Savages - Adore Life

Savages dan un paso hacia adelante con ‘Adore Life’, un disco de amor verdadero.

Cuando Savages aparecieron en la escena allá por 2013, lo hicieron con un producto en el que cada detalle parecía estar cuidado al milímetro. No era solo la estética de sus cuatro componentes, siempre de riguroso negro, ni su hiper frenética actitud sobre el escenario, ni la polémica prohibición del uso de móviles en sus conciertos; allí había algo más. Se trataba de un discurso más profundo, algo que quedaba bien patente en el manifiesto que ocupaba la portada de su debut, ‘Silence Yourself’ (Matador, 2013) y que servía de introducción a once temas de corte post-punk, austeros, en ocasiones fríos y con un aura de seriedad excesiva que envolvía el conjunto. La fórmula funcionó, y el disco rápidamente se posicionó muy alto en todas las listas de lo mejor del año, coronando a Jehnny Beth, Gemma Thompson, Fay Milton y Ayse Hassan como las herederas directas de Joy Division y Siouxsie and The Banshees.

Con una trayectoria tan meteórica, el cuarteto de Londres debía decidir si repetir lo que sabían que funcionaba o abordar nuevos territorios sonoros. La solución pasó por realizar una residencia de nueve noches en distintos locales de Nueva York, donde mostraron las canciones nuevas a su público y les pidieron opinión para ver qué funcionaba o qué debía mejorarse.

El resultado es ‘Adore Life’ (Matador, 2016), una continuación mucho más compleja que su predecesor, como ya se pudo comprobar en ‘The Answer’, single que sirvió de adelanto y que concentra la esencia del nuevo sonido de Savages. Esto es, riffs de guitarras acelerados, casi salvajes, que combinan perfectamente con una batería que ahora ya no se dedica únicamente a marcar el ritmo, sino que rellena todos los huecos que existían antes. Un muro de sonido más propio de Swans -grupo que admiran y con el que han girado- que de sus referencias más obvias, y que en las canciones más aceleradas como ‘T.I.W.Y.G.’ adquiere gran relevancia. El registro además se amplía en este disco, con temas como ‘Evil’, más bailable y en sintonía con las primeras Savages o ‘Adore’, un acercamiento a la balada más clásica y descarnada.

Pero si algo ha cambiado en esta nueva etapa es sin duda la lírica. Ahora el amor es el protagonista absoluto de las diez canciones del disco, pero no en el sentido naïf de la palabra. Jehnny Beth canta en ‘Sad Person’: “Love is a disease/The strongest addiction I know/What happens in the brain/ Is the same as the rush of cocaine” [El amor es una enfermedad/ La adicción más fuerte que conozco/ Lo que pasa en el cerebro/ Es lo mismo que un subidón de cocaína]. El amor se presenta en ‘Adore Life’ como algo real, extremo y en ocasiones doloroso (“This is what you get when you mess with love” [Esto es lo que consigues cuando juegas con el amor]), pero no por ello menos necesario (“Sleep with me/ And we’d still be friends/ Or I know/ I’ll go insane” [Duerme conmigo/ Y seguiremos siendo amigos/ Si no sé/ Que me volveré loca]. La libertad sexual también se cuela aquí como parte indisoluble de los sentimientos (“When I take a man/ Or a woman/ They’re both the same/ They’re both human” [Cuando estoy con un hombre/ O con una mujer/ Los dos son iguales/ Ambos son humanos]). Aunque si hay algo que se filtra en cada uno de los temas es el amor hacia la vida, como el estribillo de ‘Adore’ se encarga de sacar a la luz: “I adore life” [adoro la vida] se repite una y otra vez, dejando claro que a pesar de la crudeza del envoltorio, el centro de este disco es cálido.

Y así, dejando a un lado la excesiva seriedad y abriéndose más -en todos los aspectos- es como Savages han logrado superar con creces las expectativas en torno al ya de por sí dificil segundo disco. Ahora queda comprobar si los directos, el otro gran pilar de su éxito, está la altura de lo grabado.