Elias Hansen

O el valor de lo rústico.

La obra de Elias Hansen (1979) tiene algo duchampiano muy evidente. Pero también remite al Povera, a Morandi, e incluso al Cubismo. En sus proyectos confluyen diversas referencias, pero no se apropia de ellas. Ni siquiera las reinterpreta. Sólo están ahí; flotan en la percepción de quien las mira.

Su estética transita en la revalorización de lo ordinario, en la descontextualización del objeto y en la reutilización de materiales. Enarbola el reciclaje como pretexto para hacer algo poético. Sus instalaciones son bodegones de botellas, envases, vasos, pipetas, ubicados sobre estantes adosados a la pared; o composiciones de piezas suspendidas, bombillas, que nos recuerdan a aquellos mobiles de Calder. Una suerte de mezcla entre laboratorio químico y el taller de un artesano. La presencia de la madera, establece vínculos con la Naturaleza, que se consolidan a través de esa apariencia pretendidamente rústica que busca Hansen.

Los títulos de las obras, que parecen extraídos de una conversación, están pensados para llevar al observador hacia múltiples interpretaciones, que, huyendo del significado estático, abran la puerta a nuevos conceptos y posibilidades.

Una corta, pero interesante entrevista, realizada por Conceptual Fine Arts a finales de 2014 humanizaba al americano. En ella, Elias Hansen se declaraba un amante de las matemáticas, del japonés y de la ciencia. Y ya en un tono menos afable, aunque tanto o más honesto, hacía pública su batalla interna con los coleccionistas y los art dealers. En este punto, quizá deberíamos reflexionar sobre las relaciones y tensiones existentes entre los diferentes agentes que componen lo que llamamos mercado del arte, aunque ése ya sea otro debate en el que hoy no toque entrar.

En esa misma entrevista, Hansen también tuvo ocasión de explicar la fascinación que sentía por Leonardo da Vinci. Y aunque estéticamente su obra no guarde relación con la del maestro italiano, es posible que ambos compartan el deseo por hacer del arte su forma de catarsis particular.

Elias Hansen enriquece hoy, junto a otros muchos artistas que comienzan a despuntar por todo el mundo, el horizonte del arte contemporáneo. Entre sus últimos proyectos, se encuentran varias instalaciones en galerías de primer orden como la Take Ninagawa (Tokyo) o la Martos Gallery (Nueva York).

Eliashansen.com/index.htm

Texto: Mariña Alonso

Elias HansenI ain’t from around here, 2011

Elias HansenTake ninagawa

Elias HansenDon’t get me started, 2011