Eugenio Merino se suma al Festival Transformance de Murcia

Entrevistamos a Eugenio Merino con motivo de su participación en el Festival Transformance, donde presenta la acción Chistes contra Franco.

Del 24 al 26 de junio, Murcia celebra la segunda edición del Festival Transformance, un encuentro dedicado a la performance contemporánea que tendrá lugar en el Cuartel de Artillería y la Cárcel Vieja. El miércoles 25, a las 20:00 h, Eugenio Merino presentará Chistes contra Franco, una acción que recupera el humor como forma de resistencia.

Imagen superior: Freedom Kick Brasil

Eugenio Merino se suma al Festival Transformance de MurciaLavado de Cara

El Festival Transformance celebra su segunda edición del 24 al 26 de junio en Murcia, consolidándose como un espacio de referencia para la performance contemporánea en España. Dirigido por el ensayista Pedro Alberto Cruz y la artista y gestora cultural Cintia G. Reyes, el festival propone una programación que explora el cuerpo como herramienta de pensamiento, acción y memoria. Entre los artistas invitados destacan Óscar Abril Ascaso, pionero del arte sonoro en España; Isabel León, con una pieza centrada en los gestos mínimos y lo cotidiano; Domingo Sánchez Blanco, cuya propuesta se mueve entre la escultura y la acción política; Domix Garrido, performer murciano que trabaja desde lo autobiográfico; y Agnes Essonti, una de las voces más relevantes del arte afroespañol actual.

Todos los chistes que aparecen en Chistes contra Franco son auténticos y, como archivos orales, corroboran esta versión de la historia, la de las torturas, las fosas comunes, los campos de concentración o los fusilamientos.

Eugenio Merino se suma al Festival Transformance de MurciaFreedom Kick- Munich

El artista Eugenio Merino presenta el próximo 25 de junio la performance Chistes contra Franco dentro del Festival Transformance, un evento que combina prácticas artísticas y pensamiento crítico. La pieza, desarrollada junto a figuras como Darío Adanti y Ana Alonso, recupera los chistes clandestinos que circularon durante la dictadura franquista como forma de resistencia oral, resignificándolos hoy en un contexto político marcado por el auge de discursos autoritarios y el blanqueamiento del pasado. En esta entrevista, Merino, conocido por sus trabajos incisivos y provocadores, habla sobre humor, censura, historia y el papel del arte como dispositivo de memoria crítica.

Eugenio Merino se suma al Festival Transformance de MurciaEugenio Merino por Ignacio Barrios

El humor como memoria política

Belén Vera: ¿Qué te llevó a contar estos chistes anónimos que representas en Chistes contra Franco? ¿De qué manera crees que siguen interpelando al presente, especialmente ante el auge de discursos autoritarios?

Eugenio Merino: Precisamente esa es la razón.  En una encuesta aparecida en El País en 2024, el 25,9% de los hombres entre 18 y 26 años consideraban que el autoritarismo puede ser preferible a la democracia en algunas circunstancias. El blanqueamiento de la dictadura ha posibilitado que una parte de la juventud piense de esta forma. Falta, en la educación, el capítulo de la represión franquista. Este sector de la juventud debería saber que hubo 298 campos de concentración en España por los que pasaron entre 700,000 y un millón de españoles. Bastaría con leer Los campos de concentración de Franco de Carlos Hernández de Miguel. Todos los chistes que aparecen en la acción son auténticos y, como archivos orales, corroboran esta versión de la historia, la de las torturas, las fosas comunes, los campos de concentración o los fusilamientos.

Arte, documentación y colaboración interdisciplinar

B.V.: En esta acción colaboras con figuras como Darío Adanti o Ana Alonso, y cuentas con el apoyo de historiadores y periodistas. ¿Cómo se construyó este cruce entre arte, humor, documentación y memoria?

Eugenio Merino: La idea surgió más como acción de memoria histórica que como teatro. Darío y yo escribimos el guión. Adanti rescata los chistes que se contaron contra la dictadura, y Ana Alonso relata la represión franquista y la transición a través de textos seleccionados de historia. Está a medio camino entre la performance, la memoria, y el humor, aunque este último funciona como otro documento de archivo. Hemos recuperado los chistes, fundamentalmente, de estos tres libros: Los chistes de Franco, de Pgarcía (1977); Cuando nos reíamos de miedo, de Gabriel Cardona (2010) y Autobiografía del General Franco, de Manuel Vázquez Montalbán (1993). Todos ellos recopilan los chistes que se contaban en la dictadura.

