LA CASA DEL TEJADO ROJO

YOJI YAMADA CUESTIONA LOS VALORES FAMILIARES Y SOCIALES

Estamos acostumbrados a que al fin de una película la sensación que nos debe quedar, es la de haber presenciado el mayor milagro de la cinematografía al que hemos asistido. Un sentimiento que no siempre cumple las expectativas y que nos hace arrepentirnos de nuestra elección durante semanas. Pues bien, ese no es el espíritu. Inspirado quien sabe si por los melodramas de Douglas Sirk o incluso con algunos guiños a Bertolucci o Haneke, el director de cine japonés Yoji Yamada dirige a la actríz Haru Huroki en ‘La casa del tejado rojo’, una historia de amor secreta en el Japón de las contiendas previas a la Segunda Guerra Mundial. Un particular trío amoroso (junto a Takaku Matsu y Hidekata Yoshioka) que plantea con gusto temas como la pertenencia a un hogar, las relaciones entre individuos, el adulterio femenino o un sonrojante (por virgen) y soterrado lesbianismo. Una cinta con la que Yamada vuelve a tirar de novela homónima y que en esta vez encuentra en la obra de Kyoko Nakajima, la historia adecuada para dar rienda suelta a su solvencia en el drama “de época”. Una historia que va y viene en el tiempo, gracias al hilo conductor que supone Takeshi (Satoshi Tsumabuki) nieto de Taki (Chieko Baisho) que tras su funeral va recordando aquellas páginas que incitó a su abuela escribir sobre su trabajo como chica de servicio de la familia Hirai y todo lo que con ellos vivió. Una película que en sus casi 135 minutos no decae, te reconforta y te descubre que hay cosas más importantes en el universo del cine actual que te tengan que sorprender, en vez de hacer reflexionar con historias que de primeras puedan parecer de serie de sobremesa.

ESTRENO, hoy VIERNES, 10 de abril

LA CASA DEL TEJADO ROJO

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