A primera vista

El director Daniel Ribeiro dirige esta cinta donde la ceguera y la homosexualidad despiertan la empatía del espectador

Que aún en los tiempos que estamos, la ceguera y la homosexualidad sean tabú me escama, me enferma y me crea una sensación de malestar tan grande como cuando me quieren vender que la clase política que gobierna nuestro país es modelo y hace lo mejor para el ciudadano. ¿A caso le importa a alguien con quien se acuesta cada uno? ¿Es necesario que tengamos que dar explicaciones de qué hacemos, con quién y de qué manera lo llevamos a cabo? ¿Es que ser ciego o ser homosexual puede llegar a ser un hándicap? ¿Seríamos capaces de seguir haciendo de menos a un ciego por ser ciego y a un gay por gustarle los tíos? ¿Son ciudadanos de 2ª?

De una manera mucho más inocente y/o adolescente, se acerca el director brasileño Daniel Ribeiro a estos dos temas en su película A primera vista, en la que Leonardo (Ghilherme Lobo) es un joven invidente con las mismas aspiraciones que cualquiera de sus compañeros de instituto o que su mejor amiga Giovana (Tess Amorim). La llegada de Gabriel (Fabio Audi) le hará replantearse muchos temas, entre ellos la amistad, la familia y el amor, algo que aún desconocía.

Si buscas que A primera vista te sorprenda o te descubra algo que no conozcas ya, quizá no sea tu mejor opción para la peli de fin de semana pero si hay otras cosas que te llaman la atención como la sensibilidad de una historia que no cae en el dramatismo constante, pese a la complicación de los temas a tratar y recuerdas lo que se sentía cuando empezaste a recrearte en la necesidad de que alguien se fijara en ti en términos más físicos y sentimentales, seguramente disfrutes de esta cinta con la que nos reencontramos con esa inocencia que aún nos queda. No estamos ante una película gay o frente a un largometraje que nos cuente el día a día de un ciego. Estamos ante una cinta que presenta dos temas aún delicados y simplemente los deja fluir a gusto de los personajes. Quizá la manera de enfrentarse a ellos peca de infantil pero llega a ser tan emotiva y franca que es raro que no se empatice de lleno con los personajes y con el argumento. Estamos tan acostumbrados a que una película nos tenga que dejar sin aliento que cuando la simpleza toma las riendas, sentimos que falta algo. En A primera vista ni falta ni sobra nada, ¿es básica? ¡Sí! Pero desde luego que una vez vista, te hace reconciliarte con el mundo ante tabúes que, como digo, aún son incomprensibles.

ESTRENO, HOY, VIERNES 17 DE AGOSTO

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