Un bar que es Nada en el Madrid underground

Nada es mucho. Porque Narciso Bermejo lo ha vuelto a hacer. El que fuera impulsor del bar Macera y actual alma del bar del hotel 7 Islas, 7 Craft Bar, inauguró hace nada –¡nada!– un nuevo proyecto con el que pega un estacazo a las mentes bienpensantes del mundo, en general, de los destilados y la noche, en particular. Un bar sin concepto –he ahí el concepto–, sin comunicación, sin redes sociales, sin nombre –llámame nada, darling– pero sí con dirección, la que ocupaba la coctelería Martínez en el barrio del TriBall de Madrid– y fecha de caducidad: el bar Nada nace para morir cuando cumpla un año de vida. Así que #Nada365.

Un bar que es Nada en el Madrid underground

Lo conocimos en la edición Sandwich Project vs Amargueria que La Vermutería celebró el pasado fin de semana en la sede del bar de Narciso en la calle Barco. Un evento pop-up en un bar pop-up. Lo efímero de lo intangible.

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Sólo en teoría, porque los que tuvimos la suerte de asistir sí sostuvimos en nuestras manos los sándwiches de pastrami (cocinado durante diez horas, con un pan de centeno crujiente, mostaza y pepinillos) o de pollo frito (marinado en leche agria, con pepinillos, salsa tártara y col especiada) que facturó el chef Byron Hogan. Además de los cócteles que el equipo de Narciso preparó a destajo, desde un negroni blanco a un spritz o un amaro italiano. Tocaba aperitivo y amargos. Fue un éxito a ritmo latino.

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Pero la rutina de Nada es otra. Con una carta de cócteles aún por definir, Narciso la concibe ya con sospechosos tan habituales como la leche de pantera o unos cuantos madrileños en formato de media consumición, cada vez más de vuelta. La base alcohólica será fiel al espíritu de la casa: sin etiquetas ni marcas, producto de maceraciones propias. La caña o el vermú tendrán también su hueco en un lugar que no es propiamente una coctelería.

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Y la comida, por ahora, no puede sonarnos más: de unos pistachos como los ofrecía Casto en El Palentino –a cuya memoria Narciso se remite en bucle– a un pepito de ternera de los que ya no quedan. Exacto, ¿dónde están los viejos buenos bocatas de Malasaña?

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Y es que Narciso vive en una cruzada: devolver a la gente su cultura de bar, arrebatada por los efectos de las modas y la impostura. “Sin tener que pagar diez euros por unos torreznos”, puntualiza este mixólogo que nada a contracorriente. Y en chándal. Porque el bar de una generación, el que siempre Narciso soñó (soñamos), es transversal (el equipo de Nada está formado por gente muy joven, de su padre y de su madre, no necesariamente españoles). Pero para ser transversal “tiene que ser barato”. Y del Nada, sus clientes más jóvenes podrán salir “calientes” y comidos sin echar de menos el botellón.

Un bar que es Nada en el Madrid underground

De su particular visión de la contracultura gastronómica, Narciso programa en el sótano unos jueves de stand-up, y unos fines de semana de conciertos, con sorprendente relajación en las formas. “Que me multen”, clama él mismo. Abajo, en las catacumbas del Nada, sucederán cosas. Sin una mano de pintura, sin reforma del espacio ni diseño interior que valga. Sólo actitud underground que cristalizará en un documental que se rueda día a día, noche tras noche. Hasta que se cumpla el fotograma 365 de esta bendita locura que es Nada. Desde ya mismo, uno de nuestros bares.

Un bar que es Nada en el Madrid underground

*Fotos: Miguel Á. Palomo

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Bar Nada 365
Calle Barco, 4, Madrid

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