Restaurante Efímero: cambiar para que algo permanezca

“Porque todo cambia, nosotros lo cambiamos todo”. Buen eslogan para un restaurnte que se hace llamar Efímero y que, feliz contradicción, consigue permanecer en la memoria del paladar. En la planta superior del restaurante Pointer, este nuevo espacio se aleja de las modas —efímeras, las que más— y se consagra a la volatilidad del mercado diario con productos fresquísimos y recetas actualizadas pero de enorme sabor. La juventud era esto.

Restaurante Efímero: cambiar para que algo permanezca

Restaurante Efímero: cambiar para que algo permanezca

No hay razón para alarmarse. Con Efímero no hay estrategia pop up. Ni imposturas a la caza del like. Efímero es un restaurante serio con un cocinero serio. Que naciera como el concepto más gastronómico del grupo Rantanplan, del que ahora se ha independizado, avala la presencia del cocinero Joaquín Serrano — ¡27 años! — en cuya hoja de servicios aparecen referencias descollantes como El Celler de Can Roca, Club Allard (etapa Diego Guerrero) o Álbora. Al chef, como a todo el equipo, se le nota entregado, con la ilusión de pasar el rodaje con nota. Al final, él mismo se pasa por la mesa para testar el balance y aprender de las comprensibles incorrecciones. No es pesadez sino responsabilidad para con su profesión.

Restaurante Efímero: cambiar para que algo permanezca

Restaurante Efímero: cambiar para que algo permanezca

El escenario del Restaurante Efímero merece contarse. Aunque el acceso es algo intrincado y pasa desapercibido, el comedor que Pointer libera escaleras arriba es diáfano y todo luz natural. La plaza de Colón de Madrid se despliega al otro lado de las cristaleras. Generoso espacio entre mesas, redondas y amplias, y un vistoso techo de jardín colgante —artificial, eso sí—, pero que sirve para amortiguar el ruido ambiente.

Restaurante Efímero: cambiar para que algo permanezca

 

Restaurante Efímero: cambiar para que algo permanezca

Estos preámbulos, sin embargo, no auguran la consistencia de la oferta. La carta se presenta descrita a boli como ejemplo de los cambios que sufre a diario según la visita al mercado. Primera grata sorpresa en un restaurante que parecía sólo entrar por los ojos. Después, la carta en sí misma, con platos que apetecen y la posibilidad de convertirlos en medias raciones. Por último, la ejecución de los mismos, impecable en los puntos, primando la sencillez y los sabores estacionales.

Restaurante Efímero: cambiar para que algo permanezca

Restaurante Efímero: cambiar para que algo permanezca

Algunos de ellos: la sobrasada, a modo de aperitivo sobre una tabla de madera; la torrija salada en sopa de cebolla, primorosa; la alcachofa confitada con anguila y foie, sorprendente; el chipirón, algo corto de intensidad aunque el propio Joaquín nos confesó que trata de contentar a todos los públicos y que no a todo el mundo le gusta el cocinado tan marino en sus propias tripas; el gamo, muy otoñal; la tortilla, una media luna deliciosa rellena de boletus y espolvoreada con trufa… De postre, una tablita de quesos, que está otra vez en boga. No tiramos mucho más de pescado por cuestiones de prescripción facultativa, nada más. Repetiremos, que es lo importante.

Restaurante Efímero: cambiar para que algo permanezca

Restaurante Efímero: cambiar para que algo permanezca

Restaurante Efímero: cambiar para que algo permanezca

Todo acompaña, por tanto, en Efímero. Un restaurante joven pero con miga. Con personal joven pero con callo. Bonito pero con cocina detrás. Efímero pero que deja poso.

Restaurante Efímero: cambiar para que algo permanezca

Restaurante Efímero: cambiar para que algo permanezca

Imagen superior: El chef Joaquín Serrano del Restaurante Efímero

Restaurante Efímero: cambiar para que algo permanezca

*Fotos: Restaurante Efímero y Miguel Á. Palomo

————————————
Restaurante Efímero
Marqués de la Ensenada, 16, Madrid
Tel. 910 88 75 10
efimeromadrid.com
————————————