La casa SD de Escribano Rosique Arquitectos es como un oasis en medio del desierto. Una vivienda versátil con una fachada geométrica y minimal pero un interior mediterráneo y cálido con estancias abiertas y versátiles. Con su distribución Esther Escribano y Miguel Ángel Rosique han logrado un diálogo perfecto entre el interior y el exterior y un espacio en el que uno no se siente ni encerrado ni aislado. Quizá esta casa tiene todas las características de las nuevas casas post-coronavirus.
La vivienda de Escribano Rosique, arquitectos de Valladolid residentes en Londres, está situada en la árida región de Laguna de Duero en la provincia de Valladolid, y emplazada en una zona de parcelas regulares sin nada de particular. De ahí que los arquitectos hayan volcado toda la casa al interior aunque posea grandes ventanales. El proyecto, con 240m2, se organiza en torno a un patio central, y todas las estancias se abren a él, que se conecta al jardín y a la piscina. En su interior, espacios diáfanos y versátiles que favorecen la fluidez por todo el interior. Tanto en el exterior como en el interior se utilizan materiales locales y de proximidad como la madera, el cemento pulido y el ladrillo acabado en blanco, que crean una continuidad en el diseño. También son los que crean la estructura de la fachada y con los que logran crear las sombras.
La fachada, de ladrillo pintado de blanco, tiene un diseño geométrico formado por cubos que solo se rompe por los vanos que forman las ventanas y los ventanales, que son como cuadros abiertos al paisaje cambiante de la zona. En la planta baja, la entrada a la vivienda funciona como enlace entre los dos volúmenes. El primero contiene el garaje, la sala de instalaciones y las áreas de almacenamiento, el segundo integra los espacios donde se desarrolla la vida.
Este proyecto del estudio Escribano Rosique está configurado en torno a un patio interior que ayuda a distribuir el espacio y permite las conexiones visuales entre habitaciones, los espacios interiores y exteriores. Todas las habitaciones se abren a este patio, que se conecta con el jardín y a la piscina a través del porche, generando distintos espacios al aire libre que a su vez son íntimos. El patio, totalmente abierto al cielo, el porche cubierto y cerrado por dos lados y finalmente el jardín y la piscina al aire libre. Alrededor de la vivienda se ha diseñado un jardín salvaje, que requiere muy poco mantenimiento.
“La intención del proyecto es generar una serie de espacios conectados entre sí que pueden mantener su propio carácter e independencia sin necesidad de establecer divisiones”, explica Miguel Angel. De ahí que la planta baja sea un espacio diáfano, en el que los usos se diferencian por el mobiliario y los distintos niveles del suelo. Todos los espacios están conectados y se separan visualmente gracias a la distribución, creando así espacios libres y versátiles. Tanto en el interior como en el exterior se han utilizado los mismos materiales para crear una continuidad: madera, ladrillo acabado de blanco. El suelo es de hormigón pulido y el techo de vigas vistas de madera de abeto, un recurso que le aporta calidez al espacio abierto y que le da su aspecto de refugio.
En el dormitorio y el baño, los muebles y el armario están hechos a medida en chapado de abedul. La madera exterior es madera laminada de pino silvestre de Soria, y al igual que los ladrillos, la madera que han utilizado en todo el proyecto es de proximidad, buscando un proyecto lo más sostenible posible.
En la planta alta, se ha habilitado un espacio multifuncional y versátil que funciona como cuarto de invitados, con una gran terraza abierta al cielo. Aquí, también han abierto el espacio lo máximo posible a las vistas con grandes ventanales que convierten el paisaje en una pieza de arte cambiante.
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Fotos: Juan Carlos Quindós
www.escribanorosique.com
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