Entrevistamos a RemateHoy, 5 de Febrero, ve la luz el decimosegundo álbum de Remate, con el que relata sus memorias familiares desde un particular punto de vista

Emblemas revolucionarios, anécdotas de estar por casa, un pasado propio que se acerca a lo común y el halo sarcástico de la comedia trágica para transmitirlo. Estos han sido algunos de los lápices a los que Remate ha sacado punta para perfilar el contenido y continente de su nuevo trabajo, reconvirtiendo la historia de sus antepasados en nueve canciones. Todas ellas, recogidas en un álbum bautizado con el nombre de “Cabello de Ángel, tocino de cielo” (Relámpago, 2016), capaces de sacar a relucir, una vez más, el purismo compositivo del madrileño que se empeña esta vez en un metarrealismo con el que combina los tiempos pretéritos, el presente, y el futuro quizás. Con su voz en primer plano y abierto de par en par, roza con la misma autenticidad y acidez la crítica social y la personal, acerca puntos equidistantes y demuestra como la vanguardia y la tradición a veces pueden no resultar contrarias.

Arrancas tu nuevo disco repitiendo :  “a veces me gustaría ser yo”… ¿hay ocasiones en las que no lo eres o no te encuentras? Yo creo en que hay que ir haciéndose, fabricándose. La esencia puede que exista, pero sólo es un hilo del que hacer un traje de luces. También juego un poco con el quiénes somos, a dónde vamos y de dónde venimos… Nacemos en un hábitat y luego tenemos que ver si es el nuestro, si queremos beber de ese lago. Y yo no quiero beber de “mi” lago. Me falta o me sobra yodo.

 

¿Es positivo o contraproducente mirar al pasado y revolver en él?  Yo lo miro poco o nada. En este caso es una radiografía animal, luego está lo racional. El pasado es bueno conocerlo, pero no que te condicione más de lo que te va a condicionar irremediablemente. A veces se confunde “pasado” con “tradición”, que a su vez algunos lo ven como algo bueno en sí. Y no es así, el pasado puedes cambiarlo en el futuro y la supuesta tradición convertirla en anécdota remota si no vale la pena.  

 

¿Has tenido que documentarte entre los recuerdos familiares para dar con el nivel conceptual que necesitabas? En algunos casos cerciorarme de que todo era cierto y verídico. Nada más. Todo es parte de mis recuerdos de primera mano, episodios recurrentes, pesados, nada circunstanciales. La música, las canciones, y en algún caso lo extremo de los datos en sí, le da ese tono algo cómico además del obviamente trágico. Ayer leía una entrevista a Todd Solondz en la que le preguntaban por si hacía comedia. Y decía que sí, pero que comedias tristes. Por ahí está mi cosa, creo… 

Un álbum con el que relatas a golpe de guitarra y voz tu historia familiar, ¿cómo te has sentido viajando hasta tus raíces? ¿es verídico este árbol genealógico que desarrollas? Todo es estrictamente cierto. Desde los filo-nazis, los alcohólicos… hasta Aute o El Ché son familiares míos. Unos muy directos, otros más ramificados. Pero todos muy presentes en la nube que posa sobre mi cabeza, en los comentarios familiares, recuerdos, batallitas, visiones. 

 

¿A cuál de todos los miembros de tu familia admiras? Y por contra ¿de cuál reniegas? Si es que hay alguno…
  Me temo que no admiro propiamente a ninguno. Y renegar tampoco, aunque una mayoría me resultan imposibles.  

Entrevistamos a Remate

 “Cabello de Ángel, tocino de cielo” es el título de este nuevo trabajo, muy costumbrista y typical spanish, ¿es tu afán con este disco rescatar la memoria colectiva de nuestro país y cada uno de nosotros? No, pero puede ocurrir como onda expansiva aunque heterodoxa. Es una referencia al tono místico y angelical de estos postres como símbolo de cierta tradición, con esquinas religiosas, prehistóricas, lapidarias, y muy asociadas al destino –supuesto- escrito de nuestras vidas.  



¿Qué te ha llevado a plantear este decimosegundo álbum como un musical, muy influenciado por el “You’re a good man, Charlie Brown” de Clark Gesner en 1967? Por el ‘tempo’, y porque lo concebí como el que se pone a cantar una historia hiperrealista. En el momento en que te pones a cantar algo, que en principio no está concebido para ser una canción, estás en el terreno del musical, el humor y el sarcasmo aparecen en estado puro. Sin que lo fuerces.  

 

¿Con qué figura te identificas más: compositor, cantante, historiador o trovador? Soy todas menos historiador. No tengo nada de historiador. No miento en este disco pero no analizo quirúrgicamente nada, cuento mi historia, pero no la de todos. Aunque luego resulta que es la de otros muchos.  



Unir en un disco retales de Björk y del personaje de Jonathan Richman en “Algo pasa con Mary” solo podía hacerlo alguien como tú. ¿En qué punto de tu coco creativo se encuentran ambas figuras?  De Jonathan Richman tomo el rol, ése soy yo en gran medida. De Ella el contenido. Es como si cantara las canciones de Björk como lo haría JR, de alguna manera.  



Hay atmósferas como la de “De toda la vida” o el inicio de “Marca de nacimiento” más complejas e incluso sofisticadas, ¿es posible conciliar tradición y vanguardia?  Empecé a componer todo con piezas electrónicas y en el estudio partí de ellas. Descarté casi todas pero permanecen algunas bases como las que nombras, y algún detalle más en el disco. La tradición y la vanguardia están muy cerca, el concepto de vanguardia es muy antiguo.  



Y luego te desmarcas con la instrumental “Automedicación”, ¿a quién o qué va dirigida?  A nadie en particular, es sobre la medicina en sí, esa espiral, ese bucle. Espero que la pieza sea más una medicina en sí que una reflexión. Prozac. 


Continúas acercándote, de lejos, al rock en temas más contundentes como “Coreografía”; pero la sencillez sonora sigue siendo tu apuesta, ¿es la mejor forma para contar historias sin que el receptor se distraiga?  Este disco necesita ese primer plano desnudo y luego diferentes dimensiones que conformen el entorno propio de cada canción. Nunca he sido un músico de rock y cada vez lo soy menos aún. Mi idea de sonido, arreglos, planos, voces, está muy alejada del rock.  



¿De qué manera está presente tu predilección por el universo cómic en estas nueve canciones? Puede que más que nunca. Busco en las canciones, en los discos, esa narración del cómic; y del cine, de la literatura… Artes que se mezclan con otros, una idea visual de la canción y una idea cinematográfica y una idea literaria… todo dentro de mi rol como músico.

“Marica y drogadicto” es especialmente visual y rememora una de las etapas más dura de la historia de nuestro país… ¿consideras que seguimos sin superar ciertas barreras a día de hoy?
  Es una canción real absolutamente y extrema porque es un aviso delirante que me dieron a mis 12 ó 13 años. No creo que España esté en ese punto de subdesarrollo, pero aún somos un país con demasiados espadachines. 
 

Imagina el futuro dentro de 40 años ¿Cómo te gustaría que hablaran de ti y tu historia en una canción?  Como un domador de leones.

REMATE – marica y drogadicto – Full VideoClip 1080p from Miss Wasabi Films on Vimeo.