Eugenio Merino se suma al Festival Transformance de MurciaAquí murió Picasso

Han participado historiadores, periodistas e investigadores como Paul Preston, Miguel Ángel del Arco Blanco, Pedro Oliver Olmo, Matilde Eiroa San Francisco, Pablo Alcántara, Luis Miguel Sánchez Tostado, Fernando Olmeda, Rebeca Quintáns, Alfredo González-Ruibal o Pablo Mayoral, presidente de La Comuna de Expresos del Franquismo. La edición final del texto ha sido supervisada y corregida por Emilio Silva, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (A.R.M.H). El proyecto ha sido posible gracias al apoyo de Teatro del Barrio y la producción de Mongolia.

Eugenio Merino se suma al Festival Transformance de MurciaIn Loving Memory

Risa y trauma difícil de manejar

B.V.: ¿Qué reacciones o tensiones has recibido con una propuesta que celebra la muerte de un dictador desde el humor en un contexto político tan polarizado?

Eugenio Merino: La acción celebra el 50 aniversario de la muerte del dictador, pero también cuestiona la transición modélica y su efecto en la democracia. El contexto político tan polarizado es la prueba de que el pasado no está resuelto. Como dice Alfredo González-Ruibal en su libro Volver a las Trincheras, estamos frente a un “pasado no ausente” en el que siguen exhumándose represaliados y continúan visibles, tanto monumentos como otros vestigios fascistas, que mantienen viva la memoria de la guerra como cruzada. Las reacciones a la acción son positivas. Los espectadores se encuentran con una mezcla entre risa y trauma que no es fácil de manejar, y se sorprenden por una historia del humor que hasta ahora estaba silenciada.

“El Teatro del Barrio también representa la lucha política y social. Allí hacemos la acción todos los días 20 de cada mes para conmemorar así la muerte del dictador el 20 noviembre de 1975.” Eugenio Merino

Eugenio Merino se suma al Festival Transformance de MurciaPunching Franco

B.V.: Has mostrado tu trabajo en lugares muy distintos, desde bienales internacionales hasta espacios como Teatro del Barrio o la galería  Adn.  ¿Qué papel juega el lugar donde se presenta tu obra, especialmente cuando tiene un mensaje político tan claro?

Eugenio Merino: En el arte conceptual el contexto es fundamental para la comprensión de la obra. Todo aporta significado. El Teatro del Barrio también representa la lucha política y social. Allí hacemos la acción todos los días 20 de cada mes para conmemorar así la muerte del dictador el 20 noviembre de 1975. En los textos que lee Ana Alonso hay referencias a las detenciones arbitrarias, interrogatorios y torturas que sufrieron ciudadanos y activistas antifranquistas, hombres, mujeres y homosexuales, durante la represión. Este año, también realizaremos la acción en La Modelo de Barcelona el 1 de octubre, día en que Franco fue investido como Jefe del Estado (01/10/1936).

Eugenio Merino se suma al Festival Transformance de MurciaBanco publico. Fabrica

B.V.: En obras como Banco público, donde haces referencia a la figura de Federico García Lorca y a la memoria aún no resuelta de nuestro pasado reciente, ¿cómo entiendes el papel del arte en relación con esos vacíos históricos? ¿Crees que puede ofrecer una forma distinta de recordarlos o de dialogar con ellos?

Eugenio Merino: El arte contemporáneo es una herramienta de transformación social que visibiliza hechos silenciados y la violación de los derechos humanos. Inevitablemente, el arte está ligado a nuestro contexto neoliberal global y sus consecuencias. En Banco Público, la idea era mostrar la ideología política de Federico García Lorca y cómo ha sido instrumentalizada, desde el franquismo hasta la democracia. Para ello, se utilizaron entrevistas, manifiestos y conferencias que el poeta concedió en vida. Estos materiales han sido recopilados a lo largo de los años por Ian Gibson, Víctor Fernández y Rafael Inglada.

