Terraza Villa Verbena: piparras y noches en el lago

Si una nota de prensa reza “de los creadores de The Hat y con una oferta gastronómica firmada por TriCiclo, la terraza Villa Verbena, a orillas del lago de la Casa de Campo, se ha convertido ya en una de las aperturas de la temporada” no hace falta leer mucho más. No le faltará clientela. Simplemente apetece y punto.

Y allí que fuimos a disfrutar de esas noches verbeneras (de jueves a domingo) y de chiringuito urbano. Aunque también experimentamos su almuerzo con el sol en todo lo alto. Las dos opciones son buenas, aunque con la ampliación de horario y la inauguración del cenador acristalado a pie de lago la tentación invita a ir a la terraza Villa Verbena después del atardecer. Y ya entrados en verano se puede cenar también al aire libre en las mesas exteriores. Así que, tengamos el repelente anti-mosquitos bien a mano y huyamos del centro más ardiente de la ciudad.

Villa Verbena da entonces para desayuno, vermut de aperitivo, comida, tardeo y copas, y cenas… y más copas.

Terraza Villa Verbena: piparras y noches en el lago

Imágenes superiores: vistas nocturnas de la terraza Villa Verbena desde el lago

Recordamos que es un proyecto fruto de la alianza (ya habitual) entre los impulsores del hostel The Hat (Alfonso López e Ignacio García) y el grupo TriCiclo (Javier Mayor, Javier Goya y David Alfonso). Así que, por un lado tenemos ambiente y un modelo cosmopolita que conoce el éxito y, por otro, una cocina de mercado que generalmente garantiza comer bien.

Terraza Villa Verbena: piparras y noches en el lago

Imagen superior: la ensaladilla con escabeche casero… y piparras

Puesta en escena muy renovada la de los quioscos del lago de la Casa de Campo. Con el plus del cenador para la terraza Villa Verbena, abierto todo el año, con un cerramiento de madera natural y con la firma del estudio Arvo Arquitectura de Juan. En total, nada menos que 600 metros cuadrados entre la terraza y el cenador, con vistas orientadas al Palacio Real, La Almudena y el edificio España. Un lugar que se impondrá en las primeras celebraciones más relajadas en protocolos pandémicos. Celebraciones para toda la familia, además.

Terraza Villa Verbena: piparras y noches en el lago

Imagen superior: entrada a Villa Verbena y vista del interior

Porque, insistimos, la oferta gastronómica no defrauda sabiendo que debe estar acorde a la tipología del restaurante. Villa Verbena no es TriCiclo, ni Tándem ni La Elisa ni Súa (aunque comparte con este último el gusto por el fuego, aquí en forma de Josper). Se puede parecer a todos, pero es diferente. Reina, por tanto, la cocina de mercado tratada con sencillez, sin meterse en líos y con un punto castizo. Se recomienda picar y compartir, como se ha hecho siempre en la Casa de Campo, ¿no? Pero algo más que las legendarias sardinas de aquel restaurante de mi niñez que fue el Currito.

Terraza Villa Verbena: piparras y noches en el lago

Imagen superior: el pulpo a la brasa… sin piparras

Para empezar, anchoas de Santoña, ensalada de tomate y albahaca, salmorejo de pimientos asados, pulpo a la brasa o —aquí viene una concesión al lujo más atemporal y global— unas ostras normandas nº2, al natural o aliñadas con salsa ponzu. Más brasa para los pescados del día, como la lubina salvaje, el bacalao o el rapito de barriga negra, todo de Pescaderías Coruñesas. Y para los más carnívoros, Discarlux al rescate con lomo de vaca, entraña, chuleta, tuétano y vacío. Con semejantes sellos, en pescados y carnes es donde se va buena parte del presupuesto. Algunas medias raciones ayudan, pero esto no es un quiosco de caña y patatas fritas de bolsa.

Terraza Villa Verbena: piparras y noches en el lago

Imagen superior: piparras en ensalada de tomate y piparras en ración de piparras fritas

Quedé con las ganas del canelón de rabo, salsa de setas y Pecorino trufado, muy de TriCiclo. Pasé, eso sí, por la ensaladilla con escabeche casero de bonito fresco, por la ensalada de tomate muy bien aliñada, por la tajada de bacalao crujiente con ali oli, y por el rosejat de mariscos. A modo de curiosidad, de estos cuatro platos, salvo esta última cazuela de fideos rossejats, un plato típico de pescadores levantinos, los tres primeros incluían piparras. No ofende, pero llama la atención. Para demostrar mi afición, no contento con el exceso, no dudé en pedir una ración de piparras fritas. ¡Generosísima!

Terraza Villa Verbena: piparras y noches en el lagoTerraza Villa Verbena: piparras y noches en el lago

Imágenes superiores: cazuelas de cuchara para compartir

Ya empiparrado de verdad, menos mal que tuve manera de bajar semejante prueba de esfuerzo en la terraza Villa Verbena. Dejé de lado el arroz con leche y la tarta de queso con toque azul y tiré al chocolate y pan con aceite de oliva virgen, y al fresón de Aranjuez, naranja, albahaca y nata. La decepción fue que, efectivamente, los postres no llevan piparras. No me hubiera importado, pensé para mí mientras terminaba de apurar mi copa de garnacha rosada Viña Zorzal y posaba la mirada perdida pero satisfecha en la quietud veraniega del lago.

Terraza Villa Verbena: piparras y noches en el lago

Imagen superior: postre de fresón. Contra todo pronóstico, también sin piparras

Precio medio: nosotros salimos a 35 euros por persona pero la cosa puede subir hasta 50 en función del vino y los principales de carne y pescado.
Consulta aquí la carta.

 

Terraza Villa Verbena
Paseo María Teresa, 3, Madrid
Tel. 919 99 30 14
villaverbenamadrid.com