Hay veces que uno ya no espera encontrarse con una película original, distinta y sorprendente. A veces el cine europeo sigue estando a años luz en cuanto a planteamiento, originalidad, concepto y manera de contar historias. La nueva película de Diederick Ebbinge nos cuenta en clave de comedia inteligente y ácida, la historia de dos hombres que viven una rara historia de amor en un barrio residencial de Holanda. Fred vive solo. Su mujer ha muerto y a su hijo lo ha echado de casa. Se apoya en la iglesia y la comunidad para seguir adelante. De repente en una disputa callejera se encuentra con Theo, un vagabundo que parece sufrir alguna secuela o retraso mental, y que no sabe ni utilizar cubiertos ni comportarse. Se lo acaba llevando a casa y le empieza a “educar”. Una historia de amor-amistad-cariño surge entre los dos personajes. Las habladurías en el pueblo se hacen cada vez más intensas y los problemas y las situaciones hilarantes empiezan a desencadenarse.
De todo esto sale una comedia brillante, fría y distante pero a la vez tremendamente tierna y desgarradora. Fresca y sorprendente. La fotografía de Dennis Wielaert es una delicia y los dos protagonistas son ARTE.
Ejemplo de cómo se puede contar una historia que se ha contado mil veces y el resultado sea algo que parezca novedoso e innovador. Otra historia sobre la homofobia pero con una vuelta de tuerca necesaria en un género agotado y estrangulado por los tópicos narrativos. ¡¡Bravo!!
“Matterhorn” se estrena en cines el 25 de abril