ESTRELLAS DE ARTIFICIO
Última entrega del siempre interesante director canadiense David Cronenberg que narra la historia de una familia de Hollywood, y de los personajes satélites que orbitan a su alrededor, para conformar una sátira social del mundo de las celebrities y de todo lo que se esconde tras sus actos: la avaricia, los egos, las envidias y, por supuesto, sus angustias y traumas. El largometraje del controvertido director, conocido en el mundo anglosajón como The King of Venereal Horror, va desvelando los secretos inconfesables de la familia Weis y las derivas emocionales que sufren cada uno de los cuatro miembros que la componen: El padre (John Cusack), un terapeuta que triunfa con su charlatanería de auto-ayuda en televisión y recibe en su domicilio las visitas de afamados pacientes como la actriz, venida a menos, Havana Segrand, interpretada por la excepcional, genial y siempre maravillosa Julianne Moore, quien consiguió en la pasada edición del Festival de Cannes la Palma a mejor actriz por este papel. La madre, serenamente inestable, (Olivia Williams) que soporta la carga de una culpa inconfesable y trabaja como representante de su propio hijo (Evan Bird) que con tan sólo 13 años es una reconocida estrella de televisión-cine y que, desorientado en el firmamento de cartón piedra en el que ha crecido, coquetea con las drogas y la soberbia; será víctima, entre otras cosas, de las visitas espectrales de una fan (Kiara Glasco). Y el cuarto miembro de la familia Weis del que, y con su permiso, guardaré silencio para no desvelar el misterio que le envuelve. La caja de Pandora.
El reparto, de un trabajo notable, se completa con la presencia de los protagonistas de la anterior cinta del director “Cosmopolis”: Robert Pattinson, quien aquí interpreta a un chófer de limusinas que pretende alcanzar el estrellato (ironías del casting) y la aparición de Sarah Gadon como la madre fantasmal del personaje de Havana Segrand. La película mantiene el sello Cronenberg: los excesos, el artificio – léase como predominio de lo artístico sobre la naturalidad–, la sexualidad retorcida y los procesos psicológicos que le acompañan, tanto cognitivos como emocionales, y la redención, a veces brutal, como vía para expiar o sublimar nuestros actos. Un cine en las antípodas del realismo y el costumbrismo donde su director hace uso de lo extremo, sin tapujos ni complejos, con la intención de desnudar y sacar a la luz las miserias del género humano (verdadero leitmotiv) escarbando en la psique de unos personajes al límite mientras mantiene al espectador entretenido, sin que este adjetivo tenga un carácter peyorativo, con escenas que deforman las dos caras que reflejan nuestra insignificancia, la comedia y el drama, y supura un discurso crítico sobre la micro-sociedad hollywoodiense como ejemplo hiperbólico de lo que somos. Maps to the stars es un banquete de miserias, la inmensidad del cosmos en contraste con nuestros ridículos egos. Una película para disfrutar sin prejuicios y con la que su director, David Cronenberg, pretende hallar una verdad más allá de las estrellas y los fuegos de artificio.
“Maps to the Stars” se estrena en cines el 6 de marzo
