AGUSTÍN FERNÁNDEZ MALLO

JAVIER GINER ENTREVISTA AL ESCRITOR GALLEGO

Explotó en nuestro país con su Trilogía Nocilla (con la que se nombró a toda una generación de escritores) y se llevó de calle todos los halagos, premios literarios y pasiones de la intelligentsia literaria y cultural al completo. Pero algo seguía haciendo para que yo le viera como un astronauta en la corte del Rey Arturo. Atípico, como poco. Después le conocí e intercambié varios emails con él y el peso de su lógica (aplastante, como un universo personal y diferente perfectamente organizado) comprendí que lo suyo no es pose, ni oportunismo. Él es así. Tan esquivo y profundamente cercano como sus textos, de un arrebatado y mecánico lirismo. Algo así como si David Lynch y el científico de “Regreso al futuro” se mezclasen con E.E. Cummings y Anne Sexton. Ahora regresa con “El hacedor (de Borges), Remake” (Alfaguara) en el que, con todo el morro, versionea “El hacedor” de Borges. A su ritmo, con sus claves, con libertad, pasión, cifras, enigmas, vídeos del youtube y grandes dosis de talento. El posmodernismo, como adjetivo, se ha quedado viejo intentando describir a Agustín Fernández Mallo.

Tu carrera es de dar vértigo. Arrasaste con la trilogía Nocilla, te nombran finalista del Premio Anagrama de ensayo con “Postpoesía”, tienes un dúo post-poético… ¿Y sigues viviendo en Mallorca? ¿Cómo no te has ido a Barcelona (donde está el mundo editorial) o a Madrid (para estar más cerca de la Feria del Libro? ¿Cómo vives todo el ruido que se ha creado en torno a tu figura? Pues sí, sigo viviendo en Mallorca, aunque todas la semanas viajo por asuntos literarios. No creo que hoy, con las comunicaciones que existen, sea imprescindible vivir en los centros de política literaria importantes (Madrid y Barcelona). Además, con todo el mogollón mediático al que aún estoy sometido, no por voluntad propia sino porque me llaman de todas partes, si llego a vivir en Madrid o Barcelona me volvería loco. Disfruto en Mallorca, aquí estoy tranquilo y hago mi obra al margen de los corros literarios, como he hecho siempre. Eso te da mucha libertad para continuar tu obra estética sin contaminaciones de política literaria e instrumentalizaciones varias de tu figura.

¿Eres el rescatador de la prosa nacional? Tu genio innovador te lleva a hacer malabares en este libro: vídeos, poesía, fotografía, ciencia, medicina, enlaces de internet, el acelerador de partículas LHC, rebanadas de pan bajo epígrafes del Quijote, JFK y el código samurái, google earth, libros digitales… ¿Te aburre la narrativa convencional? ¿Quieres volvernos locos? ¿Qué estás intentando descubrir? ¿Es el científico que hay en ti? (Risas) No, no quiero volver loco a nadie, ni quiero imponer nada a nadie, sólo quiero que me dejen seguir con mis tratamientos estéticos. Escribo para mí, cuando hago una obra sólo pienso en lo que me excita estéticamente, una investigación para mí, que es la única manera que conozco de hacer algo serio y honesto. Si después eso gusta, pues mejor. Que cada cuál haga lo que le dicte su criterio estético, ¡hay sitio para todos! Verás, todo eso está en mi cotidianidad, en mi cabeza, y lo único que hago es transmitirlo en diferentes formatos estéticos y diferentes lenguajes. Para mí es algo muy normal, me sale espontáneamente, sin pensarlo, pero siempre con mucha pasión en lo que hago. La ciencia, que en apariencia es algo muy rígido, en realidad te enseña una metodología de trabajo muy libre: nada es despreciable, todo es interesante si crees que detrás hay un objeto que para ti puede resultar poético.

AGUSTÍN FERNÁNDEZ MALLO

No me he leído “El hacedor” de Borges. ¿Qué me he perdido leyendo tu remake? No hace falta leer el de Borges para leer el mío, pero, desde luego, el de Borges es una genialidad, porque él era un talento que cambió la literatura. Así que te habrás perdido millones de cosas.

¿Qué necesidad hay de hacer un remake de un libro de un intocable? Nunca hay necesidad de nada (sólo de las funciones básicas biológicas), hasta que alguien llega y crea una necesidad nueva. Y entonces te preguntas cómo has podido vivir sin eso…

No tienes ninguna vergüenza: escribes postales sin continuidad y le pides al lector que forme el mapa para que todo confluya… No veo por qué no. La presunción de imaginación en inteligencia en el lector siempre hay que tenerla en cuenta, si no, le estás insultando. Aunque El hacedor (de Borges), Remake, son cuentos independientes, como en el original de Borges.

Tus referencias son múltiples: desde “La aventura” de Antonioni pasando por la central de Ascó hasta los comics Marvel, pasando por supuesto por Borges como personaje… ¿Reflejas tu mundo en tu ficción? ¿Son esos grupos musicales, esos artistas, esos libros los que conforman tu universo? Sí, entre otros, lógicamente hay muchas cosas más. Todos tenemos eso en la cabeza, sólo hay que verterlo convenientemente estetizado.

Me han dicho que la mayoría de las citas y libros y referencias que mencionas en tu “El hacedor” son inventadas. Al menos las relaciones que tú describes. ¿Es cierto? Bueno, algunas sí, otras no. La “falsa cita”, es algo que Borges practicaba con asiduidad. Algunas de las piezas de Internet que pongo como link, existen, pero también son “falsas”, hechas por mí para el libro.

¿Qué opinión te merece la literatura contemporánea en España? Estamos haciendo cosas interesantes, se habla de nosotros más allá de nuestras fronteras e idioma. Además, goza de buena salud, se ve en el hecho de que hay muchas estéticas y formatos diferentes.

¿Dejarás algún día de experimentar? Es que, para mí, yo no experimento, sólo vierto lo que tengo en la cabeza, tal como pienso y tal como son mis conexiones con el mundo. Para mí es normal, realismo puro. Lo experimental sería que escribiera una novela decimonónica.

Confiésalo… Quieres ser el Richard Brautigan español. En absoluto, no tengo ni sombrero ni pistola.

Cuéntame cuál es la rutina de Agustín Fernández Mallo, el hombre. No el escritor. ¡Normalmente viajar de hotel en hotel! Y eso que odio viajar, me gusta estar en casa y escribir y ver la tele.

Despídete con una canción, ya que estamos. Pues con una de un grupo desfasado: “School” de Supertramp.

AGUSTÍN FERNÁNDEZ MALLO