DIARIOS DE BICICLETA

DAVID BYRNE SOBRE RUEDAS

Como cuenta el propio Byrne en “Diarios de bicicleta” (Reservoir Books / Mondadori), hace décadas que el músico se mueve sobre dos ruedas, no sólo en Nueva York, ciudad en la que vive, sino en cualquier lugar del mundo en el que pase más de dos días. A tal efecto viaja siempre con una bicicleta plegable. “Diarios de bicicleta” es el resultado de muchos años de viaje y pedaleo: cada capítulo está dedicado a una ciudad, y sus paseos en bicicleta le sirven para retratar la arquitectura, el arte, las costumbres y la gente de cada una de las polis que visita.

A veces acierta, como cuando habla de la forma en que la arquitectura y el diseño urbano pueden condicionar por completo la vida de los ciudadanos. Pero hierra, y mucho, en otros puntos. Menciona una exposición de Buenos Aires en la que participa Santiago Sierra y a quien se refiere como un desconocido artista sudamericano, lo hace cuando afirma que la contrucción de las ciudades europeas responden al orden y la racionalidad, algo que, según él, se deja ver incluso en los bosques y el campo, donde no hay tendido eléctrico. Dice que los españoles nos jactamos de enseñar a hablar a los filipinos: reivindican que tenían una lengua propia. Pues claro, el tagalo. ¿Qué  comunidad no tiene lengua? De Buenos Aires se queda con un tópico intrascendente: que las chicas llevan vaqueros ceñidos porque hay más hombres que mujeres y la competencia es mayor (como si las neoyorquinas no se arregalaran), que los ingleses son clasistas o que todos los turcos llevan bigote.

Así que lo que empieza como un viaje entretenido cargado de sentido del humor se convierte al final en una sucesión de tópicos y en un continuo “namedropping” que emana mucho esnobismo. El libro incluye un apéndice con una serie de consejos para quienes se decidan a hacer de la bicicleta su medio de transporte y el diseño de unos anclajes que le gustaría ver en Nueva York. Francamente, servidora esperaba algo más del líder de Talking Heads y de alguien que se jacta página tras página de haber participado en muchas bienales de arte. Puede que el error haya sido el trasladar a un libro lo que no eran más que posts de su blog.