“Banco público, el proyecto entero, constituyó una recuperación del pensamiento político de Lorca ligado a la resistencia antifascista.” Eugenio Merino

Eugenio Merino se suma al Festival Transformance de MurciaRuina

Se exhibió como instalación sonora a modo de memorial, conformada por un banco de cemento con la escultura de Federico García Lorca sepultada en su interior. Era la misma escultura de Lorca que pudo verse, bajo tierra y cubierta con un cristal transitable, en una galería de Madrid en 2024. El proyecto continuó en Barcelona, en ADN Galería, y en este caso los visitantes estaban invitados a sentarse sobre su cuerpo desaparecido del poeta.

Eugenio Merino se suma al Festival Transformance de MurciaBanco público. Bloque

La obra de arte, en este caso, consistió en visibilizar la represión ejercida sobre los miles de desaparecidos, así como poner de manifiesto la ausencia del cuerpo de Lorca y su voz, de la que no hay ningún registro. La grabación reproducida en la sala contenía las entrevistas y conferencias que Federico García Lorca realizó a lo largo de su vida, interpretadas por Juan Diego Botto y seleccionadas por Víctor Fernández a partir de los libros Palabra de Lorca: Declaraciones y entrevistas completas, De viva voz: conferencias y alocuciones y Manifiestos, Adhesiones y Homenajes (1916-1936). El proyecto entero constituyó una recuperación del pensamiento político de Lorca ligado a la resistencia antifascista.

Eugenio Merino se suma al Festival Transformance de MurciaNinot

Una forma de acabar con el antiguo régimen en un proceso de purificación

B.V.: La escultura hiperrealista de Felipe VI que realizaste junto a Santiago Sierra, El Ninot, fue concebida para ser quemada en público, un gesto cargado de simbolismo. ¿Qué buscabais transmitir con esa acción? ¿Cómo varía la reacción del público cuando se enfrentan a iconos tan actuales y cargados de poder como un rey?

Eugenio Merino: El Ninot es una escultura hiperrealista del rey Felipe VI que se fabricó en un taller fallero de Valencia con materiales combustibles, y cuya única finalidad era ser quemada.  En el interior de la cabeza tenía alojada una calavera ignífuga para que quedase visible una vez calcinada la figura. Como en Las fallas valencianas, cuya quema simboliza la renovación, el renacimiento y el final de un ciclo para dar paso a otro nuevo, la de El Ninot era una forma de acabar con el antiguo régimen y su relación con la dictadura franquista en un proceso de purificación. El proyecto se exhibió en Arco 2019, en la galería  Prometeo (Milán) y la pieza se acompañaba de un contrato en el que se obligaba al coleccionista a quemar la obra en el plazo de un año, cancelándose en caso de no cumplirse la cláusula.

Eugenio Merino se suma al Festival Transformance de MurciaNinot

B.V.: ¿Cómo varía la reacción del público cuando se enfrentan a iconos tan actuales y cargados de poder como un rey?

Eugenio Merino: Durante el transcurso de la feria la galerista recibió todo tipo de insultos de los visitantes más monárquicos. Recordemos que Arco es una feria muy conservadora que representa bien los gustos de la clase ociosa española. Las instituciones, sobre todo Ifema , hicieron todo lo posible para que no se vendiera la pieza, banalizándola y despolitizándola desde el inicio de la feria. El director de la feria se puso de perfil. El problema es que las instituciones conciben la feria, y la cultura en general, como un forma de blanquear al Estado y a la Marca España. Y las empresas privadas que subvencionan la feria la utilizan para el autobombo y el greenwashing, purplewashing, rainbow washing o el vegan washing.

Eugenio Merino se suma al Festival Transformance de MurciaFreedom Kick. Brasil

Trump, la derecha 2.0 y el fútbol antifascista

B.V.: En varios de tus trabajos (Freedom Kick, Toxic, Lavado de cara)  aparece la figura de Donald Trump convertida en icono grotesco, excesivo o incluso kitsch. ¿Qué te interesa de su imagen y por qué decidiste trabajar con ella desde el arte?

