Os presentamos Pressure: las infinitas caras del caos. Un cortometraje a medio camino entre la ciencia-ficción y las fashion films con toques de mitología griega. Podéis verlo al final de esta entrevista con su director, Ernest Desumbila. Un capricho visual para cualquier amante de los sitios abandonados, la moda o Alien.
Pressure: las infinitas caras del caos supone una mezcla entre mitología griega, ciencia-ficción y fashion films. ¿Cuál es su origen?
Ernest Desumbila: Paso parte del año rodando publicidad por todo el mundo. Durante esos viajes mato los tiempos muertos creando moodboards con imágenes, gifs, vídeos o frases que me inspiren, intentando crear una mezcla visual que no se haya visto antes. Me atraía la idea de unir dos mundos totalmente opuestos como son el que rodea la mitología griega y el de la cultura actual de extrarradio, todo bañado con un toque futurista y distópico. Durante el proceso, descubrí en Instagram la marca de moda Pressure, que jugaba también con esos códigos. Con esos elementos empecé a hilvanar una historia: esos chavales debían resetear el planeta de un futuro colapsado, invadido por el dios Caos. Quizás ninguno sobreviva, pero demonios… hay que intentarlo.
Alien, Matrix, Blade runner… ¿Cuáles han sido las referencias a la hora de crear este mundo distópico?
Bueno, me he criado con todos esos VHS en loop una y otra vez, al final se te queda ahí un imaginario del que es difícil desprenderte. De niño dibujaba sin parar cómics inventándome segundas partes de esas películas; soy fan de todo este tipo de ciencia ficción, esa que puedes llegar a creerte, no pasada de vueltas.
Como habréis visto, tenía a fuego esa imagen de Sigourney Weaver en su exosqueleto. Aquí he retratado esa estampa como una especie de sacerdotisa ciberpunk adorada por sus fieles, enganchados a la tecnología como modo único de salvación.
Acantilados, parajes post apocalípticos, interiores lujosos… ¿A dónde pertenecen las localizaciones?
Quería pocas localizaciones pero que fueran alucinantes, como de otro mundo. Aunque parezca mentira, todo está rodado muy cerca de Barcelona, a no más de 40 minutos. El lugar de arquitectura brutalista que abre el film es el cementerio de Igualada, y la autopista abandonada donde circula el Audi perdido es el mítico circuito abandonado de Sitges. A veces no hace falta ir muy lejos para encontrar joyas como estas, solo hay que buscar echándole mucha imaginación y horas de investigación.
Se ha rodado mayormente en inglés. ¿Tiene una proyección internacional?
En la situación en la que estamos, se ha estrenado online para que todo el mundo lo disfrute. Sin barreras, sin festivales y sin pagar un euro, un regalo para todos. A nosotros nos gusta mucho el resultado y queremos simplemente compartirlo. No buscamos premios, solo que la gente lo vea.
Los efectos especiales juegan un papel fundamental. ¿Es una de las especialidades de vuestra productora, Sauvage.TV?
Así es. No somos Industrial & Magic, pero a los efectos que creamos les ponemos todo el mimo y gusto que humanamente es posible. Por eso, en este film hemos optado por incluir pocos elementos de VFX, pero que los que hay suban la pieza a otro nivel procurando, al mismo tiempo, que pasen tan desapercibidos como sea posible. Hay quien me ha preguntado dónde hemos alquilado el robot… ese era el objetivo.
Lo estrenáis en pleno estado de alarma. ¿Ha retrasado de algún modo su post producción?
Estábamos todos en el estudio ultimando los efectos visuales cuando estalló todo esto y tuvimos que activar el trabajo en remoto. La suerte es que todos los artistas involucrados reaccionaron fantásticamente, cada mañana hacíamos videollamadas para ponernos de acuerdo y poder finiquitar el film. He apretado para lanzarlo en la recta final de este confinamiento porque creo que la gente lo sentirá de alguna manera más especial al ver que empieza a vislumbrarse un rayo de esperanza.
Pressure supone el salto de Sauvage.TV a la ficción. Es el primero de tres proyectos cinematográficos para 2020. ¿Qué nos podéis contar de los otros dos?
Estamos preparando una miniserie donde la música es el catalizador del proyecto e hilo conductor de todas las historias. Las técnicas audiovisuales también serán protagonistas en cada capítulo; queremos crear algo único, pero por desgracia no podemos contar mucho más. Queremos trasladar todo nuestro imaginario a la ficción y creemos que va a funcionar muy bien. ¡Roar!
