Hablamos con Sociedad 0, un grupo de jóvenes diseñadores y artistas que hicieron de su casa su lugar de creación, convirtiendo un espacio industrial de las afueras de Barcelona en su gran proyecto colectivo: un ejercicio de imaginación, diseño y ganas de hacer cosas.
Diseñadores, arquitectos o artistas necesitan del encargo para llevar a cabo su trabajo. Sin él, sus obras se quedarían en el mundo de las ideas y no conseguirían descender nunca a la realidad. Sin embargo, si el encargo no existe (que suele ser por otro lado la mayoría de las veces), es necesario acudir a la voluntad. Un buen ejemplo de ello es Sociedad 0 y su casa-taller. Venían de otra nave en Poble Nou, un lugar en el que aprendieron qué es la convivencia y la colaboración, pues allí vivían 16 personas. Durante un año aquel espacio fue testigo del nacimiento de este grupo que se mudó a una nave más amplia en Hospitalet. Sociedad 0 nos cuenta su comienzo y cómo han pasado estos meses de confinamiento.
Imagen superior: Sociedad 0, reunión en la terraza
Imagen superior: Una de las cocinas de su casa-taller, fotografía de Guillermo Lucena
Imagen superior: Separador-cortina en la casa y taller de Sociedad 0, fotografía de Guillermo Lucena
Tuvieron que ponerse de acuerdo y armarse de ganas para conseguir que aquel espacio funcionara para todos, así me lo contaban Sara Torres y Èlia Bagó : “El hecho de repensar el espacio industrial para transformarlo en una casa-taller, requiere del diseño de nuevos sistemas y costumbres.” Sistemas que ayudaban a la convivencia en comunidad pero también al desarrollo individual de sus proyectos. La casa de Sociedad 0 se concebía como “un espacio abierto, cambiante, no definido, permitiendo que cada miembrx se reinventara según el contexto constantemente.”
Imagen superior: maquetando durante el confinamiento
Imagen superior: Estantería en la casa y taller de Sociedad 0, fotografía de Guillermo Lucena
Estas cualidades han hecho que para aquellos como yo que siguen por Instagram a Sociedad 0, Sara o Èlia hayamos mirado sorprendidos -y celosos- la manera envidiable en que allí han pasado su confinamiento. En estos momentos de encierro hemos puesto a prueba los lugares en los que vivimos. Acostumbrados a nuestra vida en la calle pocas han sido las viviendas que han superado el confinamiento. La casa de Sociedad 0 ha sido una de ellas; demostrando el buen ojo y criterio de sus habitantes y de las reformas que en ella llevaron.
Imagen superior: acampada dentro del la casa-taller de Sociedad 0
Imagen superior: Mueble para herramientas, fotografía de Guillermo Lucena
Llegar a su casa es un viaje que merece la pena. Una vez llegas a su puerta, te recibe un pequeño ascensor, viejo y ruidoso, que te lleva hasta arriba. Llegado allí, el espacio ahora se ensancha de manera que te sientes pequeño: es la gran zona común. A la derecha, a través de unos grandes ventanales, entra la luz que llena el lugar. Recorres un suelo repleto de plantas que dan calidez y arriba, un techo bidireccional, con sus casetones, provoca sombras que lo hacen vibrar. A mano izquierda está una de las dos cocinas, espacios que siempre han compartido y que ahora durante estos dos meses los han utilizado incluso más: “comer juntos siempre ha sido una de las actividades principales en Sociedad 0.”
Imagen superior: Plantas en la casa-taller de Sociedad 0, fotografía de Emmanuel Álvarez
En esa cocina, han podido reflexionar durante estas semanas sobre el futuro que está por venir. A través de sus palabras se percibe incertidumbre, una sensación que tenemos todos, aunque hablan de ella con valentía: “Creemos que haber tenido más tiempo para reflexionar nos ha permitido aclarar ciertos objetivos personales y reforzar la idea de cambio constante. Una idea que siempre ha estado presente en Sociedad 0.” También allí, han podido divertirse juntos, jugando a juegos de mesa y rol, “cosa que antes no hacíamos, como jugar al Catán, al Continental y a Warhammer.”
Imagen superior: Paraguas-lámpara de Sociedad 0
También se han divertido creando. Han aprovechado este tiempo para seguir construyendo espacios y objetos, otorgando de más vida -si cabe- a ese lugar. Las paredes se levantan como tiendas de campaña, son ligeras y el aire pasa por ellas. Los espacios se abren y cierran como cortinas, pero son muros, siguen siendo muros. Sus herramientas nos sorprenden en armarios que no se ven, encajados delicadamente en sus tabiques. De nuevo el muro ya no es muro porque es mueble, y en él guardan sus utensilios. Por la noche, la luz artificial llega a través de objetos inventados. Un paraguas que ya no resguarda de la lluvia pero da luz; una estructura mágica.
Imagen superior: Exposición de trabajos de Sociedad 0 en la galería Moneo Brock de Madrid
La sensación de caminar entre todas las habitaciones es laberíntica, siempre encuentras nuevos rincones e incluso nuevos personajes. Puede ser que aparezca alguien a quien no esperabas ahí. Todo ello forma parte de su encanto. Una imagen de cuento en la que cada detalle es cuidado con mimo. Puertas gigantes de fibra de vidrio que se abren con soltura inesperada o agua que sale de lavabos de juguete. Tiendas de campaña que se montan y desmontan, parece una vivienda mutante. Y unas ganas locas de trabajar y crear -que he visto con mis propios ojos- hacen que merezca la pena echar la vista a Barcelona y estar muy pendientes de todo cuanto hacen.
