Una reforma para afrontar un colapso estructural da lugar a Casa Cometa, un proyecto de Bardo Arquitectura que convierte una emergencia en una gran oportunidad de diseño, precisión, armonía y ligereza habitable.
Tras el colapso parcial de la cubierta, Bardo Arquitectura abordó una reforma estructural compleja en Madrid. El estudio transformó una vivienda al borde del derrumbe en un espacio sofisticado y funcional. La intervención no solo resolvió un problema técnico urgente, sino que permitió añadir una segunda planta. Así nació Casa Cometa: una casa que flota, inspirada por la ingravidez, que conjuga racionalidad estructural y narrativa espacial con sello propio.
Imágenes superiores: 1) En el salón, taburete Emma, de Momocca, Mesa Around coffe y mesa soft side de Muuto y sofá de Sklum 2) El comedor cuenta con una mesa CP20 de Hay y las sillas Ant4 de &tradition. Sobre la mesa, un jarrón de Alvar Aalto.
Colapso parcial, vuelo arquitectónico
La solución surgió del cruce entre ingeniería precisa y mirada conceptual. La estructura se recompuso con una cercha metálica interior que, lejos de ocultarse, se convirtió en protagonista espacial. Era necesario repartir las cargas para evitar puntos críticos, pero también se quería que el sistema constructivo habitara el imaginario de la casa. Así, el refuerzo en la reforma no se limitó a salvar lo que había: dibujó una nueva geometría habitable.
El arquitecto Manuel Ocaña colaboró en el diseño de esta estructura que, vista desde dentro, recuerda más a una instalación suspendida que a un armazón técnico. Emiliano Domingo, de Bardo Arquitectura, lo resume así: “Veía la casa flotando, como una cometa sostenida por hilos invisibles”. De ahí no solo el nombre, sino una actitud general ante el proyecto: técnica, sí, pero también poética. Cada decisión estructural acabó teniendo una traducción espacial y estética.
Imágenes superiores: 1) La cocina continúa el azulejo del comedor en una extensión visual y se integra, a su vez, con el comedor en un espacio abierto. 2) Detalles estéticos de la cocina.
Bardo realiza una reforma de lo funcional a lo emocional
La ejecución para corregir el colapso fue meticulosa: primero se montaron las piezas metálicas —algunas prefabricadas, otras soldadas en obra— y luego se desmontó cuidadosamente la estructura original de madera. Con el nuevo esqueleto listo, se incorporó un forjado de chapa y se integraron barandillas, escaleras y mobiliario. Todo el proceso de reforma tuvo algo de cirugía abierta, de intervención a corazón estructural.
El resultado: una casa que no solo se sostiene, sino que flota. La planta superior actúa como un altillo polivalente —despacho, dormitorio, refugio— que dialoga con la inferior sin cerrarse del todo. El espacio fluye gracias a una distribución abierta, sin tabiques más allá del baño. Cocina, salón, escalera y dormitorio se enlazan por medio de piezas móviles y muebles integrados, pensados para cambiar de función según el momento del día o la vida del habitante.
Imágenes superiores: 1) Sobre el mueble de escalera hay una lampara vintage y esculturas de Iria Martínez. 2) El primer piso integra prácticamente todos los espacios en uno solo.
Una vivienda que respira y se transforma
Casa Cometa no impone formas de uso, sino que las sugiere y deja que evolucionen. La escalera actúa también como mueble contenedor; la puerta que separa el dormitorio se oculta telescópicamente en la cocina; el altillo no tiene uso fijo. Todo está diseñado para facilitar la transformación diaria, sin perder sentido ni armonía. Esta flexibilidad no es solo espacial, también simbólica: la reforma de la casa ha hecho que esta acompañe los ritmos vitales sin imponerlos y suplir las carencias que el colapso había traído.
A nivel climático y ambiental, el diseño de Bardo Arquitectura para salvar la casa del colapso potencia la ventilación cruzada y la entrada de luz natural. Cinco huecos —dos balcones, dos ventanas traseras y uno en el baño— aseguran circulación de aire y buena iluminación. Las vistas, además, suman calidad: hacia la calle, una hilera de casas bajas crea una atmósfera de pueblo dentro de la ciudad. Y en el interior, la doble altura permite que la luz bañe tanto el suelo como la estructura metálica, que actúa casi como un prisma suspendido.
Imágenes superiores: 1) y 2) Detalles del baño, azulejos y acabados.
Color, material y una atmósfera narrativa
El interior habla el mismo lenguaje que su estructura: ligero, flotante, cambiante. En la planta superior, los tonos crema y celestes refuerzan la sensación de aire y levedad. En la inferior, colores más densos como el azul oscuro o el terracota anclan la vivienda al suelo. Entre ambos, materiales como el acero, el espejo o el vidrio pavés funcionan como transiciones que reflejan, conectan y expanden.
El resultado de la reforma recuerda, sin buscarlo, a un New Memphis emocional: libre, vibrante, pero con un orden interno claro. “La estructura ya hablaba ese lenguaje, solo tuvimos que escucharlo”, explican desde Bardo. Las decisiones formales —desde las curvas de los muebles hasta la escala de los colores— no responden a una estética arbitraria, sino a una lógica interna que vincula técnica, uso y emoción.
Imagen superior: En el dormitorio hay taburetes a modo de mesilla Bit Stoll, de Norman Copenhaguen y lámpara Fellow de Frederica, de Espacio Betty.
Un refugio urbano con alma flexible
Materiales resistentes y de bajo mantenimiento completan la ecuación. Se optó por tarima vinílica, ideal para un estilo de vida nómada como el del propietario. La carpintería a medida aprovecha cada rincón y unifica el conjunto sin rigideces. Todo está pensado para durar, pero también para adaptarse. En definitiva, una arquitectura que resuelve lo urgente sin renunciar a lo poético.
Con un coste de unos 1.300 €/m² —incluyendo gran parte de la carpintería, pero no el mobiliario suelto—, la reforma de Casa Cometa demuestra que la calidad no siempre depende del presupuesto, sino de la inteligencia en el uso de los recursos. Lo que empezó como un proyecto de contención estructural acabó convertido en una vivienda con carácter, atmósfera y un relato propio. Una casa que se salvó del derrumbe para empezar a volar.
Sobre Bardo Arquitectura
Bardo Arquitectura es un estudio centrado en la arquitectura, el interiorismo y el diseño de mobiliario. Después de graduarse con honores como arquitecto en 2017 por la UPM, y después de trabajar en diversos estudios durante 4 años, Emiliano Domingo (1989, Madrid) decidió comenzar su propio proyecto arquitectónico en 2021. Utilizando como principal recurso la geometría, en Bardo buscan siempre una perspectiva innovadora, planteando soluciones frescas que se amolden a cada cliente y sean eficientes. Con una concepción integral del diseño, buscan que sus proyectos aborden todas las escalas y alcancen la sofisticación en el detalle, con un seguimiento minucioso de las obras y la curiosidad e interés en los métodos constructivos.
__
Ficha técnica
Autor: Bardo (Emiliano Domingo)
Diseño estructural: Bardo + Manuel Ocaña
Colaboradores: Morgan Przeraski, Raquel Calvo
Fotógrafo: Germán Sáiz
Estilismo: Uri Serra Pelayo
Asesoría de Arte: Mía de Diego Gila
Esculturas: Iria Martínez
Año: 2024
Cliente: Privado
Metros cuadrados: 48 m2 planta baja + 15 m2 altillo
Ubicación: Tetuán, Madrid
Mobiliario: Espacio Betty