La artista chilena Juana Gómez borda sobre sus propios autorretratos impresos en tela. Una forma de distanciarse y acercarse a sí misma a la vez. Aquí nos cuenta parte de su trayectoria artística y vital
Soy Juana Gómez, tengo 35 años, soy chilena y artista. Al salir de la universidad me dediqué al arte digital. Hice stop motion y trabajé con músicos electrónicos, obsesionada por la repetición y la construcción desde lo mínimo. Después me topé con un vacío. Diez años en los que no hice arte. Me fui del país. Sobreviví en Barcelona proyectando en festivales, pero volví a Chile tan pobre que acabé viviendo con mi abuela y barriendo el piso de un centro Krishna: el Cerro 18, una población a los pies de la cordillera. Aprendí a tatuar, di clases de ashtanga yoga y terminé como diseñadora gráfica en una revista. Años después estudié programación de páginas web, lo que me trajo de vuelta a lo repetitivo, el lenguaje binario, el uno y el cero, la abstracción y el arte. Trabajando en eso, me llamó la atención el comportamiento de la información en las redes sociales, su crecimiento orgánico o “viral”. La forma que dibuja esa expansión es la del árbol. Ese fue el punto de partida de todo mi trabajo actual.
Llamé a esta serie Constructal por las ideas de Adrian Bejan, un físico de la Universidad de Duke que explica cómo los sistemas vivos (de flujo) optimizan los recursos y generan la forma característica del árbol en diversos niveles del mundo orgánico e inorgánico. Esta forma rige desde el tránsito de las ciudades y la arborescencia de nuestros pulmones hasta los clusters de galaxias y el flujo de electrones en el cerebro. Externalizamos de manera constante este patrón, sin darnos cuenta, ya que estamos totalmente inmersos y sostenidos en él. Empecé a bordar esa forma ubicua sobre autorretratos impresos en telas. A medida que cubría mi imagen con los órganos y sistemas que componen mi cuerpo, lo vi desaparecer y convertirse en otra cosa, al punto que amigos cercanos no reconocían que yo era la modelo, lo que me enseñó que el concepto fijo que tenemos de nosotros mismos es más frágil de lo que imaginamos.
En mi familia las mujeres han bordado por casi cien años. Bordar para mí ha sido una manera de integrar color y materialidad a lo que era mi trabajo digital, pero más importante es el estado mental que genera, un estado que conocía por el yoga, el tatuaje y la programación. Es una suerte de anulación, acciones repetitivas que construyen algo mayor punto por punto, una estructura de gran complejidad nacida de lo simple y primordial. En este momento estoy concentrada en mi exposición individual, que se hará en abril en la galería chilena Isabel Croxatto, donde daré por terminada mi serie Constructal.
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http://www.juanagomez.com/
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Retrato Juana. Foto: Alejandro Araya
