Hace unas semanas llegó a mi correo este mensaje: “My name is Pablo Carballal, architect and designer from Madrid. I write to you to introduce my new design, the Kimono Armchair, so you may consider the possibility of including it in your publication”.
El trabajo que me enviaba era un butaca muy bien fotografiada y aparentemente muy bien acabada. El estilo de la pieza era curioso, era una mezcla de muchos iconos del diseño. Una mezcla de un diseño de los Eames con madera curvada con una pieza del brasileño Sergio Rodrigues con sus estructuras totalmente redondeadas. Pero la butaca Kimono era mucho más que eso, era un diseño actual con muchas más referencias y eso me atrapó al instante. Quería saber más de lo que había detrás de esta pieza y también de su autor.
Butaca Kimono un diseño de Pablo Carballal
El diseñador es el madrileño Pablo Carballal estudió en la ETSAM y en TUDelft. Ha colaborado en estudios de arquitectura de Madrid, Nueva York, Berlín, Roma y Londres. Desde su vuelta a Madrid en 2013 compagina la arquitectura con el diseño de mobiliario y de producto
Imagen superior: La butaca Kimono y al fondo su diseñador Pablo Carballal
Sobre la butaca Kimono, Pablo nos mandó un texto que explica muy bien el proceso de trabajo que hay detrás:
Extracto de la historia de su fabricación
“La butaca Kimono fue inicialmente el fruto de una crítica que alguien hizo a la rectitud de la silla del Fraile. Las sillas no son rectas, decía esta persona, mientras tocaba el brazo curvo de la suya, ni los asientos, ni los respaldos, continuaba pasando la mano y la mirada por esas superficies de la butaca en la que estaba sentado… Yo justificaba la ergonomía basada en el acolchado, pero sin gran capacidad de defensa, así que a partir de aquello quise hacer un diseño sin un solo elemento recto a ver qué tal, y lo que empezó siendo una silla acabó achatándose y expandiéndose en forma de butaca que me recordaba a los pliegues de los Kimonos.
Cuando terminé los renders de la primera versión, hace ahora dos años y medio, quedaba claro que curvar todo era un follón. No sabía aún cómo curvar tableros contrachapados, ni tubos o pletinas de metal con grandes radios y por control numérico, ni conocía la CNC de cinco ejes. Así que colgué los renders en Facebook y en mi web y ahí quedó la cosa. Otros muebles más factibles se me fueron ocurriendo y ni pensé en que ya surgiría la ocasión de ir más allá”.
“Pero hubo alguien que se empeñó más que yo mismo en sacarlas adelante. ¿Has construido ya la butaca Kimono? me preguntaba un par de veces al año, y yo me lo quitaba de encima con cualquier excusa: imposible, demasiado cara, demasiado compleja, no encuentro una editora interesada, etc… Hasta que las Navidades pasadas me volvió a llamar con mayor determinación. Me dijo que estaba reamueblando su casa, que buscaba dos butacas para el salón, que no encontraba ninguna que le gustara más que la Kimono y que la teníamos que hacer. Además de sentirme alagado, me gustó ese “teníamos”. Pensé en los Medici y en mi buena suerte por tener un mecenas dispuesto a financiar mi diseño más difícil, un encargo de mobiliario a pesar de mis propias evasivas”.
“Sus butacas serían el prototipo mismo y todo tenía que salir bien a la primera. Así se lo expliqué, y le pedí que me dejara unos días para rescatar los archivos del proyecto y estudiar si me veía capaz de construirla con éxito. Descubrí que, por suerte, en estos dos años y medio había conocido las maquinas que iba a necesitar, aunque algunas de ellas no las había usado aún (la curvadora de metal, la CNC de cinco ejes, y los baños de níquel y cromo)”.
Resumen de fabricantes:
“Las butacas están hechas con piezas fabricadas o suministradas por un total de once empresas y oficios repartidos entre Madrid, Zaragoza, Barcelona y Girona, así que todo se ha desarrollado en el eje de la Autovía A-2, que tan poco frecuento.
Mi papel en la fabricación ha sido el de coordinar la producción de las disitintas partes sin perder el equilibrio del conjunto, pero estos han sido (EN PARÉNTESIS) los verdaderos artífices, compañeros de viaje y profesores particulares:
Las patas son de roble macizo talladas en una CNC de cinco ejes (fabricadas por la empresa GURDÓ); los tableros curvados son de chapas de haya en su interior y de roble en el exterior, con insertos roscados para evitar que la tornillería asome por la cara contraria, como ocurría en el diseño original (ITDC); para aunar el acabado del conjunto, todas las piezas de madera las barnizó con pistola en barniz de poliuretano natural mate una misma empresa (LOSADART); los tubos inferiores y pletina trasera son de acero curvado por control numérico (TALLERES TAREMA); los separadores metálicos entre las patas y los brazos los hizo en su torno, también de control numérico, uno de los pocos metalistas que he conocido dispuesto a hacer tiradas cortas (METALÚRGICA ALCALÁ); la tornillería necesaria no fue fácil de encontrar, pero di con una empresa (MATRIU) que tiene un catálogo infinito; el cromado de todo el metal incluidos los tornillos y arandelas, se hizo de una vez (CROMADOS MARTÍN); la piel es de vacuno, modelo Asphalt de Vitra, y tras varias pruebas acordé con el tapicero un acolchado de 4cm de goma dura y 1cm de goma blanda sobre bastidor curvo (TAPICERO LUIS FLORIDO); finalmente, las piezas de neopreno cortadas a medida evitan el contacto entre el metal y la madera (INDUSTRIAS LORK)”.
Nota presentación:
“La Butaca Kimono es un mueble que explora la esencia formal de la legendaria prenda de vestir japonesa.
La desenvoltura de sus tejidos, la banda horizontal que los envuelve, la cobertura del cuerpo humano… son aspectos abordados con la idea de alcanzar un grado de mímesis adecuado, a medio camino entre la excesiva distancia y la evidencia inmediata.
Diferentes técnicas de producción se aúnan para dar con un asiento coherente, elegante y armonizado, que pretende rendir un sutil tributo a los kimonos”.
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