El colectivo madrileño Zuloark celebra en 2021 sus 20 años de vida, siendo de los pocos colectivos que han sobrevivido tras el boom sucedido en España de este modelo de asociación. Los miembros del colectivo lo conciben como un ente vivo, una estructura que, por ser tan flexible, híbrida y cambiante a lo largo de los años, ha permitido su supervivencia.
A finales de los años 90 surgieron nuevos modelos de asociación y trabajo colaborativo en la disciplina arquitectónica que trataron de transgredir la idea de la práctica tradicional, asociada con la figura del arquitecto maestro o “stararchitect”. Estos grupos o “colectivos” tuvieron una incidencia significativa en España en la década de 2010, tras la crisis económica. En muchos de los casos estaban compuestos por grupos de estudiantes y jóvenes profesionales que practicaban la horizontalidad y la auto-organización, sugiriendo adoptar una posición crítica ante la arquitectura globalizada. A partir del entendimiento real de los problemas de la sociedad y alejados del edificio como objeto estilizado, entendían la arquitectura como una práctica relacional, especialmente involucrada en lo local y lo social.
Imagen superior: VIII Congreso Internacional de Zuloark, La Palma, Canarias, 2020. Fotografía: Lourdes Cabrera
DSS2016, Pabellón Informativo para la Capitalidad Europea de la Cultura de la ciudad de Donostia-San Sebastián 2016, día de la inauguración. Fotografía: Zuloark.
Tras el boom inicial, que significó la creación de muchos de estos colectivos, la mayoría se han disuelto y otros han evolucionado. Este es el caso del colectivo Zuloark, que sigue vivo y cumple 20 años siendo uno de los máximos exponentes de la vitalidad creativa, participativa y reivindicativa de la ciudadanía del Madrid actual. Desde su creación en 2001, Zuloark practica una arquitectura social implicando al ciudadano en todos sus procesos, revisando los modelos tradicionales de ciudad y cuestionando la estructura piramidal de los estudios de arquitectura.
Entre otros muchos motivos, las bondades en la organización y la estructura interna de este colectivo son las que han propiciado su consolidación como organización cooperativa y su continuidad en el tiempo. Sus miembros nos han contado algunas de ellas y se enumeran a continuación:
Casa Tejida en Noicama, Colombia. Colaboración con Santiago Pradilla. Fotografía: Federico Cairoli.
COLECTIVIDAD INDEPENDIENTE
En los últimos años las dinámicas de trabajo y coordinación han evolucionado mucho en Zuloark, hace 20 años la única manera de tomar decisiones era a través del consenso pleno. En cambio, durante los últimos años las personas que componen Zuloark trabajan y deciden de manera independiente, siendo igualmente miembros del colectivo y manteniendo la conexión, el apoyo activo del equipo y la capacidad para colaborar intactas.
Paco Graco, Patrimonio Común de Gráfica Comercial, exposición en Casa de Reloj, 2018, Fotografía: Alberto Nanclares.
OFICINA DESCENTRALIZADA
Hay una sede del colectivo allí donde haya un miembro de Zuloark, concretamente en Madrid, Berlín, A Coruña, Canarias, México, Italia y Grecia.
Hace 15 años un miembro decidió irse a vivir a Berlín, pero siguió trabajando a distancia con los compañeros de Madrid, mucho antes de saber siquiera que aquello se llamaba teletrabajo. La facilidad con la que el colectivo ha permitido que cada miembro pudiese desplazarse a otra sede y seguir colaborando, ha sido una de las razones principales por las que el colectivo sigue vivo.
GOBERNANZA DISTRIBUIDA
Zuloark se organiza mediante “jerarquías líquidas”, evitando el tradicional sistema piramidal que impera en muchos estudios de arquitectura tradicionales. Todos los miembros tienen distintos roles en cada proyecto, de forma que la toma de decisiones se distribuye entre todos de manera constante.
DSS2016, Pabellón Informativo para la Capitalidad Europea de la Cultura de la ciudad de Donostia-San Sebastián 2016, Fotografía: Zuloark.
ESTRUCTURA INVENTADA
El carácter experimental del Zuloark no se refleja solo en sus proyectos, sino también en su forma de organizarse como empresa. Hasta hace 10 años, la inercia del trabajo anárquico era tan potente que les costó mucho consolidar una organización mínima, con servidor, reuniones semanales de coordinación, un sistema interno de gobernanza… Varios años de analizar e investigarse a sí mismos para averiguar cuál sería el modelo que más encajaría con la forma de ser y trabajar de Zuloark.
Operación Nikel, taller para la primera edición del Festival de Madera, organizado por Campo Abierto en Rivera, Uruguay, 2018. Fotografía: Nacho Correa.
EQUIPOS GALÁCTICOS
En Zuloark se crean infraestructuras para que puedan participar el máximo número de agentes posible en el proceso del diseño. Colaboran con gente querida, fuera de la estructura pero igual de conectada y tratando de evitar la auto-precarización, para poder sostener familias numerosas de colaboradores como la de Zuloark.
Escenografía para la exposición Transito de la Escenografía española para Acción Cultural España, 2015. Fotografía: Zuloark.
ZULOARK PARA ZULOARK
Uno de los proyectos más importantes de Zuloark es Zuloark. Las formas de trabajar y relacionarse están bajo constante cuestionamiento y reconfiguración, ya que la responsabilidad de su supervivencia se distribuye equitativamente a todo el colectivo. Todos los miembros son responsables de Zuloark: su economía, su gobernanza, su comunicación interna y externa.
PROYECTOS
Todo esto es cómo Zuloark trabaja, pero ¿en qué tipo de proyectos materializan sus valores? Intentan siempre tejer lugares y personas a través de diferentes acercamientos y procesos. Diseñan casas que aprenden y se relacionan con su entorno, como Casa Tejida; proyectos de resignificación de patrimonio, como Bosque Real o Aquí hay dragones; de urbanismo participativo, como YesLlanes; consultorías poliédricas, junto a instituciones como Fundación Carasso o La Casa Encendida; dan segundas vidas a espacios y objetos en colaboración con administraciones públicas, como el Pabellón de Donosti o la Operación Herminio; dialogan con edificios que transforman en Escuelas de Música o vagones de tren que se convierten en casas. También tienen proyectos internos como su congreso interno anual que estabiliza de alguna manera su equilibrio emocional a lo largo del año: el Zulocongress.
Estructura Akoo para Inteligencias Colectivas en Malabo, Guinea Ecuatorial, 2013. Fotografía: Zoohaus.
IG: @zuloark