JIMMY´S HALL

EL REIVINDICATIVO ADIÓS DE KEN LOACH

Los sin techo ingleses, los trabajadores portuarios de Liverpool, la huelga de 1926, la derrota del Movimiento Laborista Británico, la filmografía del director inglés Ken Loach siempre ha girado en torno a la defensa de los oprimidos. Historias de una calidad tan depurada como realista la exposición de sus argumentos, muy al estilo del maestro de maestros John Ford. Con Jimmy´s Hall, Loach se despide de su particular guerra contra el poder, de su personal lucha a favor de los pobres, homenajeando a Jimmy Gralton, líder comunista irlandés que se convirtió en ciudadano americano en 1909, luchó en la Guerra de Independencia Irlandesa, siendo más tarde el primer deportado de su país tras las revueltas ocurridas en la casa de baile que abrió en la localidad de Effrinagh. La historia nos remonta a la Irlanda de los años 30, tras la independencia, donde pese a haberse conseguido la libertad como nación, se siguen manteniendo ciertas represiones culturales y sociales, por la presencia de una estricta iglesia católica que no quiere perder poder frente a un pueblo que ya no acepta las normas y tradiciones. Tras su huida a Nueva York, el activista e inquieto Jimmy Gralton vuelve a su país para descubrir que nada ha cambiado y que las injusticias y opresión siguen dictando la rutina diaria. Retoma su lucha reabriendo la casa de baile por la que 10 años antes tuvo que emigrar a Estados Unidos, militando de nuevo por el derecho a bailar, cantar y reunirse de los más humildes, actividades que la Iglesia sigue viendo diabólicas. De esta manera, el casi octogenario cineasta celebra su canto de cisne profesional, defendiendo aquello de “genio y figura” en una película que pese a ser simple en su exposición, no deja ningún detalle en el aire o al propio juicio del espectador. Un drama de corte social en el que en seguida te involucras con los buenos (frente a los malos), cuya ferviente lucha se convierte rápidamente en el hilo conductor de escenas cargadas de romanticismo realista, de sintético inconformismo social. Un claro homenaje a todos aquellos hombres y mujeres que desde sus humildes comunidades, en algún momento cambiaron el rumbo de las cosas. La cinta, que compitió en la sección oficial de la pasada edición del Festival de Cannes, aparece en un momento de gran actualidad, momento en el que el pueblo llano se desata frente al despotismo de gobiernos corruptos con miras, exclusivamente, en su propia estabilidad y solvencia. El guion de Paul Laverty, basado en la obra teatral del actor Donal O’Kelly, nos descubre a un magnífico Barry Ward, en el papel del héroe Gralton, en esta historia que, como digo, encuentra ciertos paralelismos con la actualidad que vivimos, en la que se siguen evitando las voces más críticas, las disidencias políticas o sociales más candentes o el derecho a que el ciudadano alce la voz, por encima del nivel acústico permitido. Bravo Ken Loach, entregue sus armas y disfrute de su dulce retiro, nosotros seguiremos luchando.

JIMMY´S HALL

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