennesy VS, absenta y mezcla de zumos), y un adictivo Mexican Negroni (con ginebra Tanqueray, Mezcal Vida, vermú rojo y Campari). Volveré a por más. Coctelería Easy Bolo invita a tomar asiento o a dejarse ver en su local con aforo de 50 personas apto para fiestas privadas. Los speakeasy no son lo que eran. ¿Qué más da?
Coctelería Easy Bolo
Calle Tudescos, 4, Madrid
Tel. 912 54 53 06
suryarestaurants.com
