FERNANDO ALFARO

CON SUS CANCIONES, LA VIDA ES ALGO MENOS EXTRAÑA Y RARA

Según me dice él mismo, tengo el privilegio de ser la primera entrevista que realiza para la promoción de “La Vida es Extraña y Rara” (Marxophone, 2011), y eso intuyo que es bueno. Me cuenta también que lo de hacer promo no es algo que le vuelva loco (en realidad aún no he topado con ningún artista a quien le encante) así que con los primeros periodistas aún no está demasiado cansado de repetir siempre las mismas cosas. Fernando Alfaro acaba de lanzar hace unos pocos días un disco plagado de temas reposados -que no ligeros- bajo el abrigo de Marxophone, una historia resumida como autoedición  colectiva con el respaldo de I’m An Artist de la que participan Nacho Vegas y Raúl Refree, quien, además, ha producido este último álbum del manchego. A pesar de no ser su plan soñado para un lunes por la tarde (con maleta y guitarra a cuestas incluidas), Fernando no escatima en sus palabras ni en su empeño de dejar claras sus ideas. Así que empezamos por unas cañitas, aunque él prefiere un gin-tonic. Viene directo de Barcelona, donde vive desde hace un tiempo. Aparcamos sus bártulos en una columna del bar donde hemos quedado, y, ya vaso en mano y tapa mediante, le doy al botón rojo de mi grabadora.

Una vez dijiste, refiriéndote a este disco, que o hacías el mejor disco de tu carrera o no lo harías. ¿Crees que lo has hecho? Esa frase hay que contextualizarla, si no suena un poco a la típica fanfarria de promoción. Está sacada de una conversación que tuve con Raúl Refree antes de comenzar con este álbum. Me acababa de mudar a Barcelona, y tenía el brazo roto, con lo cual mi futuro resultaba bastante incierto. Tenía una serie de canciones, algunas de ellas creía que buenas. Le dije a Raúl que cuando me recuperase del brazo se tenía que venir a casa a escucharlas y que tendría que ser sincero conmigo. Si creía que de ahí podía sacar mi mejor disco, entonces lo haríamos. A estas alturas, no le veo sentido a sacar un disco salvo que estés muy convencido del material que tienes entre manos. Las canciones le encantaron, y comenzamos con la idea de grabar. Antes de ponerme a ello, di un concierto una noche y volví a accidentarme y a romperme el mismo brazo. Obviamente eso retrasó todo el proceso, pero durante todo ese tiempo Raúl siguió muy convencido con los temas y me sirvió de motor para sacar el disco adelante.

Y ahora que el disco ya es una realidad, ¿crees que es el mejor? Ahora mismo estoy demasiado metido, no puedo verlo con distancia. Pero probablemente lo sea. Si no el mejor, te diría que está al menos entre mi top 3. O al menos gente que no tiene por qué mentirme y de la que me fío, así lo opina. ¡Aunque yo no suelo preguntar, por si acaso!

¿El hecho de haberte embarcado en este proyecto de un modo mucho más solitario (sin banda, sin sello detrás) crees que ha influido en ello? Si te soy sincero, Raúl ha estado tan presente en todo el proceso del disco que no me he sentido solo con este proyecto en ningún momento. He tenido mucha fe en él, quería darle un empuje diferente al disco y desde el primer momento pensé en él para evitar caer en mis propios lugares comunes y huir de las herramientas de las que uno acaba tirando cuando ya ha hecho eso mismo otras veces. Además, para tocar en directo, salvo cuando lo haga en acústico -obviamente- tendré una banda, y yo me involucro tanto con estos temas que al final acaba siendo casi lo mismo que formar parte de un grupo. No a efectos de toma de decisiones, pero es muy parecido a lo que yo he tenido antes.

Dices también que te gustan las cosas extremas, y este es tu disco más desnudo. ¿Consideras que camuflar menos las letras lo hace precisamente más extremo? ¿es más contundente decir las cosas a pelo que con un sonido potente detrás, aunque a priori suene más “light”? Exactamente, has dado en el clavo. Es un disco extremo, según mi razonamiento. He procurado contenerme mucho a la hora de producirlo precisamente por eso. Muchas canciones están compuestas sin guitarra y sin nada, como “Extintor de Infiernos”, que salió de una noche extrañísima. Antes me basaba mucho más en la melodía a la hora de componer, pero en este disco quería darle mucha más importancia a las letras. Sabíamos que queríamos que el plano de voz estuviera más alto, con ciertos elementos de fondo. Creo que en ese sentido Raúl lo ha clavado, hay guitarras muy sutiles, pero muy contundentes, también. Ya le tenía muy bien considerado, pero ahora sé que es mucho mejor productor de lo que yo pensaba.

Su huella está más que clara en el disco, sin duda. Ha de notarse, sí.

FERNANDO ALFAROEs curioso porque he hablado con muchos artistas reconocidos principalmente por sus letras, como Sr. Chinarro o tú mismo, pero ambos habláis de la melodía como pieza fundamental de vuestras canciones.
Siempre, desde el primer disco de los Surfin Bichos. Tanto la melodía como los acordes. Se dice, y es totalmente cierto, que la diferencia entre una poesía y una canción ya no es sólo la melodía, sino la cadencia, la inflexión vocal. Partiendo de eso, hay artistas más o menos verticales respecto a la melodía, tipo Paul McCartney, o más horizontales, como Lennon. Yo soy más vertical, y resulta muy exigente a la hora de cantar.

Hablemos de Marxophone. ¿Por qué ahora y en qué términos? Porque no es una autoedición al uso…
Yo ya había tenido una experiencia previa en este sentido, pero no tenía nada que ver. El hecho de tener detrás una empresa seria como I’m An Artist, encargándose de cosas que un artista no tiene por qué saber manejar, hace mucho. Sin embargo, hablando de la autoedición, llega un punto cuando llevas un tiempo en esto en el que resulta bastante incómodo no tener control sobre tus canciones. Además, no siento que me esté autoeditando yo solo, sino que formo parte de un mismo sindicato, o cédula, o colectivo, o llámalo como quieras. No te sientes obligado a colaborar con nadie, cosa que cuando estás en un sello de alguna manera si ocurre en muchas ocasiones. Es una relación mucho más libre con tu música y con lo que la rodea.

Lo que veo que mucha gente se pregunta es si sería posible sacar adelante algo como Marxophone si no fueseis quienes sois, siendo artistas mucho más anónimos que vosotros. Sí, claro. Siendo prácticos, lo que da dinero hoy día, en cuanto al negocio de la música, es el directo. Y en ese tema una discográfica no debería tener nada que ver, y es de lo que, de alguna manera, intentaban sacar tajada. En ese sentido ser dueño de lo que haces te da libertad y no te resta en posibilidades, puesto que un sello no pinta mucho en ese campo. Por eso recalcaba la importancia de tener detrás una agencia como I’m An Artist. Se encarga de manejar cosas que un artista no tiene por qué saber manejar y que hoy día sí que son importantes.

Una última pregunta ¿Por qué “la vida es extraña y rara”? Más que nada porque es una redundancia y una frase algo curiosa… Es una pequeña broma, una frase muy de estos tiempos. Creo que Aquarius sacó una campaña en la que decían que la vida era extraña y maravillosa, y yo al escucharla pensé en que era extraña y rara. Son de estos títulos que se te pegan, sin saber muy bien por qué. Ya me ocurrió con un disco titulado “78”, que la gente me preguntaba por qué lo titulé así y tuve que montarme una historia alrededor para que aquello tomara sentido cuando simplemente me nació así y pensé que quedaba chulo…