Ashley Williams SS21, una colección inspirada en el caos por la pandemia del coronavirus.
Formada en diseño por la Universidad de Westminster, como otros muchos de los grandes talentos creativos de la moda británica desde el año 2000, Ashley Williams (@ashleywilliamslondon) hizo su debut en la pasarela alternativa de Fashion East. Fue en febrero de 2013, un año y medio después presentaría su colección primavera verano 2015 en la London Fashion Week ganando en varias ocasiones el premio Newgen del British Fashion Council. Reconocimiento que le ha llevado a colaborar con marcas como Vans. Para su colección Ashley Williams SS21, la diseñadora admite haberse sentido influida por el caos de la pandemia del coronavirus. De hecho, a modo de reacción subconsciente, por primera vez, y sin que sirva de precedente, Ashley Williams preparó su colección SS21 sin pensar en looks completos, sino simplemente en prendas individuales que le encantaban, ya sea para llevar o como placer visual. Y dijo: “no pienso en esto como en una colección, sino más como en un caos aleatorio de ropa”. En realidad, así es como plantean la mayor parte de las marcas comerciales sus colecciones, como un conjunto de piezas.
En Ashley Williams SS21 vemos como los valores de la marca de moda británica, asociados a la cultura punk y pop, se materializan con mayor intensidad. Incluso, la crítica más conservadora podría considerarla como una mezcla de mal gusto generada a partir de las subculturas urbanas de las últimas décadas. Un ejercicio que en realidad define el estilo extravagante de los londinenses más estilos. Pero hay que reconocer que en la colección Ashley Williams SS21, donde aparentemente nada parece tener sentido, todo se presenta bajo una armoniosa partitura. La combinación mental de lencería en tafetán rojo, satén negro, cuero, encaje, camisetas estampadas con aerógrafo, mohair con print de marihuana y denim tratado con ácido se percibe como si a Ashley William se hubiese sometido a una lobotomia y todos los recovecos de su cerebro, cubierto de telarañas, se nos presentara en bandeja para analizar todos sus recuerdos y referencias. En realidad, y aunque se haya planteado la colección de una forma muy distinta, la firma de Ashley Williams es totalmente reconocible y coherente.
Todo lo que ha provocado un impacto ante los ojos de Ashley Williams, ahora se convierte en elementos de su nueva propuesta de moda. Por ejemplo, prints extraídos de su colección de revistas de tatuajes de los 80, sus mascotas convertidas en estampados, bolsos que codiciaba de niña, cuadros escoceses, referencias a las películas de la productora Troma, el Britpop, el Grunge… Incluso el desinfectante de manos aka gel hidroalcohólico, tiene presencia en la colección. Un caos sobre el que reflexiona la diseñadora: “nunca tuve un pensamiento claro, solo un sentimiento de las cosas que me gustaban”. Un caos creativo en el que la propia Ashley Williams reconoce haberse sentido realmente libre por primera vez.
