Muzz, la banda formada por Paul Banks, Josh Kaufman y Matt Barrick lanza hoy su primer disco de estudio. Una carta de presentación que sorprende con un sonido expansivo y vanguardista, pero a la vez cálido y familiar.

Para Josh Kaufman, la palabra ‘muzz’ describe ese sonido analógico con la voz de Paul enmarcada en brumas multinstrumentales. Con esta simple definición arranca la banda. Muzz es un proyecto musical llevado a cabo por tres amigos inquietos y virtuosos. Paul Banks (Interpol), Josh Kaufman (Bonny Light Horseman) y Matt Barrick (Jonathan Fire*Eater, The Walkmen y Fleet Foxes) han creado un disco debut repleto de texturas, intención y con regusto al buen hacer de décadas pasadas, pero con toda la artillería pesada del presente.
Muzz nace fruto de la casualidad. Banks y Kaufman se conocieron en España por avatares estudiantiles. Años más tarde, se mudaron a Nueva York y, a fuerza de coincidir en la escena de la Gran Manzana, estrecharon lazos entre ellos y con Barrick. Tiempo y algunas colaboraciones después, como la del solista de Paul Banks, Muzz eran una realidad en 2015. Y hoy, tras un lustro como grupo, tenemos su primer LP en nuestras manos: Muzz.

Fotos: Driely S

El disco debut de Muzz, el nuevo grupo que te encantará

A lo largo de 12 temas del álbum, Muzz nos llevan por un paseo onírico repleto de capas, de texturas y de intención. Durante todas las canciones sentimos una conexión extrema y una solidez excepcional. Todo está donde tiene que estar y tiene músculo. Algo poco habitual en un disco debut. Sin duda, la compenetración entre los miembros se nota y permea de una forma maravillosa el resultado final.

El origen, en lo que a bandas se refiere, de Paul, Josh y Matt aparece como leves pinceladas. El cariz intimista y adulto de los últimos Interpol, el sonido acústico cuasi psicodélico de Bonny Light Horseman, el intimísimo de The Walkmen y el folk bucólico de Fleet Foxes. Un mix que se fusiona, en su justa medida, dando como resultado el virtusiosismo de Muzz.

Si algo destaca en este LP es la producción preciosista y minuciosa de Kaufman. El detalle de los sonidos es asombroso. Instrumentos con sonoridad alterada pero sin alterar su autenticidad, sonidos de la naturaleza como trinos de pájaros y un tratamiento de voces sobresaliente son solo algunos de los highlights que nos sorprender al escuchar con atención los cortes.

Las atmósferas son las grandes protagonistas del homónimo de Muzz. Todo el largo se siente como una experiencia pastoral locus amoenus musical. Banks y los suyos nos introducen en un bucle de paz y serenidad rodeados de vegetación, aislados. Una vibra que nos retrotrae a los primeros discos de Bon Iver. Y eso nos encanta.

Muzz nos regala un álbum fresco lleno de matices y con un acabado melancólico indie que es más que perfecto para la reflexión y el esparcimiento en soledad de los tiempos que nos ha tocado vivir. Porque el folk es un compañero de fatigas que nunca pasará de moda, amigas.

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