YOUNG FATHERS EN NYYOUNG FATHERS EN EL MUSIC HALL OF WILLIAMSBURG, por Marc Muñoz

El trío escocés Young Fathers saltó el pasado viernes sobre el escenario del Music Hall of Williamsburg con la intención de presentar su flamante nuevo disco, “White men are black men too”. Un trabajo en el que siguen moviéndose con envidiable soltura por ese rap combativo, el gospel, el R&B, la electrónica, el soul o la world music, sonido con el que conquistaron el Mercury Prize, pasando incluso por encima de FKA Twigs o Damon Albarn. Una fórmula que desplegaron con el máximo de los aciertos la pasada noche en Brooklyn. Con el refuerzo rítmico de un batería, y construyendo a partir de las líneas melódicas lanzadas por un sintetizador, las tres identidades que configuran el núcleo de la banda se desplegaron sobre las tablas, completando e intensificando el aporte del otro de una manera tan electrizante como fascinante. Sus orígenes – sangre escocesa, liberiana y nigeriana -, definen la gran singularidad de esta bestia de tres cabezas, que aún resulta más devastadora cuando corre libre por el escenario. La fuerza vocal de cada uno de los miembros aporta diferentes acercamientos a su sonido, desde actitudes contrapuestas, de cuya unión brota parte de la magia de su música. El chico escocés atesora un timbre milagroso, y pese a su actitud relajada emite un chorro de voz curativo. Mientras la sangre liberiana pone las notas más raperas, la nigeriana es un león que ruge y araña con sus zarpazos. Con su armonía vocal nace esta música que dejó en babia a todos los presentes en la velada.

YOUNG FATHERS EN NY

Su paso por Brooklyn fue un huracán devastador. Sin tiempo de introducciones, discurso, saludos o despedidas, los escoceses descargaron su tormenta a un ritmo avasallador, encadenando su sonido atronador de un tema a otro para éxtasis de los presentes. Se mostraron tan seguros de su firmeza, que toda la munición más preciada y reconocible del primer álbum, fue disparada en la primera mitad del show: “War”, “I Heard”, “No way” fueron balazos que se incrustaron en la sien por una temporada. Pero lejos de bajar esa intensidad, los nuevos cortes respondieron el envite. Quizás el aporte melódico no resulte tan valioso como en el primer LP, pero la capa política y el ritmo eléctrico siguen intactos, tal y como demostraron con la muy TV on the radio “Shame” o “Rain or Shine”, antes de cerrar en falso con “Low”, otra de las perlas de su debut. Tras ésta volvieron al escenario para rematar uno de los directos más intensos y potentes de la temporada mediante el tema más desacelerado de su repertorio, seguido por un paraje a capella con el que pusieron el broche de oro y dejaron a los presentes atónitos y con la respiración alterada tras la conmoción recibida.