LA MÁS PURA EXPRESIÓN DE LA TIERRA
Dicen los entendidos que todo lo que rodea a las uvas es fundamental en el desarrollo del vino, y que prácticamente todos esos elementos como el suelo, la vegetación de alrededor, la cantidad de agua o incluso el cielo, se pueden paladear en un trago del susodicho. De ahí su importancia, se supone. Lo que tampoco se puede pasar por alto es la implicación de las personas con esa tierra. En Dominio Do Bibei se trata de un grupo de gente cuyos orígenes están en ese terruño y al que la vida, tras hacer sus curvas y rectas, les ha devuelto.
Es así que se pusieron manos a la obra, no para crear el más exquisito de los vinos –que tampoco es algo que se descarte, ojo- sino para favorecer a la expresión de ese terruño tan particular, alejado del mundanal ruido y al que hace unos siglos se acudía en busca de la paz apropiada para el retiro y la oración. De este modo comienza un proyecto absolutamente involucrado con el entorno, empezando por la propia bodega, cuya arquitectura casi se pierde entre el paisaje.
En Dominio Do Bibei conviven vides nuevas y viejas, dando lugar a hasta seis clases de tinto de la Ribeira Sacra, así como tres blancos. Todo unido en un viñedo de aparente desorden que abarca cotas desde los 200 metros hasta los 700, favoreciendo así a la variedad tinta y blanca frente al monocultivo imperante. Se ha decidido dejar que la propia tierra exprese lo que tiene que darnos, que suele ser mejor que lo que nosotros nos empeñamos en que nos dé.
Es por esto que los Dominio Do Bibei destilan esa elegancia y complejidad sin renunciar a la frescura, la fluidez o la jovialidad en según qué variedades. En un terruño como ese no podía crecer algo corriente, estaba claro. Aunque la mejor parte no ocurre allí, sino más cerca. En tu casa, en tu mesa, en tu copa. Ahí es donde, de verdad, se produce la magia
Vinos de Dominio Do Bibei: LACIMA, LAPENA, LAPOLA y LALAMA.
