Entrevistamos al enfant terrible Abel Azcona

El aclamado artista Abel Azcona nos desvela sus próximos proyectos mientras desgranamos la complejidad de sus polémicas obras

Hablar de Abel Azcona es un asunto complicado. El apodado “Enfant terrible” del arte contemporáneo español, ha sabido componer una obra plagada de honestidad, oscuridad y crudeza, que le llevó en 2014, a ser elegido como el mejor artista de performance por la prensa inglesa. Este año, ni la pandemia ni el confinamiento han podido parar su espíritu creador, y ha continuado el proyecto titulado “España os pide perdón”, iniciado en 2018 y con el que a través de pancartas, lonas y carteles en espacios públicos de toda Cuba, intenta generar el debate político y social.

También, su obra “Empatía y prostitución” ha sido galardonada con el premio Arte Laguna a la mejor performance y será presentada en el Arsenal de Venecia próximamente. Pero eso no es todo. Tras el éxito de su anterior libro, “Abel Azcona 1988-2018”, el artista pamplonés publicará “Acto de desobediencia”, libro en el que se narran sus múltiples experiencias en torno a la desobediencia civil. Charlamos con Abel Azcona sobre el arte, el sexo, el peso del pasado y el camino hacia el futuro…

Entrevistamos al enfant terrible Abel Azcona

“España os pide perdón” es un proyecto que llevas desarrollando desde 2018. ¿A quién debe pedir perdón España? ¿Crees que alguna vez un país puede llegar a saldar las cuentas con su propio pasado histórico? Ésta obra nace de un contexto político-histórico a cuestionar. El arte es una gran herramienta que nos ayuda a re-visitar la historia. Entendiendo esta pieza desde la provocación, podemos decir que sirve de sanción para dos bandos. Por un lado brindamos la posibilidad a miles de habitantes latinoamericanos de encontrar en sus calles esta cita como protagonista. Por otro lado, me dirigido a la parte más conservadora y retrógrada de la sociedad española, que aplauden el Día de la Hispanidad como el aniversario de dicho genocidio.

¿Qué tratas de despertar exactamente en aquel que se sitúa frente a uno de tus carteles del proyecto “España os pide perdón”? Piezas como España os pide perdón abren la puerta a emplear el arte como retorno y reconstrucción no sólo de la memoria personal sino también de la colectiva y la histórica, algo que en España es casi inexistente.

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Colocando el foco en una perspectiva más global ¿Cuáles son los errores por los que la sociedad actual deberá pedir perdón en un futuro? El mayor error presente de forma continuada en mi obra soy yo mismo. Siempre he defendido mi derecho a no nacer. Siempre he defendido el derecho de mi madre a no darme a luz, por lo que cuando nací, ya nací como objeto político. A nivel histórico España es un país mal construido con heridas sin curar, inestable y poco empático. Creo en el arte como herramienta social y política, pero también como catarsis.

Tu obra está plagada de polémica y parece buscar el debate, abrir las mentes y la conciencias pero… ¿También puede ser un instrumento que conduzca al perdón? Al entender mis piezas como arte procesual, algunas de ellas duran años. Hay partes híbridas, con posibilidad de varias lecturas. La parte de provocación es evidente, es visible y útil, ya que no entiendo un arte contemporáneo que no busque una confrontación directa con el espectador. Por otro lado, también tiene su parte de auto exploración y catarsis.

Entrevistamos al enfant terrible Abel Azcona

Este proyecto se encuentra en sus inicios, cuéntanos cuáles son los siguientes pasos de España os pide perdón”. Realicé una performance en el Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá durante horas donde verbalizaba el por qué de este perdón. Junto a participantes e invitados, la cita protagonista de la obra empezó a ocupar espacios públicos con una gran pintada en negro en la fachada del Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá. Posteriormente, cientos de carteles y lonas fueron apareciendo simbólicamente en multitud de ciudades.

Empatía y Prostitución” es una performance que nace del propio pasado de Abel Azcona, un tema recurrente a lo largo de su trayectoria. ¿Qué significa para ti tu pasado? ¿Crees que Abel Azcona podrá estar alguna vez en paz con su pasado? Siempre he considerado que el pasado, sobre todo si es doloroso, debe estar presente acompañando a los pasos futuros. En mi caso, gracias a que empleo el arte como arma, puedo conseguir una estabilidad que me ayuda a afrontar los días, a pesar del dolor y las heridas. Cada vez son menos, las obras donde mis orígenes son protagonistas ya que es en mi origen donde nace mi posicionamiento como artista político. En “Empatía y Prostitución”, realizo una regresión a mi noche de gestación donde mi madre, un intercambio monetario y un padre desconocido fueron protagonistas.

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Realizas una performance marcada por el deseo y a atracción canalizados ambos a través del dinero ¿qué se siente al entregarse física y explícitamente al público? Dialogar en torno al deseo o a la atracción con intercambio de dinero o con repeticiones de patrones en torno al abuso, no me parece adecuado. No obstante, comprendo que cada visitante o espectador asume como propia la lectura que realiza de la obra. Esta obra nació como un ejercicio de empatía hacia la gestación y terminó convirtiéndose en un ejercicio de regresión a cada uno de los abusos de mi juventud, a la enfermedad mental y a mi incapacidad de establecer vínculos sanos.

Tu madre era prostituta y teniendo en cuenta ese dato biográfico, ¿qué pretendías con Empatía y Prostitución” respecto a esa figura materna, tan ausente como trascendente en tu vida? Mi obra habla de mi posicionamiento y de mi habitar como objeto político, pero también de la figura de mi madre como protagonista. En esta pieza, ambos están presentes. Siempre la he sentido como una obra de lucha.

Entrevistamos al enfant terrible Abel Azcona

El sexo lo vives públicamente como parte de tu visión artística y es imposible no preguntarse ¿qué queda para la vida privada de Abel Azcona? ¿quién eres cuando nadie te mira, cuando no hay una cámara, una bolígrafo o un papel sobre el que plasmar tu arte?Muchos artistas trabajan la sexualidad, el sexo o el empoderamiento sexual, como herramienta festiva o de liberación. En mi caso, cada vez que la sexualidad es protagonista, lleva de la mano el abuso sexual, el dolor o el maltrato, por lo que cuando mi cuerpo está presente en plena desnudez en el centro de un espacio artístico, no visibilizo un cuerpo desnudo, visibilizo un cuerpo lleno de heridas, que el espectador, lejos de sanar, profundiza y hace sangrar. Yo coloco la vida y el arte en el mismo umbral, por lo que mi sexualidad íntima no siempre va acompañada de regresión y dolor sino también de deleite y plenitud.

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Acto de desobediencia” es el título de tu nuevo libro, en el que narras tu persecución como artista. ¿Qué se siente al vivir una vida a la carrera, perseguido por la ley y la norma? Acto de desobediencia es un libro que me han obligado a escribir. A la décima citación judicial y detención decidí abrazar la desobediencia civil como derecho. En este libro están mis pensamientos, las cartas al juez del por qué de no acudí a las citaciones, los procesos de detención y la idea general de por qué la desobediencia debe entenderse como un acto libre y legítimo.

¿Cómo te ha afectado en especial toda la situación del COVID-19? ¿Cual es la visión de Abel Azcona como artista de este nuevo mundo? Decidí en su día ni profundizar ni adecuar mi discurso a pandemia alguna.

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