#AbsolutNights New Life

La noche que le cambio la vida a mi amigo Roberto y a su familia, de okupa a emprendedor. Una Absolut Night perfecta para una New Life

Roberto y yo antes íbamos de excursión, los fines de semana, por la sierra madrileña. Salíamos muy temprano, cogíamos un bus o el Cercanías, llegábamos a un pueblo y empezábamos a andar. A veces hacíamos noche por el camino. Era cuando los móviles no tenían GPS.

En una de esas excursiones primaverales, en medio de un bosque de pinos nos encontramos con una gran mansión abandonada. Alrededor había una gran pradera descuidada. Era como un oasis. Dormimos ahí. No había agua corriente, ni luz, claro. Intentamos encender la chimenea de uno de las habitaciones, pero el tiro no funcionaba. En la mochila yo siempre llevaba una botella de Absolut. Roberto siempre protestaba. Decía que no cargara con peso inútil. Pero por la noche bien que se tomaba unos chupitos. Roberto, antes de dormirnos, dijo: “Algún día viviré aquí”.

Pasó el tiempo, y dejamos de hacer excursiones, el trabajo, las parejas, la vida… Roberto trabajaba de director de arte en una agencia de publicidad, y su pareja, Cristina, era editora de moda en una revista. Un día se quedaron embarazados de Julia, y al año siguiente de Lucía. Poco después, Roberto perdió el trabajo e intentó reciclarse como adiestrador canino, los perros eran una de sus pasiones. Y también, como en las películas, hizo varios cursos de cocina. Al cabo de unos meses, Lucía también fue víctima de un ERE. En ese momento, Roberto tuvo una feliz idea, descabellada para muchos.

#AbsolutNights New Life

Roberto y Cristina decidieron irse a vivir al campo, con las 2 niñas, y los 2 perros. No me lo había dicho, pero Roberto había vuelto repetidas veces a aquella vieja casa que descubrimos hace años junto al río Lozoya. Seguía abandonada. Su idea era ocuparla y vivir allí mientras las niñas fueran pequeñas. Siempre fue un poco hippy.

En realidad la ocupación comenzó unos cuantos meses antes de la mudanza, en verano. Su plan era mudarse la próxima primavera. Roberto poco a poco, con ayuda de todos los amigos, fue preparando la casa: arregló el tiro de la chimenea, montó un huerto, puso placas solares, también un generador eléctrico por si las moscas, cambió la bomba del pozo… Y finalmente se hizo con una gallinas, unos conejos y un par de ovejas. A mí todo me parecía como el Arca de Noe. Pero, bueno, parecían felices.

Todo era perfecto, idílico. Pero nadie se atrevía a comentar lo obvio. ¿Y si aparecían los auténticos propietarios de la casa?

#AbsolutNights New Life

La primavera llegó finalmente, y a comienzos de abril, Roberto decidió celebrar la inauguración oficial de su nueva casa de campo. El plan era que pasáramos los amigos allí todo un fin de semana, el primero que hiciera bueno. Así que un sábado por la mañana fuimos llegando discretamente, por turnos, para no llamar la atención de los aborígenes, cosa que sin duda hacíamos cuando cruzábamos los pueblos que estaban de camino.

Después de la comida, una barbacoa como no podía ser otra forma, se presentó un señor de casi 80 años, como un roble. Nos dijo que era el propietario de todo aquello. Menudo corte de rollo. No habló mucho. Nos miró a todos de arriba abajo y se dio un paseo por su propiedad. Luego estuvo hablando con Roberto junto al huerto. “¿Qué te dijo?”, le preguntamos cuando se fue. “Que si había plantado patatas”, respondió. Y poco más.

Al cabo de 3 horas, cuando empezaba a anochecer. El señor volvió a aparecer, se unía a la fiesta. Traía en la mano una botella de Absolut, como yo. Bueno, para esa noche yo había metido más de una en la mochila que éramos unos cuantos.

#AbsolutNights New Life

El señor, Jaime se llamaba, bueno, se sigue llamando, nos contó junto a la chimenea, entre chupito y chupito de Absolut, y después de una suculenta paella, parte de su vida. Era empresario hostelero, de esos que nunca se jubila. Nos contó que esa casa había sido de la familia de su mujer. Ella se había criado allí y, por lo visto, estaba enamorada del lugar. Él se la había comprado a los padres para que pudieran tener una vejez más cómoda. La típica familia bien venida a menos. Al principio iban a pasar fines de semana, con amigos. Hacían fiestas campestres, como nosotros. Tenían planes. Tener muchos hijos, y esas cosas. Pero la mujer enfermó y falleció. Eso fue hace muchos años. Y Don Jaime no volvió a casarse. La casa se le hizo muy grande. Demasiados recuerdos para volver allí. Se concentró en el trabajo. Había vivido en medio mundo. Ahora se había retirado a una pequeña casa en el centro de un pequeño pueblo cerca de allí, desde donde se ocupaba de sus negocios. Al final se quedó a pasar la noche con nosotros. A mí todo aquello me recordaba a la película de Bertrand Tavernier, “un dimanche à la campagne”. No podía haber sido más bonito.

A la mañana siguiente Don Jaime estuvo hablando con Roberto y Cristina. Les preguntó por sus planes. Le dijo que ya hablarían con calma. Y se despidió de todos nosotros con un abrazo como si nos conociera de toda la vida. Absolut une mucho.

#AbsolutNights New LifeAquella Absolut Night tuvo un final feliz. Don Jaime tuvo una gran idea. Buena para él y buena para Roberto y su familia. Propuso a mis amigos que podían ocupar su propiedad siempre y cuando hicieran algo productivo, o sea rentable, con ella. Terminaron montando una posada con restaurante, todo cocinado con ingredientes de su propia huerta y productos locales. La cocina no era el único reclamo. También montaron una escuela canina con cursos de pastoreo para perros. Desde entonces, todos hemos pasado muchas más Absolut Nights con Don Jaime en Casa Amparo, que así se llama ahora en honor a su mujer. Algún día os contaré donde está exactamente. De momento, es uno de los secretos mejor guardador de la Sierra de Guadarrama. Tienen todo reservado hasta el otoño.
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Como ves, cualquier noche puede ser una #AbsolutNight. Puede ser en un club, en un festival, en el campo, en una casa o en un restaurante… Puede ser en cualquier sitio siempre que haya alguien para compartirla, porque todos somos creadores de las #AbsolutNights, desde el granjero que cultiva trigo en Ähus (Suecia), hasta el barman, desde la destilería hasta el dj. ¿Cuál es tu #AbsolutNight?

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