Cannibal Raw Bar: comer crudo y beber en una cueva

Lo confieso. Algo en mí se resistía a pisar lo que antes fue el Café Oliver. Demasiados buenos recuerdos. Algunas noches en sus bajos, muchos brunch de los de verdad en su luminosa planta de arriba. Lugar de leyenda urbana, pero ésta bien cierta. Uno se revelaba ante la mala noticia con la actitud rebelde del que se autoconvence de que todo pasado fue mejor, de que mal rayo le parta al devenir de los tiempos. Pero oye, a regañadientes se da una oportunidad al presente. Y el ahora pertenece a sitios como el Cannibal Raw Bar.

Cannibal Raw Bar: comer crudo y beber en una cueva

Imagen superior: detalle de vitrina con cabeza de vaca en Cannibar Raw Bar

Cannibal Raw Bar: comer crudo y beber en una cueva

Imagen superior: interior de la sala principal de Cannibal Raw Bar

Buen nombre, vive Dios, con esa combinación de gancho de izquierda y modernidad que tanto gusta en estos tiempos. Así que regresamos al esquinazo de fachada azul que tan feliz nos hizo para intentar no ser muy crudos con la nueva criatura. Perdón por el chiste fácil. Por lo de crudos y eso. Porque Cannibal Raw Bar es un restaurante de comida (casi) sin fuego. Una interesante vuelta de tuerca a la fiebre crudívora.

Cannibal Raw Bar: comer crudo y beber en una cueva

Imagen superior: mesa aislada en la planta de arriba

Veamos, el local ya era bonito entonces, incluso cuando en tiempos de guateque un tal Adolfo Marsillach le echara el ojo. Pero hemos de admitir que Cannibal Raw Bar no ha podido quedar más guapo, reguapo. La distribución básica apenas ha cambiado, algo de agradecer. La respetuosa intervención del estudio Make (Daniel Robledo) sofistica el look que ya de noche brilla el doble, aunque los ventanales siguen permitiendo que de día la luz natural entre a chorro. Paredes de ladrillo, maderas negras, taburetes de piel, barra de mármol, baldosa hidráulica. Que sí, hay mucho todavía de Madrid, pero bien podríamos estar en Brooklyn. Lo dicho, el signo de los tiempos.

Cannibal Raw Bar: comer crudo y beber en una cueva

Imagen superior: detalle de las cartas de Cannibal Raw Bar

El caso es que podríamos estar al otro lado del río Hudson pero también en pleno centro de A Coruña, donde Rodrigo Marchal e Ignacio Juanvelz llevan desde 2014 exhibiendo esta fórmula cruda a la gallega. Producto tal cual concebido como tiradito, tartar o ceviche. Pero este Cannibal Raw Bar se disfruta en Las Salesas de Madrid.

Cannibal Raw Bar: comer crudo y beber en una cueva

Imagen superior: plato de ceviche de corvina con leche de tigre

Canibalismo a la gallega.

En frío, ensaladas de tomate o de quinoa; carpaccios de pulpo, de solomillo de vaca gallega y de pez mantequilla; tartares thai, de atún picante o un clásico steak tartare; ceviches de vieiras, de corvina o de mero salvaje. Pero tiene truco al colar producto cocinado aunque sea de refilón. Esas sardinas del Cantábrico ahumadas, esas alcachofas a la plancha, esos dumpligs de carabinero con panceta ibérica, esas navajas de la Ría a la sartén, esas carrilleras o ese lomo saltado peruano o ese arroz Chaufa con ventresca de Almadraba. Lo suyo es no descartar ni una fórmula ni otra, probar las especialidades raw pero no perderse las de acento más gallego por mucho golpe de calor que se les haya dado. Seamos o no caníbales, apostamos siempre por devorar.

Cannibal Raw Bar: comer crudo y beber en una cueva

Imagen superior: vista cenital de lomo saltado peruano

Como ahora muchos restaurantes se desdoblan para que su clientela siga enganchada a ellos más allá de la carta de comida, Cannibal Raw Bar es un lugar perfecto para la primera copa. O la última. En la barra o en las mesas, atención a la bodega de la que, ya que estamos, tiramos de Rias Baixas, Valdeorras o Ribeiro. En total, unas 70 referencias. Además, las copas están bien servidas y la coctelería irá en aumento. Con una puesta en escena tan lucida, merece la pena quedarse un rato. El puntazo lo pone el sótano en donde la cueva del Cannibal Raw Bar tienta cada vez que enfilamos las escaleras para lavarnos las manos. El cuarto de baño no puede ser más teatral, al estilo de lo que los últimos garitos de moda vienen practicando: efectismo y expectativas de misterio. Velas, telones, espejos, grifería dorada, una cabeza de vaca monda y lironda, paredes en crudo. Otra vez el chiste. Una vez que hemos bajado, nos quedamos en la cueva hasta que nos echen a las tantas.

Cannibal Raw Bar: comer crudo y beber en una cueva

Imagen superior: detalle del plato de picaña de black angus

Cannibal Raw Bar: comer crudo y beber en una cueva

Imagen superior izquierda: vista cenital del steak tartare. Derecha: vista cenital de carpaccio de pez mantequilla con pimentón y cebolla roja

Cannibal Raw Bar: comer crudo y beber en una cueva

Imagen superior: postre de cheesecake

Cannibal Raw Bar: comer crudo y beber en una cueva

Imagen superior: bajada a los lavabos en la cueva de Cannibal Raw Bar

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Cannibal Raw Bar
Calle Almirante, 12, Madrid
910 26 87 94
cannibalrawbar.es

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