NACHO VEGAS

EL MANIFIESTO DESASTRE

Después de tres años inmerso en proyectos paralelos, el ángel caído del panorama musical nacional retoma su carrera en solitario con la publicación de su trabajo más explícito y crudo. Y es que sus recientes colaboraciones con Enrique Bunbury (El Tiempo de las Cerezas), Christina Rosenvinge (Verano Fatal) y Xel Pereda (Lucas 15) sólo han servido para hacer aún más esperado su regreso y acentuar su personal estilo de trovador oscuro. El Manifiesto Desastre, su cuarto largo, es manifiestamente cualquier cosa menos un desastre. Un extraordinario decálogo -aunque de once temas- en el que el asturiano, de forma autobiográfica o no, se recrea en recuerdos de la infancia, conflictos internos, perversiones, intentos fallidos o el desamor. Un trabajo que, aunque no supera a sus dos anteriores discos, no defrauda y nos permite escuchar al cantautor adentrándose en nuevos géneros musicales.

NACHO VEGAS

El primer corte, “Dry Martini S A”, es un single incontestable en forma de irónica canción de amor con claras referencias al sexo anal (S A). En “Detener el tiempo”, Nacho se sumerge en su niñez para reflexionar sobre el miedo a envejecer entre melódicas guitarras. “Lole y Bolan” es un divertido guiño al glam-rock de T-Rex en el que participa Christina Rosenvinge, que contrasta con canciones más sombrías como “Junior Suite” o “Morir o matar”, la canción más desgarradora del disco. Mención especial merecen “El Tercer día” que alude a la dura tercera jornada de abstinencia a las drogas; la pegadiza y sureña “Crujidos”; y “Un Desastre Manifiesto”, un nuevo e irónico mea culpa del caballero oscuro. Como rarezas, Vegas incorpora a su cancionero “Nuevas Mañanas”, la adaptación al castellano de “Anyhow I love you” de Guy Clarke y “En lugar del amor”, una deliciosa ranchera fruto de sus últimas visitas a Méjico, inspirada en canciones de José Alfredo Jiménez y poemas de Fernando Pessoa.