Amor Adolescente x Emilio Sánchez García
Salí de casa sin prisa. Como de costumbre.
Me gusta pasear tranquilo y respirar algo de aire fresco antes de entrar a trabajar.
Cojí el 17 en Farringdon, cerca de la bulliciosa Kings Cross dirección Camden Town, pasando por Caledonian, parada donde decidí bajarme.
Sonaba Estopa en iPhone, ‘- Un poquito de rumba me animará’ Pensé, y así lo hice. De vuelta a la Barcelona de los 90.
Miré el reloj, me quedaba algo de tiempo antes de entrar, así que decidí sentarme en un banco a escuchar un par de canciones más.
El día estaba nublado, pero no hacía frío, cosa que agradecemos mucho los que vivimos en London.
Alcé la vista y allí los vi. Ya no volví a escuchar nada más. Me absorbieron por completo.
El llevaba una sudadera roja, con la capucha puesta. No se le veía apenas la cara. Era delgaducho, escuálido, como con hambre. El otro era más gamberro, chupa de cuero negra y media cabeza rapada, pitillos y Converse.
Dos adolescentes comiéndose a besos. Desprendían una pasión que no sé si me daba asco o envidia. Sostenían latas de cerveza en la mano que les quedaba libre, de esas de 1£ en el Tesco . Las manos libres se entrelazaban.
Me quedé absorto con el concepto. Los observé un rato. Ajenos a su alrededor, el binomio amor – odio me fascino. La estética violenta, insumisa, sin reglas, sin miedo o vergüenza se fundía en la más absoluta de la ternura; de dos almas que se aman sin censura.
Un amor adolescente. Una hoguera recién encendida luchaba por hacerse un hueco entre el olor a cerveza de un martes a medio día. La vida y la muerte, pensé. Lo que es bueno y lo deleznable mostrando la más nítida de sus caras.
Sonreí. No sé si porque vi en su actos mi juventud perdida o el reflejo de cuando viví sin reglas.
Miré al suelo; y antes de levantarme, giré por última vez la cabeza hacia su banco, y les vi cogidos de las manos, tiernos, vulnerables. Y recordé que al final, el amor siempre gana. Y seguí mi camino.
Texto: Emilio Sánchez García / Foto: Omar Prestwich
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Neo.Doc, club de lectura y concurso de relatos para jóvenes escritores sin límite de edad
Emilio Sánchez García estrena la primera entrega de Neo.Doc con un relato sobre el amor adolescente
En el número impreso de julio/agosto de Neo2 aparece publicado el relato “el día que conocí a Chloe Savigny” de José María Yaraví Artieda como ganador de la primera edición de Neo.Doc. Y durante los meses de julio y agosto publicaremos el resto de relatos finalistas en la web de Neo2.
¿Quieres participar en la edición de septiembre de Neo.Doc?
El plazo de entrega de relatos para la edición de septiembre de 2016 finaliza el 31 de julio
Bases para participar en el concurso de relatos Neo.Doc
– Podrán participar todos los escritores jóvenes sin ningún límite de edad.
– Los relatos tendrán un máximo de 2.000.
– Todos los relatos deberán tener como eje central el mundo de la creatividad en cualquiera de sus disciplinas: arte, moda, diseño, literatura, música, cine, arquitectura, ciencia, tecnología, gastronomía… y desarrollarse en los tiempos modernos. Es decir, ahora.
– Los relatos se enviarán en formato “.doc” a la siguiente dirección de correo electrónico: subscribe@neo2.com
– Los participantes podrán firmar con pseudónimo si así lo desean, pero tendrán que facilitarnos un nombre real, fotocopia del DNI, más forma de contacto, tanto por teléfono como correo electrónico.
– Cada 2 meses, Neo2 publicará los 10 finalistas en Neo.Doc, el club de lecturas de su página web. Uno de estos será seleccionado como ganador de la correspondiente edición bimestral de Neo.Doc y será publicado en la revista, tanto versión papel como versión tablet.
– Aun no siendo elegido en una de las ediciones bimestrales, todos los relatos recibidos podrán ser repescados para futuras ediciones de Neo.Doc.
– Todos los participantes otorgan garantía de autoría y originalidad respecto a los relatos presentados a Neo.Doc , y por tanto declaran que su trabajo es original, inédito y que se constituye como su único y legitimo autor, y que no se haya sujeto a contratos, cesiones o licencias a favor de terceros.
– Los participantes ceden a Neo2 los derechos de reproducción, distribución y comunicación pública de los relatos enviados. Neo2 se compromete a firmar la autoría de los relatos siempre que sean publicados.
1 de julio de 2016 a las 11:21
Tienes razón Martha. Después de toda la vida editando textos y que los redactores me pregunten mil veces por el número de carácteres y palabras, casi nunca he conseguido que se ajusten a ello. Aunque lo mismo el error mío y debía haber puesto que el número máximo de palabras fueran 2.000, en lugar de acotarlo tanto como hice. Lo tendré que corregir.
De los relatos que publicamos en este número impreso, solo un pertenecía al de la iniciativa de Neo.Doc, el de “el día que conocí a Chloe Sevigny”, el otro lo habíamos recibido antes de poner en marcha esto.
Muchas gracias por el comentario, te hago caso. Iremos mejorando según vaya desarrollándose esto. Un abrazo.
1 de julio de 2016 a las 10:31
Buena iniciativa, pero no entiendo lo de las 2000-2500 palabras como requisito. Ninguno de los relatos publicados tiene tal extensión. Podéis aclararlo? gracias!
30 de junio de 2016 a las 1:22
contenido para la revista a cambio de un poco de visibilidad… Podría mejorarse