Eugenio Merino: Trump es en sí mismo un icono grotesco. Lo grave es que representa el ascenso de las extremas derechas globales en la última década.  Aunque el fascismo fue derrotado militarmente en 1945, la ideología fascista ha reaparecido en el siglo XXI, blanqueada desde los medios tradicionales, en forma de lo que Steven Forti denomina extrema derecha 2.0. Esta es la idea detrás de lavado de cara, el lavaplatos que presenté este año en Arco y que contiene platos con retratos de políticos de la nueva extrema derecha. Aparecen personajes como el tecno-oligarca Elon Musk, o los políticos de extrema derecha Benjamín Netanyahu, Víctor Orbán, Giorgia Meloni, Nayib Bukele, Javier Milei, Santiago Abascal, Marine Le Pen, Alice Weidel, Geert Wilders, Herbert Kickl, Nigel Farage, André Ventura, y por supuesto, Trump.

Eugenio Merino se suma al Festival Transformance de MurciaFreedom Kick. Brasil

Freedom Kick es un proyecto, en colaboración con el colectivo activista norteamericano Indecline, en el que hemos organizado, en los últimos años, partidos de fútbol con las cabezas de estos políticos autoritarios. Organizamos uno en Tijuana en 2020, en la valla fronteriza con Estados Unidos, donde trabajadores mexicanos pateaban la cabeza de Trump en un gesto contra las políticas migratorias del presidente y otro en Brasil en el que jugadores antifascistas del colectivo Lgtbi, el más castigado por las políticas del presidente, chutaban la cabeza de Bolsonaro en un campo de futbol de Sâo Paulo. La idea en todos ellos era la misma, la lucha de las clases trabajadoras contra las políticas neoliberales y autoritarias.

Arte censurado y necesario

B.V.: Tu obra está presente en colecciones como la del Museu de l’Art Prohibit. ¿Cómo entiendes el límite entre lo censurado, lo provocador y lo necesario en el arte contemporáneo?

Eugenio Merino: El arte cuestiona los discursos hegemónicos y aborda temas que socialmente son de interés. No es, ni debe ser, un lugar cómodo, y así debe seguir. Por esto es normal que se censure el arte. En 2021, La Consejería de Cultura de Madrid ordenó quitar las palabras “racismo” y “restitución” de la muestra Buen Gobierno de la artista Sandra Gamarra en la sala Alcalá 31. La restitución o el racismo no encajan en la idea de hispanidad que promueve la derecha española.

Eugenio Merino se suma al Festival Transformance de Murcia

En 2012 me denunció la Fundación Nacional Francisco Franco por la pieza Always Franco, expuesta en Arco ese mismo año. Lo grave no fue que una fundación fascista me llevara a juicio por humillar al dictador sino que el presidente de Ifema en ese momento, José María Álvarez del Manzano, escribiera una carta oficial desde Ifema dándole la razón a la fundación y diciendo que él hubiese retirado la pieza de no haber sido por su impacto en prensa. Esta carta, que la Fnff utilizó en su demanda, es una prueba de que la censura en España se aplica habitualmente y sin complejos. Siempre cito la misma frase cuando sale el tema de la censura porque creo que explica bien el objetivo del arte. En su libro Cultura, Terry Eagleton dice: “ La cultura debe morder la mano que le da de comer”.

“Como dice Alfredo González Ruibal en el texto de la pieza: Jugar un partido de fútbol en las trincheras es destruir la inocencia del fútbol, su naturaleza de máquina amnésica para producir nación y reconciliación. Lo convierte en herramienta de memoria”. Eugenio Merino

Eugenio Merino se suma al Festival Transformance de Murcia

Pelota de fútbol

B.V.: El 4 de julio presentarás La copa del Generalísimo junto al colectivo Indecline en el festival Ex Abrupto. ¿Nos puedes contar más sobre este evento?

Eugenio Merino: En el 50 aniversario de la muerte del dictador Francisco Franco vamos a realizar una acción participativa en un terreno cercano a las trincheras del camino de Les Coves del Tol (Moiá), lugar que en 1939 se convirtió en un campo de batalla durante la Guerra Civil. Queremos organizar un partido de fútbol, en este espacio de memoria, en el que la pelota es la cabeza del dictador. Hemos realizado una convocatoria pública para encontrar jugadores semiprofesionales de fútbol que compartan valores antifascistas. El franquismo utilizó el fútbol para canalizar las emociones de la clase trabajadora y así mantenerlos alejados de las reivindicaciones políticas.  El Real Madrid se convirtió en el símbolo de la identidad nacional, y en la herramienta que el régimen utilizó para la educación de las masas. En nuestra propuesta buscamos resignificar el fútbol como contrahegemonía.

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